La bandera norteamericana formada por cañones, en vez de barras, y dolares, en lugar de estrellas. Otra ilustración de los dibujantes rumanos de Urzica en la República Popular Rumana. |
En aquel contexto, Estados Unidos no dudó en recoger el testigo del nazismo para continuar su lucha contra el comunismo, ideando el conocido Plan Marshall, mediante el cual se prestarían ingentes cantidades de dinero a los paises europeos occidentales a cambio del control de la economía y de la entrada de capital norteamericano en los paises "ayudados", donde se impuso poco a poco la hegemonia cultural, politica y economica norteamericana.
Igualmente, tras el final de la guerra, Estados Unidos empezó a apoyar abiertamente al régimen fascista del General Franco en España, aunque en realidad las grandes corporaciones norteamericanas ya lo habían hecho desde el comienzo de la Guerra Civil en 1936, como también habían apoyado económicamente al Partido Nacionalsocialista alemán o a Mussolini. La poderosa apisonadora del Ejército Rojo y la demostración de que la cohesión de los trabajadores soviéticos con el sistema era casi absoluta, convirtiendo a la URSS en un modelo de enorme atracción para los partidos comunistas de posguerra y los trabajadores europeos empobrecidos, llevaron a que Washington empezara a considerar al genocida español como un aliado, y a la oposición antifascista española como una amenaza para sus intereses.
Por ello, Francisco Franco se iría convirtiendo en un aliado de Estados Unidos en su lucha contra la Unión Soviética y la clase obrera mundial y para someter a Europa Occidental bajo su imperio. En 1950, los coqueteos entre ambas tiranías estaban empezando. En este marco,la Revista Urzica, revista satírico-política de la República Popular Rumana, publica en su número del 25 de mayo de 1950, el siguiente chiste gráfico. En él representa al pretendiente Tio Sam intentando comprar los favores de la deseada España, en manos del criminal sanguinario Francisco Franco, convertido ya tras la derrota de los que fueron sus mecenas y amos, Hitler y Mussolini, en un desesperado buscador de protector.
El Tio Sam está representado por un solícito y cortés galán cuya guitarra tiene por caja un enorme símbolo del dolar (con el que EE.UU. había comprado ya la voluntad de media Europa), mientras que el terrorista Franco tontea con él, con su abanico y su peineta, deseando entregarse a cambio de un puñado de dólares (todos sabemos que los burgueses no tienen patria, por mucha bandera que enarbolen cuando les interesa) y de, sobre todo, un protector que le mantenga en el poder para pesar del pueblo español. Su perverso romance duraría más casi tres décadas.
La viñeta del ilustrador rumano de Urzica, que firma como Leru, en la que se representa al Tio Sam y a Franco pelando la pava, está acompañada del siguiente texto:
Sam: ¿Te gusta esta melodía? !Te la dedico!
Franco: Preferiría que me dediques el instrumento
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