lunes, 19 de septiembre de 2016

La abstención arrasa en las elecciones rusas

Los soviéticos no creen en la democracia burguesa, obviamente. Ayer en la Federacion Rusa apenas un 45% de los trabajadores fueron a votar. Los que acabaron con la Union Sovietica ya convencen a muy pocos, a pesar de que gano su principal partido, Rusia Unida, lo que arraso fue la abstencion. En las principales ciudades, como Moscú o San Petersburgo (la mítica Leningrado), apenas se llegó al 30% de presencia en las urnas (35 y 33%, respectivamente).

El resultado final fue la victoria del partido de Putin, obteniendo 343 de los 450 escaños
que conforman la Duma o Cámara de Diputados. En segundo lugar se situó el Partido Comunista de la Federación Rusa, empeñado en seguir haciendo el juego a la clase que destruyó la Unión Sovíética, la burguesía, con 42 escaños, por delante del Partido Liberal Democrático, que consguió 39 diputados (otras fuentes cambian el orden de ambos partidos).

Por otro lado, Rusia Justa, formación que se declara socialdemócrata, se sitúa como cuarta formación parlamentaria con 23 diputados. Dos partidos que no tenían representación parlamentaria, el nacionalista Ródina y el liberal Plataforma Ciudadana, se han hecho cada uno de ellas con un escaño. Además, un candidato independiente conseguía un escaño en la república norcaucasiana de Adiguea.

Según los datos oficiales, la participación en los comicios de ayer fue del 47 %.

Como suele pasar en las farsas democráticas capitalistas, a pesar de la gran abstención o de la poca diferencia real entre las diferentes opciones ( desde la perspectiva de los comunistas, que aplican como nucleo de su análisis de la realidad la existencia de las clases y la explotación de una sobre otra), también el primer ministro ruso y cabeza de lista de Rusia Unida, Dmitri Medvédev, dio por hecho la victoria de su formación y calificó de “muy bueno” el resultado.

Como afirmaba con clarividencia Lenin sobre el circo electoral burgués, en realidad en estas votaciones solo se eligen a los gestores de la burguesía y, tras 25 años de saqueo y destrucción de los logros alcanzados por los trabajadores durante los años de Socialismo, parece que la mayoría de los rusos piensan como él líder bolchevique.

Datos definitivos oficiales: RT-Infografia

sábado, 10 de septiembre de 2016

Con republicanos españoles en la Resistencia Francesa, Anghel Haralampie

Anghel Haramlapie fue uno de los más de 500 trabajadores rumanos que lucharon contra el fascismo en España como miembros de las Brigadas Internacionales. Como muchos de los brigadistas, después estuvo encerrado en los campos de concentración franceses, teniendo prohibido regresar a su patria si en ella había un gobierno fascista, como en Rumania.

Tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, muchos de los que lucharon en España contra el fascismo no dudaron en formar parte también como voluntarios de los ejércitos que se enfrentaron a Hitler y a Mussolini, o de los movimientos partisanos que se crearon en los países ocupados.

En 1969 se publicó en la República Socialista Rumana, por la Editura Política, el libro Rumanos en la Resistencia Francesa, donde muchos de los que formaron parte de las organizaciones de partisanos franceses escribieron sus experiencias en la lucha contra el fascismo en Francia.

En el artículo que hemos traducido, Con los republicanos españoles en la Resistencia Francesa, Anghel Haralampie, que también fue lucharía como voluntario en las Brigadas Internacionales en España, nos cuenta cómo fue su participación en los grupos guerrilleros franceses y, con más interés si cabe, su experiencia tras el final de la Segunda Guerra Mundial, luchando en los maquis que cruzaron a España desde Francia para combatir al franquismo.

Con republicanos españoles en la Resistencia Francesa, Anghel Haralampie

En septiembre de 1939, cuando estaba recluído en el campo de concentración de Gurs, en el sur de Francia, junto con otros voluntarios de las Brigadas Internacionales, las autoridades nos pidieron que nos uniéramos como voluntarios a los regimientos que se estaban formando para luchar contra las tropas nazis. Junto con un grupo de camaradas rumanos, acepté sin dudar la propuesta. 

Después de una corta instrucción en Barcarès, fuimos enviados al frente del norte, encuadrados en el Regimiento 12 de infantería. Este regimiento estaba formado por hombres de diversas nacionalidades, aunque predominaban los españoles y franceses. 

En la región de Pas-de Calais participaríamos (entre diciembre de 1939 y mayo de 1940) en la famosa "drôle de guerre" (guerra rara[1]). que se terminó con la invasión y ocupación de Francia por el ejército alemán.

En julio de 1940, después del armisticio, fuimos desmovilizados e internados de nuevo en Gurs, pero en esta ocasión aislados del resto de los voluntarios que habían formado parte de las Brigadas Internacionales en España y que se encontraban también en aquel campo.

Poco tiempo después, a causa de que teníamos la cartilla militar de soldados franceses, fuimos liberados del campo, ofreciéndonos la posibilidad de trabajar en las granjas de la región, donde permanecimos unos tres meses, trabajando a cambio de comida. Pero tras aquel periodo, nos presentamos en la prefectura de la ciudad de Pau, que nos concedió un permiso para trasladarnos a Marsella.

Allí nos encontramos con otros rumanos y quedamos entre todos en intentar regresar a Rumania. El consulado rumano[2], al que nos dirigimos, rechazó nuestra vuelta a casa, argumentando que habíamos luchado en un ejército extranjero, perdiendo con ello la ciudadanía.

La necesidad hizo que, junto con Alexandru Bulc e Iosif Balan, nos pusiéramos a trabajar como leñadores en los bosques de Bouches-du-Rhône, después en Vaucluse y, más tarde, durante un tiempo en Drôme.

Se trataba de una región montañosa, donde la humillación sufrida por la derrota de Francia y el saqueo del país por parte de los ocupantes hizo que se prendiera en el ánimo de los franceses una poderosa llama de odio hacia los invasores alemanes. La resistencia política contra los ocupantes y los traidores empezó a hacerse notar en estos lugares alrededor de principios de 1941. Y, hay que decirlo, los más activos animadores de los movimientos por la unidad contra el fascismo eran los comunistas. Pronto se impuso la necesidad de no quedarse atrás con respecto a otras regiones en lo referente a la lucha clandestina contra las fuerzas represivas de los invasores y los colaboracionistas de Vichy.

Los primeros pasos en la preparación de las acciones posteriores consistieron en armar a los hombres disponibles con escopetas de caza y revólveres procedentes del desarme de los gendarmes por el pueblo.

Como he dicho, por aquel entonces me encontraba en el departamento de Drôme. Trabajaba en una carbonera haciendo carbón vegetal, combustible con el que se sustituía la gasolina en los motores, adaptándolo para este menester. Los carboneros estaban entonces muy solicitados y muchos de los que vivían en la clandestinidad escaparon de esta forma a la vigilancia de las autoridades.  Se trabajaba en el corazón de los bosques, en lugares poco accesibles. De hecho, aquí se formaron los primeros núcleos de la resistencia, preparándose para entrar en acción.  Una vasta red de informadores, formada por campesinos de la zona, nos indicaba continuamente si aparecía algún peligro o sobre cualquier movimiento de las fuerzas del orden. En todo caso, raramente se aventuraban los gendarmes por aquellas zonas.

Así se efectuó la preparación militar de los jóvenes maquis, en los llanos de los bosques, protegidos de ojos indiscretos.

La resolución de resistir de la población se concretizaba también mediante la ayuda que daban a los maquis, avisándonos cuando las cartillas alimentarias llegaban al ayuntamiento. Era sabido que los alimentos estaban racionados y distribuidos en cantidades muy pequeñas. Las cartillas eran recuperadas en un simulacro de ataque por los grupos de partisanos, con la complicidad de los patriotas que trabajaban en la alcaldía.

Hacia la mitad del año 1943, el movimiento de la Resistencia se había desarrollado hacia formas más complejas.  Se constituyeron seis batallones de 150 hombres cada uno. Las acciones estaban dirigidas por la comandancia de la región F.T.P.F.[3], al frente de la cual estaba un camarada francés cuyo nombre de guerra era „París”.

Nuestras armas habían sido recuperadas de la guardia movil (gendarmes a caballo), y constaban de carabinas, pistolas automáticas y ametralladoras.

Tras haber sido conquistada también la „zona sur” por la armada de Hitler, una parte de las fuerzas encuadradas en las unidades militares francesas (del „ejército del armisticio”)[4], que estaban destinadas en los departamentos de Drôme, Vaucluse e Isère,  se integraron en los batallones del F.T.P.F., trayendo consigo su armamento (también algunos cañones que habían escondido y puesto a salvo tras la invasión alemana), consiguiéndose liberar después casi toda la región de Drôme.

En un principio, estos militares franceses no participaron en todas las acciones organizadas directamente por el F.T.P.F. Nos entregaban armamento y nosotros, a cambio, les aprovisionábamos con alimentos, pues disponíamos de ellos debido a la colaboración estrecha con la población local.

Teniendo en cuenta todo lo relatado más arriba, era de esperar que las tropas alemanas se lanzaran, tarde o temprano, contra los partisanos. Los primeros ataques fueron dirigidos principalmente contra las fuerzas ubicadas en el monte Venton (entre Vaison y Sault), y se realizaron en combinación con la aviación, que incendiaba grandes superficies de bosque con la intención de hacer arder las posiciones de los maquis.

Imagini pentru gurs
Campo de concentración francés de  Gurs
Los bosques fueron presa de las llamas, pero nosotros teníamos amplias posibilidades de maniobra. Así que continuamos golpeando a los ocupantes con tácticas de guerrilla, con rápidos ataques sorpresa: nuestros principales objetivos eran, en especial, cuarteles y centros de instrucción alemanes. Las operaciones eran llevadas a cabo por grupos de 3 o 4 hombres, tanto con camiones como con bicicletas. Atacábamos barriendo el objetivo con ráfagas de metralleta y lanzando granadas.

En noviembre de 1943 atacamos en Vaison un cuartel ocupado por militares nazis. La operación había sido minuciosamente preparada, participando en ella unos 200 partisanos. Era la primera operación realizada con fuerzas masivas. El ataque duró cuatro horas, causando al enemigo graves pérdidas. Nosotros perdimos 23 hombres. Los alemanes, recuperándose del estupor causado por nuestro raudo ataque, intentaron tomar represalias y destruir un pueblo en el que sospechaban que nos habíamos refugiado, pero su tiro de artillería no fue bien calibrado y todos los obuses cayeron más allá de su objetivo.

Recuerdo otra operación que iba a efectuarse contra una concentración alemana en Séderon.  Desafortunadamente, se saldó con una derrota sangrienta. El enemigo había conseguido, comprándole, la ayuda de un oficial degradado que se encontraba al mando de uno de nuestros batallones. Como el plan de ataque había sido desvelado, los alemanes lograron capturar a 42 compañeros, de los 150 que formaban los efectivos con los que se iba a desarrollar el ataque.

Desarmados y amontonados en camiones, los 42 héroes fueron ejecutados en la plaza de la ciudad, siendo después sus cadáveres arrojados en las aceras. La población fue obligada a asistir, afligida, a aquel sombrío espectáculo nazi.

El resto de nuestras fuerzas, tras lograr refugiarse en los bosques cercanos, se reagruparon. El traidor, finalmente, fue capturado poco tiempo después y ejecutado.

El fracaso de la acción provocó un acerbo ambiente de lucha, intensificando todavía más el odio contra los invasores.

Otra operación digna de ser recordada, en esta ocasión de mayor magnitud, tuvo lugar en el año 1944, tras el desembarco de los aliados en las playas de Normandia, y en la que participé también yo. Se produjo en las circunstancias de la retirada de las tropas nazis del departamento de Drôme.

En su repliegue, y para salvar su piel, los alemanes destruyeron el armamento pesado (tanques, cañones, y otros). Se dirigían hacia Valence, desde donde pensaban continuar su retirada Rodano arriba.  Las unidades de la Resistencia intentaron cortarles el camino de acceso a Valence. Sin embargo, los alemanes contratacaron y nos empujaron hacia las arboladas colinas. Después, como yo no había recibido la orden de retirada, me quedé solo en mi puesto de ametralladora, emplazado entre las rocas a una distancia de cerca de 50 metros del lugar donde los alemanes habían montado mientras tanto un cañón antiaéreo, con el objetivo de proteger la columna en su huida. Permanecí en mi puesto durante tres días y tres noches. Después de que el grueso de las tropas se había retirado y mientras pasaba la última columna de alemanes sobre carros de caballos, seguida de la infantería, por propia iniciativa abrí un fuego intenso sobre ellos. Nuestro batallón de partisanos, siguiendo desde la cumbre lo que sucedía, descendió apresuradamente al valle y capturó a los soldados rezagados de la columna alemana. Cuando  me encontraron, mis compañeros me confesaron que me habían creido muerto.

Todas las unidades partieron después persiguiendo a los alemanes, que tenían prisa en embarcarse en Valence. Allí, sin embargo, fueron sorprendidos por las tropas aliadas, que habían desembarcado en el sur de Francia y junto a las que avanzamos hacia el norte. En la batalla que tuvo lugar en Valence hubo muchas víctimas por ambos lados.

Fue mi última participación en los combates sobre el territorio francés. La, sin embargo, todavía no había terminado para mí.

En aquel final de año de 1944, el clima político generado por la inminente derrota del nazismo por las fuerzas antifascistas aliadas, con la URSS al frente, iba a inflamar el ánimo de los combatientes republicanos españoles, cuya patria sangraba bajo el terror franquista.

En este contexto histórico, los españoles que tanto contribuyeron a la liberación de Francia, en su deseo ferviente de impulsar el movimiento de Resistencia para liberar su propia patria, decidieron reagrupar las fuerzas que habían luchado en las formaciones del F.T.P.F. y continuar la lucha en España. El reagrupamiento tuvo lugar en el mes de noviembre de 1944, en Montélimar, departamento de Drôme. Me uní también yo con entusiasmo a esta acción con la que me sentía tan identificado.

Imagini pentru maquis en españa
Maquis cruzando los Pirineos
Dotados con armamento ligero y contando con algunos medios de transporte, los cerca de 35.000 combatientes marchamos a Toulousse, desde donde teníamos que dirigirnos a la frontera española.  El reagrupamiento duraría unas tres semanas.

Llegamos a la frontera, que cruzamos por un territorio extenso, entre Bayonne y Perpignan. Estando el ataque muy bien coordinado, logramos liberar un territorio español de una extensión aproximada de 35 kilómetros.  Liquidamos la resistencia de los puestos de la Guardia Civil española, manifestando la población local un entusiasmo indescriptible. Pero desasfortunadamente, después de 25 días, las autoridades francesas nos dieron la orden de regresar a territorio francés. En caso contrario, amenazaban con cerrar la frontera a nuestras espaldas.

No voy a dar más explicaciones sobre las causas de esta medida dictada por las autoridades francesas, que se hicieron claras en una fase posterior de la situación política. Al regreso, sin embargo, tuvimos la precaución de esconder una parte de nuestras armas en las montañas.

Pronto nos organizamos de nuevo, y en esta ocasión de modo clandestino, en pequeños grupos de unos 7-10 hombres. Así que en el mes de diciembre de 1944 me encontraba al frente de un grupo de siete combatientes que penetró de nuevo en tierra española.

Después de unos 15 días, durante los que encontramos en nuestro camino a otros grupos de partisanos españoles,  continuamos avanzando hacia el interior de España, siguiendo las cadenas montañosas hacia el sur, donde operaban desde hacia muchos años formaciones guerrilleras. En un pueblo de Andalucía, cerca de Córdoba, atacamos un cuartel de marroquíes. El cuartel fue tomado por sorpresa en plena noche. Éramos casi 300 partisanos. Tras el exitoso ataque, que se saldó con una gran parte de los efectivos franquistas diezmados, se nos ordenó hacer economía de municiones y retirarnos a las montañas, siguiendo un itinerario establecido previamente.

En los montes de Córdoba permanecimos casi 15 días y, después de terminar de reagruparnos, una parte de los combatientes extranjeros volvimos de nuevo a Francia. Nuestro peregrinaje por territorio español, con algunas escaramuzas por el camino, duró seis meses. El 9 de mayo de 1945 me encontraba otra vez en Francia.

Tras la victoria sobre las oscuras fuerzas fascistas el 9 de mayo de 1945, fui desmovilizado, regresando a mi país en diciembre de 1945.

Echando la vista atrás hacia aquellos años, no puedo terminar esta breve retrospectiva sin evocar, lleno de reconocimiento, la satisfacción moral que me aportó el contacto directo con los camaradas de lucha, con la población francesa y española. Aquellas vivencias grabaron profundamente en mi corazón el afecto hacia los pueblos que luchan por defender su independencia, por la humanidad y por la liberación del hombre de toda explotación.

[1] En español se suele conocer como "guerra de broma", a veces también como "la guerra falsa" o "guerra ilusoria", aunque el autor del artículo la traduce en rumano como "ciudate razboi", guerra rara). (Nota del T.)

[2] Rumanía tenía entonces un gobierno fascista dirigido por el Mariscal Antonescu, bajo el reinado del rey Mihai I (Nota del T.)

[3] Francotiradores y Partisanos Franceses (FTPF) (Nota del T.)

[4] Si bien la Wehrmacht no estaba estacionada en la zona libre, la seguridad interna de ésta dependía solamente de las fuerzas policiales del régimen y de un ejército francés (el "ejército del armisticio") reducido a solamente 100.000 hombres en todas sus armas, sin artillería pesada ni tanques (Nota del T.)

martes, 6 de septiembre de 2016

Decenas de armas nucleares norteamericanas ya están instaladas en Rumania

Imagini pentru deveselu nuclearSputnik Moldova ha publicado, según datos tomados de la Organización FAPTE de Bucarest, en declaraciones de su presidente Ovidiu Badiu, que Estados Unidos ha instalado ya decenas de ojivas nucleares en la base de Deveselu, en el suroeste de Rumania, como consecuencia del cambio de alianzas acaecido en Oriente Medio, y el acercamiento de Turquía a Rusia.

Badiu explicó que "40 ojivas nucleares se encuentran ya en territorio rumano, en una operación realizada con todo el secreto posible por los ejércitos rumano y norteamericano".  Anteriormente, EuroActiv ya publicó la intención de Washington de realizar el traslado, aunque el gobierno rumano intentó negarlo.

La explosión de una sola bomba nuclear B-61, como las instaladas en Deveselu, produciría en los primeros minutos más de 3.000 muertos, y más de 10.000 heridos, afectando a un territorio de 11.000 kilómetros cuadrados, según una simulación realizada por nuclearsecrecy.com. En todo caso, el número real de víctimas es incuantificable.

Todo ello además de que la transformación de Deveselu en base nuclear, despues de haber sido creada como parte del Escudo Antimisiles de Washigton en Europa, aumentará la tensión entre Rumania y Rusia, después de que este país sea uno de los más activos y dispuestos a aumentar la presencia militar y armamentística de la OTAN contra Rusia.

El Ejército norteamericano, no obstante, ni ha confirmado ni negado la noticia, pues  "Es política de EEUU no confirmar ni desmentir la presencia o ausencia de armas nucleares de ningún tipo", según declaraciones de Patrick Evans, del Departamento de Comunicación del Pentágono. Algo que los españoles sabemos bien, pues en España, a pesar de las continuos desmentidos del gobierno, probablemente también existen armas nucleares en las bases norteamericanas como la de Rota,

La tricolor rusa: símbolo de los rusos anticomunistas del Ejército Blanco y del Ejército Ruso de Liberación en la Segunda Guerra Mundial (Partido Comunista Obrero Ruso)

Revista del exilio ruso,


El Partido Comunista Obrero de Rusia ha publicado un interesante selección de fotografias para ilustranos sobre el significado real de la bandera tricolor rusa, la que finalmente sustituyó a la bandera roja de los trabajadores sobre el Kremlim tras la instauración de la dictadura de la clase capitalista en la antigua Unión Soviética.

El PCOR recuerda a los ilusos que, además de que en la Guerra Civil Rusa los mencheviques y los blancos de Kornilov, Denikin y Kolchak la enarbolaran contra el Poder Soviético, también fue el estandarte de los rusos aliados de los nazis en la Segunda Guerra Mundial.

Durante la Segunda Guerra Mundial, la bandera blanca-azul-roja de Rusia se convirtió en el símbolo de los anticomunistas rusos, los aliados de los nazis en la invasión de la URSS. A pesar de que el mando alemán no recomendaba su uso, por sus reminiscencias negativas en todas las repúblicas soviéticas, pues los trabajadores y los campesinos la identificaban con el zarismo, la explotación y la oligarquía, los antisoviéticos no dudaron en utilizarla a la cabeza del ejército ruso dentro de la Wehrmacht (el que denominaron Ejército Ruso de Liberación (ROA).

Incluso los colores de la bandera de la oligarquía rusa, de los enemigos del Socialismo y de los soviets, aparecen en las lineas de la conocida marcha que sirvió de himno a los rusos que fueron cómplices del Ejército Alemán en la invasión de su propio pueblo:

"Alzamos nuestra bandera tricolor
Caminamos sobre campos nativos
empujados por el viento
hacia las cúpulas de Moscú"

Los españoles, cuya bandera actual, la rojigualda, es el símbolo del fascismo que derrotó a la República e impuso un régimen de terror en España durante 40 años, sabemos bien que significa sufrir la imposición de la bandera que representa la destrucción de todas las esperanzas y logros de un pueblo, la de los enemigos de la clase trabajadora, por lo que entendemos qué es lo que han de sentir los comunistas y el movimiento obrero ruso cuando sobre el Kremlim, donde antes ondeaba la bandera roja de los soviets, hoy ondea la bandera de aquellos generales del Ejército Blanco o del Ejército de Liberación Ruso cuyo objetivo principal era derrocar a la clase obrera del poder y devolverla a la miseria y a la esclavitud.

Estas son algunas pruebas fotográficas de esos años recopiladas por el Partido Comunista Obrero Ruso (Página del PCOR):

01_1941
Algunos residentes de un pueblo "liberado de los bolcheviques" dan la bienvenida las unidades avanzadas de la Wehrmacht con la tricolor de los oligarcas en sus manos. 1941 

07_1945
Vlasov, el general desertor del Ejército Rojo creador del Ejército Ruso de Liberación
za la bandera blanca-azul-roja en la 1ª División. Myuzingen, Alemania 1945
04_1943
Bandera de los fascistas rusos (la tricolor) en el desfile de la 1ª Brigada de la Guadia Nacional Rusa
del Ejército Alemán, en Pskov, 1943
03_1943
El escudo tricolor sobre un blindado en la ceremonia de recibimiento de los nuevos 
reclutas en el Cuerpo del Ejército Ruso de Liberación (ROA) en Yugoslavia,1943
02_1942
La bandera tricolor del Ejército Ruso de Liberación (ROA) en Osintorf de 1942
2 (2)
Coche del ROA (Ejército Ruso de Liberación), República Checa, 1945
05_1944
Tricolor en el mástil y en el tanque del Ejército Ruso de Liberación de la Wehrmacht, 1944
06_1945
Caballo del ROA por los suburbios de Praga bajo la bandera tricolor, en 1945

Algunas citas sobre el tema publicadas por el PCOR:

"Casi todos los voluntarios, llevaban la insignia del ROA, con los colores blanco, rojo y azul, es decir, los de la tricolor de Rusia, negándose a cambiarlos por el color blanco, como pretendían los alemanes" (...) " Por los campos y caminos, a lo largo de un territorio, se extienden por varios kilómetros columnas de infantería; brillan sus bayonetas al sol, ennegrecido por los cañones arrastrados por tractores y los ensordecedores blidados. Por encima del inmenso rio humano ondea nuestra bandera al viento, la bandera blanca, roja y azul !De nuevo ha renacido el ejército ruso! Nuestro sueño es derrotar al bolchevismo !Qué lástima que esto no lo puedan ver mis ancestros!" Dudin LV "Materiales para la historia del movimiento de liberación de los pueblos de Rusia (1941-1945) 

" En la mañana del 9 de agosto la lucha se reanudó con mayor ferocidad. El cuerpo médico, por agotamiento, no tuvo tiempo de sacar de debajo del fuego a los soldados heridos (...) Vlasov ordenó a los alemanes luchar hasta la muerte, contrarrestando el avance de los siberianos. La bandera blanca, roja y azul estaba en su mano. Cada soldadoa los alemanes luchar hasta la muerte. Vlasov no sólo se sentó en la defensa, pero también trató de contrarrestar el avance de los siberianos. Salir de un refugio confiable con su bandera tricolor. La bandera fue pintado en los colores blanco, azul y rojo. Cada soldado en la manga llevaba un vendaje con la inscripción ROA, lo que significaba - "Ejército Ruso de Liberación". N. Vetlugin "La verdad del POA. Los soldados de la emigración rusa." Nuestro tiempo ", n ° 15 

Por otro lado, tampoco hay que esforzarse mucho para comprender que significa la bandera que hoy se ha impuesto sobre los restos de la gloriosa Unión Soviética: es la bandera de los blancos, aquellos que lucharon tras la Revolución salvajemente para acabar con el Poder Soviético; y la bandera de los que en la Segunda Guerra Mundial se aliaron con los nazis para terminar con la Unión Soviética. Veamos algunas ilustraciones de lo que pensaban los bolcheviques de la asquerosa bandera rusa de la oligarquía, la tricolor blanca, roja y azul y, como contrapeso, como los fascistas rusos la utilizaban como símbolo de la lucha antibolchevique:

Carteles blancos y anticomunistas con la tricolor rusa como símbolo de su deseo frustrado de victoria sobre los bolcheviques y sobre los trabajadores soviéticos:

Portada de la Revista de los exiliados rusos
anticomunistas





Carteles bolcheviques representando a los fascistas blancos, es decir, a la burguesía y los oligarcas, con la bandera tricolor:


El general blanco Denikin rodeado de los oligarcas rusos y de
las fuerzas fascistas: la iglesia, el ejército de la burguesía y la bandera tricolor




El capital norteamericano maneja a los representantes de la bandera rusa
de los oligarcas y la burguesía, Deniquin, Kolchak y Kornilov




El general Kolchak con la bandera fascista rusa
en la mano, rodeado del capital, el ejército y la
iglesia ortodoxa
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