martes, 30 de abril de 2013

Arte al servicio del pueblo: un regalo para el 1 de mayo

El camarada del blog  Revolución Cultural nos ha ofrecido un bonito regalo para el dia de los trabajadores. Se trata de dos cuentos editados por Ave Fenix: A la escuela por tercera vez (de Lu Chao-jui) y !Compañero¡ (de Maximo gorki).

Ambos se ubican en el centro de procesos revolucionarios cuyo objetivo era poner el poder en manos del pueblo, de los productores que crean la riqueza, es decir, construir el Socialismo como forma de cambiar la historia frente a aquellos que, a pesar de que agiten las banderas del nacionalismo, (anzuelo que acaban picando tambien muchos trabajadores que al final acaban sosteniendo su propio sometimiento), solo creen y defienden en su riqueza personal y sus privilegios, y son capaces de cometer cualquier crimen, por horrible que sea, para mantenerlos y aumentarlos.

En definitiva, dos estupendos e ilustrativos cuentos que recuerdan a la clase obrera y campesina cual es el unico camino para alcanzar una verdadera democracia, en la que la libertad, esa sacrosanto y manipulado mito de la burguesia capitalista, solo puede ser posible si va acompañada de igualdad económica y fraternidad entre los hombres y los pueblos.



















































Nota: la pagina 35 aparece incompleta, pero se puede leer con un poco de dificultad

lunes, 29 de abril de 2013

Comunicado de la Red de Blogs Comunistas (RBC) ante el próximo 1º de mayo

Ante la celebración del próximo 1º de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores, la Red de Blogs Comunistas (RBC) expresa lo siguiente:

La crisis del sistema capitalista de explotación ha llevado a centenares de miles de trabajadores de todo el mundo en estos últimos años a situaciones de miseria y precariedad que ponen de manifiesto la naturaleza explotadora y rapaz del sistema en que vivimos; en paralelo a la creciente crisis económica, las grandes potencias imperialistas han acentuado, si cabe, sus políticas agresivas e intervencionistas contra estados soberanos como Iraq, Afganistán, o más recientemente, Libia, Siria o Corea del Norte.

El capitalismo, tras el paréntesis histórico que se inaugura con la toma del poder por los trabajadores en la Rusia zarista en 1917 y concluye con la disolución de la Unión Soviética en 1991, ha liquidado para siempre su careta de rostro humano y, ya transformado en imperialismo, se encamina hacia el total dominio político, económico e ideológico del capitalismo periférico por todas las vías a su alcance, desde el bloqueo económico, pasando por formas blandas de dominación como la deuda externa y golpes suaves, hasta la ocupación bélica.

Junto al brutal asalto del capital a las condiciones de vida y trabajo de la clase obrera asistimos igualmente en nuestros días a una creciente competencia interimperialista que, paso a paso, va deslizando al mundo, como ocurrió en dos ocasiones en el siglo XX, a un enfrentamiento global, a una gran guerra de redivisión.

En esas condiciones, hoy más que nunca se impone a los trabajadores de cada país encarar de frente a sus enemigos de clase y emprender una lucha decidida por el socialismo bajo las mismas banderas que ya los llevaron al poder en 1917. ¡No hay alternativa a este sistema criminal y explotador que no sea el socialismo como fase intermedia hacia el comunismo! Los trabajadores deben ser conscientes de que en sus manos, ¡y sólo en sus manos!, empuñando la bandera roja de la revolución, se encuentra la solución definitiva a los males que el capitalismo carga sobre sus espaldas, bajo la forma de hambre, enfermedad, falta de educación, de vivienda..., para que los parásitos de siempre sigan viviendo a costa de su trabajo.

La necesidad histórica del socialismo, tan evidente en nuestros días, en pleno derrumbe de capitalismo criminal, impone una lucha sin cuartel contra los cantos de sirena del capital, contra la aristocracia obrera, contra el sindicalismo reformista que sigue proclamando la insidiosa buena nueva de un capitalismo de rostro humano. Cuanto antes se libren los trabajadores de estos charlatanes al servicio de las sanguijuelas que les explotan, antes se abrirá ante ellos el camino del socialismo.

Además de las luchas obreras a nivel nacional, se impone asimismo una coordinación creciente de la clase obrera internacional. El imperialismo conduce a un nuevo y gigantesco enfrentamiento a escala mundial; en esas condiciones, sólo la unidad internacional de los trabajadores y la solidaridad con los pueblos agredidos y sus organizaciones revolucionarias puede quebrar los criminales designios del imperialismo.

Por todo ello, subrayamos la importancia del apoyo a los movimientos de resistencia de los pueblos y de las organizaciones comunistas contra la barbarie capitalista, frente a la explotación del hombre por el hombre, y a favor de la toma del poder por la clase trabajadora.


¡POR UN 1º DE MAYO REVOLUCIONARIO E INTERNACIONALISTA!

¡VIVA LA CLASE OBRERA EN LUCHA POR EL SOCIALISMO Y EL COMUNISMO!

sábado, 27 de abril de 2013

La mitad de los trabajadores rumanos gana menos de 286 euros al mes

Mas de la mitad de los trabajadores rumanos ganan menos de 1.500 lei brutos mensuales (es decir, unos 350 euros). Solamente un 5% tienen un salario superior a 5.000 lei (1.100 euros), mientras el 70% de las mujeres y el 65% de los hombres reciben por su trabajo menos de 2.000 lei brutos al mes (450 euros).

Estos son los últimos datos presentados por el  Instituto Nacional de Estadística (INS), que añaden que un 50% de los trabajadores ganan entre 701 y 1.500 lei brutos al mes (150 y 350 euros), y el 30% ingresan en nómina entre 1.501 y 3.000 lei.

En cuanto al número de trabajadores en activo, los datos muestran que actualmente hay 4.3 millones de empleados en Rumania, frente a los 8,2 millones que existian en 1989.

El salario medio bruto es de 1828 lei (420 euros), que en valores netos queda en unos 360 euros.

En resumen, los salarios rumanos se reparten así:


Como se ve, el 51% de los trabajadores rumanos, de los pocos que quedan (la mitad) tras dos décadas de destrucción de la industria nacional, ingresan mensualmente en su bolsillo, es decir, en neto, menos de 286 euros al mes, algo que no ha hecho vacilar al presidente del país, Traian Basescu, a la hora de anunciar a bombo y platillo, en toda la prensa, que  la crisis no ha sido para tanto y que Rumanía ya ha pasado los momentos malos (suponemos que refiriéndose a los que como él llevan veinte años viviendo a costa del erario público o saqueando el pais). Hay que señalar que los precios de los productos básicos, o de otras necesidades como la vivienda o la sanidad, estan relativamente al mismo nivel que en los paises más avanzados de Europa, a pesar de que allí los salarios son  mas de diez veces mas altos.

Lo que nunca dirán ni Basescu ni los que como él se aprovechan de la miseria generalizada (recordemos que el presidente actual de Rumania era un miembro de segunda fila del Partido Comunista Rumano que se enriqueció, segun sus palabras, a costa del contrabando -es decir, de la estafa a su propio pais- y que tras el golpe de estado de 1989 salto a la primera linea politica para aprovechar los grandes beneficios de la complicidad con el expolio de la riqueza nacional por parte de las multinacionales capitalistas), es que la crisis que sufren los rumanos dura ya dos décadas.

Dos décadas en las que se han destruido mas de cuatro millones de puestos de trabajo, se ha acabado con casi toda la industria nacional, y se ha saqueado toda la riqueza antes colectiva para repartirla entra las manos de unos pocos delincuentes económicos, mientras los trabajadores, que antes de 1990 no conocian  conceptos hoy tan habituales como desempleo, hambre, pobreza o mendicidad, o veian como ciencia ficción las historias llegadas de occidente de gente sin vivienda o niños sin escuela, viven hoy una antes inimaginable pesadilla que dura ya 23 años.

miércoles, 24 de abril de 2013

Mas de la mitad de los niños rumanos del medio rural abandonan la escuela

Es bastante comprensible cuando hay familias enteras que viven con 700 lei (150 euros). Los niños se ven obligados a trabajar, y la supervivencia se convierte en algo mas importante que ir a la escuela. El 75% de la población rural de Rumanía  vive en la pobreza, sin que las instituciones parezcan tener intención de tomar medidas para evitarlo, demasiado preocupadas en enriquecer a sus altos cargos y a sus contactos en el mundo privado, y mucho menos para invertir en la mejora de la escuela rural y favorecer que los niños puedan seguir los estudios en vez de ser obligados a ayudar a la supervivencia familiar.

Los datos dicen que tres cuartos de los rumanos que viven en el medio rural lo hacen en condiciones precarias, y el 37% de estos, mas de un millon de ciudadanos, trabajan sin salario o son pagados en especie a cambio del trabajo efectuado, según el Instituto de Economia Social (IES) y el Instituto para la Investigacion de la Calidad de Vida (ICCV) de la Academia Rumana.

Por causa de la pobreza generalizada, especialmente, aunque no solo, en el ámbito rural, la mitad de los niños abandonan la escuela como muy tarde en la clase 8 del sistema educativo rumano, es decir, a los 14 años, para ayudar al mantenimiento de la familia.

Un estudio realizado por la organización humanitaria "World Vision" muestra que la mayoria de los niños de los pueblos y aldeas de Rumania tienen suerte si pueden ir a la escuela por la mañana y dedicarse a los trabajos del hogar por la tarde, porque otros muchos, mas de la mitad, acaban renunciando a cualquier educacion para poder colaborar en la supervivencia de la familia.

Ya quedaron muy atras los tiempos en los que la educación llegaba a todos los rincones del pais, y las familias no tenian problema de trabajo o ingresos como para depender de la ayuda de los mas pequeños de sus miembros. Hoy, cuando el salario medio del pais es de unos 350 euros al mes, y en el campo mucho menos, de apenas 200 euros al mes, y nos referimos a la media, y en el contexto de una total ausencia de fabricas y empleos en general tras la destruccion en estas dos decadas de todo el tejido productivo socialista, el comer es el principal problema.

Por otro lado, el fomento de la educación pública brilla por su ausencia, pues segun las  estadísticas, si en
1990 habia en Rumania 28.000 escuelas en 2011 quedaban apenas 7.500, algo similar a lo que sucede con los hospitales, que se han visto reducidos, según las estadisticas, en 4000 cada año (datos muy diferentes a los que se refieren a la construccion de iglesias, que han logrado la marca de 200 edificadas por año desde 1990).
 
El problema es una pescadilla que se muerde la cola, puesto que la falta de educacion hace que, cuando milagrosamente aparece una oferta, los candidatos sean rechazados por su bajo nivel formativo.  La cadena de noticias ProTV ha realizado  un reportaje en el que contaba la historia de algunos de estos niños que, sorprendentemente, viven en una Union Europea que se vendia como el paraiso y que, muy al contrario, solo ha traido, como la misma instauracion tras el golpe de estado de 1989 de la dictadura del capital, consecuencias negativas, especialmente en el mundo rural.
 
La paradoja es que si los niños no son enviados por sus padres a la escuela, estos pierden la ayuda social que les corresponde, segun su situacion particular. Pero aun asi los padres prefieren que los hijos se queden en casa, como unica salida para llegar a fin de mes.
 
En el reportaje se dan algunos ejemplos: Gabriel, de 11 años, cuida de 70 vacas, aunque no sabe que letra viene después de la A en el abecedario; Razvan, de 19, ha intentado en muchas ocasiones encontrar trabajo pero su falta de estudios hace que le rechacen continuamente; Rares, de 12 años, cuida junto a su hermano de 350 ovejas y 180 carneros; Simona, de 10 años, sueña con aprender, pero sus padres estan todo el dia fuera trabajando y tiene que cuidar de sus cuatro hermanos pequeños (toda su familia, gracias a los dos empleos de los padres, sobrevive con 700 lei al mes -150 euros). 
 
Mientras tanto, estas dos decadas de destrucción de la riqueza industrial y agricola construida por el socialismo (en 20 años se han destruido 4,5 millones de puestos de trabajo de los 8,2 existentes en 1989), han beneficiado y mucho a unos cuantos, que pueden mandar a sus hijos a escuelas de elite extranjeras mientras pasean sus coches de lujo o acumulan casas y privilegios sin importarles un bledo que lo que ellos disfrutan esta construido sobre el desastre general, el saqueo de la riqueza colectiva,  y la pobreza galopante de la mayoria.

martes, 23 de abril de 2013

Lenin en color

En el 143 aniversario del nacimiento de lider del líder mundial del proletariado, Vladímir Ilich Ulianov (Lenin).

        Amistad HispanoSovietica

lunes, 22 de abril de 2013

Buenos Aires - París - Bucarest

Niños hambrientos en el "Pequeño París"
A continuación comparto un artículo escrito por un camarada argentino en el que hace una excelente comparación entre Bucarest y Buenos Aires,  dos ciudades plenas de pobreza que comparten también el hecho de que la oligarquia local y nacional venden el periodo de entreguerras del siglo XX como una época dorada, en el caso de la capital rumana la conocida como "el pequeño París".

Como bien señala Enmerkar, en ambos caso, tanto en el de Buenos Aires como en el de Bucarest, esa supuesta época gloriosa es tan solo una mentira, pues en realidad los palacetes estilo parisino eran solamente la pequeña fachada de un gran desastre, disfrutada solo por una minoria sostenida en el sufrimiento y la miseria en la que trabajaban y vivian la mayoria de los capitalinos.

Por supuesto que el artículo señala algo importante: que, al contrario, es lo que precisamente es la parte de la historia que la oligarquia suele demonizar en el caso de Bucarest: "durante la época del gobierno comunista (1945-1989) fue una ciudad para todos. Se abrieron las calles, se construyeron viviendas para los trabajadores, se mejoró el transporte público, al cual no le dispensó nunca mucha atención la oligarquía cuando estuvo en el poder".

En fin que, al final, el camarada cita una entrada de este blog donde se desmitifica esa falsa imagen creada por la burguesia y la oligarquia rumana sobre las glorias del Bucarest interbélico que, como suele pasar en las ciudades construidas en una dictadura del capital (tanto si está escondida bajo la etiqueta de una democracia o es sinceramente fascista), era para el difrute de muy pocos y para el sufrimiento de los muchos.

La literatura rumana está también llena de descripciones de ese Bucarest miserable de entreguerras (El lecho de Procusto, de Camil Petrescu, Carretera del Norte, de Eugen Barbu, etc..,  muy al contrario que la actual que, en linea con la cultura mercantilizada del sistema, solo cuenta lo que al régimen le interesa, y suele esconder lo que más molesta.


"BUENOS AIRES, PARÍS, BUCAREST

Buenos Aires se parece a París
Bucarest se parece a París
Bucarest se parece a Buenos Aires


Vamos a hablar un poco de las ciudades de este mundo. Bueno, al menos como para distender un poco, sin olvidarnos de dónde estamos parados.

Lo importante es contarles a todos que Buenos Aires, la "París" de América del Sur, como le dicen, tiene un equivalente, por así decirlo, en la península de los Balcanes (Europa Oriental).

Se trata ni más ni menos que de Bucarest. La oligarquía de Rumania impuso un estilo de construcción que priorizó los palacetes de tipo francés. Y por eso la impronta de la ciudad de entre guerras fue la del "Micul Paris", que disfrutaban los ricos pero que sufrían los pobres, quienes en los arrabales no tenían ni un mísero bulevar, parque, plaza, espacio de recreación que les permitiera de a ratos distraerse de su miserable vida.

Porque ustedes sabrán bien, si alguna vez pasaron por las malas, que nunca un barrio ajeno de palacetes les podrá distraer la vista, sino que, más bien, los va a subsumir en su propio destino que les brindó el mercado, porque no se esforzaron lo suficiente, no se adecuaron a lo que les exigía. Y ni qué hablar del abandono propio.

En eso Bucarest y Buenos Aires se parecen, ¿no es cierto? Ninguna de las dos ciudades fue el centro del mundo jamás. Ambas albergan hoy día pobreza. Y contrasta con ella la opulencia de los barrios de parques siempre verdes donde los chetos y las chetas tienen todo el tiempo del mundo para elucubrar cómo subirse a los hombros del resto del pueblo.

Tanto la oligarquía rumana como la de Argentina nos han vendido que la Buenos Aires de principios del Siglo XX o el Bucarest de entreguerras eran la realización de una era de oro.

Aunque la diferencia sustancial es que Bucarest, durante la época d
el gobierno comunista (1945-1989) fue una ciudad para todos. Se abrieron las calles, se construyeron viviendas para los trabajadores, se mejoró el transporte público, al cual no le dispensó nunca mucha atención la oligarquía cuando estuvo en el poder. Y después, lamentablemente, la ciudad vuelve los pasos desde el golpe de estado que asesinó al último presidente comunista Nicolae Ceausescu (1989). Es así: lo más difícil es mantenerse. Porque sino, los privilegios de pocos, vuelven.

Lo que quiero destacar, pese al comentario social que nunca voy a eludir, es la belleza -para qué negarlo- de esos edificios de estilo francés, con los cuales compartimos, sin duda, una identificación, la "reina del Plata" y la capital balcánica. Las dos, también, son ciudades latinas, herederas, como Madrid o París, de la cultura románica. Y en eso, insisto, uno bien puede sentirse cercano a Bucarest y por qué no, al pueblo rumano.

En otra oportunidad les comento lo que fue de Bucarest en la época de la Guerra Fría. Ahora les dejo un video con imágenes de archivo de la TV rumana, y un artículo publicado en el blog Un Vallekano en Rumania(se los recomiendo si quieren conocer Rumania, su cultura, su historia), en el cual se desmitifica el "Micul Paris": http://imbratisare.blogspot.com.ar/2009/07/desmitificacion-del-micul-paris-por.html"


El  video al que se hace relación en el artículo se puede ver en el blog  Las cavilaciones de Enmerkar

sábado, 20 de abril de 2013

De cómo engordé buscando el hambre en la Rusia Soviética (por William Duprey)

Nos ha parecido muy interesante este artículo publicado recientemente en  La Mancha Obrera , escrito por William H. Duprey, miembro de la delegación de obreros para la URSS, miembro de la Union de Obreros Textiles de Estados Unidos, en 1936. 

El motivo fue la visita de una delegación de obreros norteamericanos a la Union Sovietica para comprobar si eran ciertas las noticias que los medios de propaganda en manos de multimillonarios como el mafioso William Hearst, que demonizaban constantemente a Stalin y a la Union Sovietica.

William H. Duprey informó de lo que vió, y curiosamente no coincide ni de lejos con lo que los sucesores de Goebbles siguen diciendo hoy sobre aquella época gloriosa de los trabajadores soviéticos, mentiras que, lamentablemente, muchos obreros e incluso partidos que se autodenominan comunistas, siguen creyéndose a pies juntillas, sometidos al poder embaucador de los medios de propaganda capitalistas, sin ni siquiera hacer el esfuerzo de William H. Duprey: comprobar cual es la realidad. 

La respuesta del obrero norteamericano en su informe es contundente: "Todo lo que puedo decir es esto: HEARST MIENTE. El Socialismo funciona; lo he visto yo funcionar en la Unión Soviética."

De hecho, fueron los trabajadores soviéticos y el éxito del Socialismo en la URSS los que hicieron que, cuando el capitalismo intentó invadirla, con los tanques de Hitler, fue la Union Sovietica la que acabó poniendo la bandera roja sobre Berlín.

PRÓLOGO

Fui uno de los doce obreros y campesinos elegidos por sus propios sindicatos y organizaciones fraternales, auspiciados por el Grupo de Amigos de la Unión Soviética, para visitar la URSS e informar sobre cómo funciona en la práctica el Socialismo. William Randolph Hearst, en su cadena de periódicos como el Boston American, el Boston Advertiser, el New York Evening Journal, y demás, ha estado difundiendo declaraciones acerca de que en la Unión Soviética no existen verdaderos sindicatos, de que los ciudadanos soviéticos pasan hambre, de que la Unión Soviética está dirigida por un dictador. Obreros y campesinos fuimos enviados allá para averiguar si Hearst decía la verdad o mentía, para enterarnos de cómo los ciudadanos soviéticos trabajan y se divierten, qué comen, cómo funcionan sus sindicatos y cooperativas de producción agrícola, si tienen desempleo, qué medidas se toman para la vejez y la discapacidad, cómo se tratan a las mujeres y niños, y muchas otras cuestiones.
Mecanización de un koljós (Años 30)
Había entre nosotros representantes de Amalgamated Association of Iron, Steel, and Tin Workers (A. F. ofL.) , de United Mine Workers of America (A. F. of L.) , deUnited Textile Workers of America (A. F. of L.) , de Wisconsin Cooperative Milk Pool, de International Brotherhood of Electrical Workers (A. F. of L.) , de Dyers Local No. 1773, Paterson, N.J. , y de muchas otras organizaciones. Cuatro somos miembros del Partido Socialista. Había un minifundista de Michigan, un pequeño productor lechero de Winsconsin, un maestro de escuela y un doctor. Varias nacionalidades y etnias estaban representadas: lituanos, italianos, polacos, judíos, negros, franco-canadienses. En el grupo había católicos y protestantes.

Fui elegido por obreros textiles, entre otros, en una asamblea de New Bedford, Massachusetts, que fue respaldada por el Sindicato de Tejedores, U.T.W.A. (A. F. ofL.). Varias organizaciones eclesiásticas y clubes religiosos ayudaron a completar la suma necesaria para el viaje. Soy ayudante de operario de máquinas textiles y trabajo en el proceso final del hilode algodón, montando y dimensionando los extremos antes de que vayan a los telares. Gano 16.70 dólares por semana. Soy católico practicante, miembro activo del Partido Socialista y ex miembro de la Guardia Nacional. Mi padre es un trabajador textil, miembro del sindicato durante cuarenta y cinco años. Tengo ascendencia franco-canadiense, y en casa hablábamos el inglés y el francés.

¡Cuánto he escrito sobre nosotros! Lo más importante es lo que sigue: qué fue lo que vimos en la Unión Soviética.

MARINEROS FRANCESES Y MARINEROS RUSOS

Viajamos en tercera clase hasta Londres en el transatlántico francés Ile de France, y desde Londres a Leningrado en el barco ruso Cooperatzia. Los tripulantes del Ile de France nos dijeron que todos pertenecían al Partido Socialista Francés. Al enterarse de que cuatro de nosotros éramos Socialistas, insistieron en que nos uniéramos en un frente unido a los obreros comunistas, de la manera en que ellos habían hecho en Francia. Los marineros franceses tenían que trabajar muy duro y casi no tenían tiempo para sí mismos. La disciplina era muy estricta, los oficiales se oponían a que los pasajeros hablaran con los marineros.

La atmósfera en el barco soviético era extrañamente diferente. Los marineros no saludaban a los oficiales, sino que los llamaban “camarada”. Cuando estaban fuera de servicio, me sorprendió ver al capitán y a los miembros de la tripulación juntos cantando y charlando. Había una gran habitación común para marineros y oficiales, y una “esquina roja” con un busto de Lenin, libros y artículos. Me comentaron que el trabajo de la tripulación no era muy duro. Estarían en tierra durante el próximo viaje del Cooperatzia con el pago completo—hacían un viaje de cada dos, de manera de poder estar en casa con sus mujeres y familiares la mitad del tiempo. Me di cuenta de que la disciplina era estricta cuando estaban de servicio, y tanto los oficiales como los marineros parecían competentes en su trabajo. 

LENINGRADO

Fuimos recibidos en el muelle de Leningrado por representantes de los sindicatos, reporteros de periódicos y fotógrafos. Había una banda de obreros de un taller que era muy buena. Después de los discursos en ruso y en inglés nos fuimos a nuestro hotel y cenamos. La cena fue excelente pero el servicio era escaso. Me explicaron que no había suficientes camareros y la razón de esto era que tomaban otros trabajos.

Primer Congreso de la Unión de Escritores Soviéticos, 1934Al día siguiente visitamos la Fortaleza de Pedro y Pablo, una antigua mazmorra para presos políticos —obreros hechos prisioneros por los capitalistas rusos porque luchaban por sus derechos y por un gobierno obrero. Ahora es un museo. El antiguo palacio del Zar es también un museo —todo ha quedado como lo dejó la familia del Zar. Vi en la Unión Soviética que los lugares históricos —antiguas prisiones, palacios, muchas de las iglesias— se mantienen intactos, se han vuelto museos.

Sabía que había sido mandado por los trabajadores de New Bedford para algo más importante que visitar museos, así que los pocos días siguientes los dediqué a investigarlas fábricas textiles de Leningrado. Durante mi estancia en la Unión Soviética me concentré en las fábricas textiles y en los talleres de ropas, viendo con mis propios ojos cómo funcionan, qué tipo de maquinarias usan, cómo están organizados los sindicatos y cómo se desempeñan los horarios, los salarios, y las condiciones de vida delos obreros textiles y de la ropa. 

LABOR DE DETECTIVE AFICIONADO EN LA UNIÓN SOVIÉTICA

Antes de salir de Estados Unidos algunos de mis amigos me aconsejaron que no creyera en todo lo que me contaran. “Te mostrarán solamente lo que ellos quieren que tú veas”, me advirtieron. “Así que mantén los ojos bien abiertos”.

Por eso fue que durante mi estancia en la Unión Soviética realicé una pequeña labor de detective aficionado. Las delegaciones de los sindicatos venían a informarnos sobre las fábricas textiles que serían las más apropiadas para visitar. Después de haberles dado las gracias con mucha amabilidad, con mi compañero delegado, Adam Chada, un minero lituano de Pennsylvania que hablaba ruso, salíamos a investigar las fábricas textiles que el sindicato no había recomendado. Más tarde iríamos a examinar también las fábricas modelo. Casi siempre viajábamos montados en tranvías. Le tiraba de la manga a Chada y le decía: “Bajémonos aquí”. Descendíamos y nos dirigíamos a la casa de algún obrero. Chada explicaba quienes éramos y el obrero nos mostraba su casa. Nunca pudimos escaparnos hasta no haber ingerido una comida con el obrero y haber bebido algún buen vino soviético. De este modo llegamos a promediar unas seis comidas al día. En mis intentos de encontrar una familia hambrienta en Rusia, que es de lo que habla Mr. Hearst, gané 15 libras (6,8 kg) de peso. 

FÁBRICAS TEXTILES EN LA UNIÓN SOVIÉTICA

Visité la fábrica “La Rosa Roja” en Leningrado, que es la mayor fábrica textil de Europa. Fabricaban productos acabados de algodón y algo de lana. En 1930 el salario promedio en la fábrica era de 93 rublos al mes. En 1935 es de 184, y muchos obreros ganan bastante más. La mayor parte del trabajo es a destajo. No tienen relojes contadores, pero usan su propio sistema para medir el trabajo— supervisado, habría que decirlo, por los propios trabajadores. Las mujeres reciben igual salario que los hombres por el mismo trabajo.

Todas las máquinas peligrosas están protegidas. Algunas máquinas que no habríamos pensado en proteger en los Estados Unidos (por ejemplo, las poleas de correa inferiores en la sala de corte) están cubiertas. En la sala de tejido se cubre la zona donde la lanzadera golpea el interior de la carcasa.

La comida de un obrero con familia cuesta alrededor de 168 rublos al mes. Los trabajadores pagan el 10% de su salario por el alquiler. Las cuotas sindicales representan el 1% de los salarios mensuales.

De esta forma, una pareja en la que ambos trabajan, tendría dinero tanto para cubrir sus necesidades como para muchas comodidades. No cabría preguntarse entonces por qué el 70% de los obreros de la Unión Soviética posee cuentas bancarias.

Un tejedor de seda se ocupa de tres telares como promedio —nunca de seis como ocurre enlos Estados Unidos. El máximo número de telares que un técnico de reparación se encarga, es de 40 en las fábricas textiles— nunca de 100 como ocurre aquí. En la sala de corte, cada ayudante realiza las dimensiones para su propio operario de tejedoras, y se encarga de una sola máquina. En los Estados Unidos un ayudante se ocupa de tres máquinas.

pravdaDescubrí que los métodos de eficiencia se usan en la URSS al igual que en los Estados Unidos, aunque con propósitos diferentes. En los Estados Unidos se le pide al experto en eficiencia obtener más beneficios para los accionistas, mientras que en la URSS la eficiencia se utiliza para sacar más producción con el objetivo de abastecer la demanda de los consumidores, ya que hay un déficit de textiles. El producto de este incremento de la producción se devuelve a los obreros en forma de salarios más altos, nuevas maquinarias, más vacaciones, etc.

Puedo decir con toda franqueza que el sistema de stretchout no se usa. Para que puedan entender aquellos que no están familiarizados con la industria textil debo decir que el stretchout es un esquema capitalista con el cual una tarea se incrementa con el fin de obtener la misma cantidad de trabajo mediante el empleo de un menor número de personas y el pago de menores salarios. Por ejemplo, en la sala de tejido, donde esta práctica es más usada, tres hombres pueden estar ocupándose de sesenta telares, o de veinte telares cada uno. Los patrones se dan cuenta de que no producen suficientes ganancias, entonces despiden a un hombre, y ponen a los otros dos a ocuparse de sesenta telares entre ellos. Esto significa un 33⅓% de incremento de trabajo. En muchos casos se les recorta el salario y se les dice que podrán tener muchos mejores salarios con los telares extras. Resulta que cada obrero nunca recibe más del 10% del salario que ganaba cuando se ocupaba de sus 20 telares originales, pero produce un tercio más que anteriormente. Los dos obreros juntos ganan 20% más de salario—si tienen suerte— mientras el bolsillo del patrón recibe el resto.

Entre 1928-41 se construyeron unas 9,000 empresas industriales, y se implantó en el Este una potente base industrial nueva. Entre 1938-40 la producción de defensa progresó un 40%. 

CONDICIONES DE TRABAJO

La iluminación en las fábricas soviéticas es excelente. Las ventanas tienen una separación de alrededor de seis pies (1,8 m), y miden seis pies de ancho y ocho (2,4 m) de altura. La ventilación es tan buena que los sistemas de ventilación mecánicos en uso son prácticamente innecesarios. Sin embargo, las condiciones de los inodoros en las fábricas soviéticas son muy malas. Cuando hice esta observación me dijeron que el gobierno está dedicando millones de rublos anuales para resolver esto.

Los obreros reciben inspecciones de salud obligatorias dos veces al año, y cualquiera sin la salud adecuada se le libera del trabajo y se le manda a descansar a casa, a un sanatorio o a un hospital. Mientras tanto recibe su paga total, así como atención médica y alojamiento gratuitos.

Tan pronto como una mujer sabe estar embarazada se lo dice al supervisor, y si está haciendo un turno nocturno se le libera de éste. Se le dan dos meses de vacaciones antes de que nazca el niño, y regresa al trabajo dos meses después del nacimiento. Mientras tanto la madre recibe la paga completa, y los servicios médicos y cuidados hospitalarios son gratuitos. El hospital le proporciona al bebé un equipo completo, que consiste en ropa, cama y mantas. También la madre recibe una comida especial durante cierto período de tiempo, antes y después del nacimiento del niño. Cada taller o fábrica tiene una guardería. Si la madre está amamantando a su hijo se le permite un período de lactancia cada tres horas para ir a la guardería y alimentar al niño.

Los obreros comen en un comedor anexo al taller que está gestionado por los mismos obreros. Los comedores son largos y aireados, la comida es buena y suprecio es muy bajo.

Todos los obreros que no están educados asisten a la escuela que dispone el taller para sus obreros. 

HORARIOS

Los obreros textiles trabajan siete horas por día durante cinco días a la semana. El sexto día es de descanso. No pueden fumar en las máquinas, pero existe una sala de fumadores y una biblioteca. Tienen un período de 5 minutos de descanso cada hora.

Los trabajadores de hasta 18 años de edad tienen una jornada de seis horas. De estas, trabajan cuatro horas en el taller y estudian dos, sin embargo, se les pagan las seis horas completas. Por debajo de la edad de 18 a nadie se le permite trabajar en el turno nocturno.

Cuando le hablé de esto a una amiga en Estados Unidos, me dijo: “Bueno, tenemos una imagen en nuestras mentes de esas condiciones ideales, pero ellas no corresponden a la realidad de Estados Unidos. Yo tengo que trabajar en un taller de algodón desde las 6 de la mañana hasta la 1:30 de la tarde. Durante estas 7½ horas no me permiten tiempo de comida—tengo que comer mientras trabajo.”

Estos buenos salarios, condiciones y horarios son posibles gracias al resultado del maravilloso plan de seguro social que tiene la Unión Soviética, y por los cuales nosotros los obreros norteamericanos, estamos luchando duro para obtener con nuestro Proyecto de Seguro Social Obrero —H.R.2827. 

TALLERES DE CONFECCIONES

También investigué la industria costurera en la Unión Soviética. Un taller de confecciones de prendas en Simferopol da una buena idea de la industria costurera en la Unión Soviética. Este taller emplea 2,200 trabajadores— tártaros, judíos, ucranianos, rusos y otras 18 nacionalidades. No existe discriminación racial o nacional contra alguno de ellos.

sindicato union sovieticaEl departamento de corte de este taller trabaja dos turnos de 7 horas. Los obreros mayores trabajan 7 horas, los jóvenes menores de 18 trabajan 6 horas. Los diseñadores ganan 600 rublos por mes. El salario de los cortadores varía entre 200 y 300 rublos al mes.

Los salarios no son tan altos en los comercios de prendas de vestir como en la industria textil. Sin embargo, al igual que en todas las demás fábricas, existe asistencia médica gratuita, las mismas vacaciones y liberaciones por enfermedad con pago, la misma atención especial para las madres y para los obreros jóvenes. Talleres y fábricas tienen sus propias tiendas de víveres. Algo que noté fue la gran cantidad de frutas frescas y vegetales que se exhibían en estas tiendas.
Las mesas de trabajo para las muchachas obreras estaban construidas en forma de grandes herraduras.

Dentro de estas herraduras se sientan las obreras con los codos apoyados en la mesa. El sistema de transporte se utiliza para traerle el trabajo al obrero y para retirarlo también. De los 2,200 trabajadores de este taller solo una muchacha usaba luz artificial. Había muchísima luz natural para el resto.

No había jefes merodeando y diciéndole a las muchachas de apurarse o si no perdían el trabajo. Las muchachas tampoco tenían que salir con los jefes para mantener sus puestos de trabajo.

Aquí, como en cualquier parte de la Unión Soviética, no había desempleo. En el momento que lo desee, un obrero puede cambiar de puesto de trabajo. Simplemente le dice al supervisor a dónde quiere ir y le da un preaviso con siete días de anticipación. Entonces se le transfiere a su nuevo puesto de trabajo sin pérdida de salario. No pude evitar hacer una comparación mental con la incapacidad de la mayoría de los obreros norteamericanos para mantener su empleo, ya no hablemos de cambiar de un trabajo a otro sin pérdida de salario. 

LOS SINDICATOS EN LA U.R.S.S.

Los obreros dirigen sus sindicatos al igual que dirigen su gobierno. Durante toda mi estancia en la Unión Soviética no vi ninguna huelga o manifestación con policías apaleando a obreros. Cuando le comenté esto a un obrero, éste me dijo: “Cuando queremos mejoras de las condiciones, podemos conseguirlas a través de nuestro sindicato. El gobierno es nuestro gobierno, dirigido por nosotros a través de nuestros sindicatos, por lo que no hay necesidad de hacer huelgas contra nosotros mismos”.

Los sindicatos en la U.R.S.S. son industriales y no divididos por oficios. Cada fábrica trabaja a tiempo completo, la mayoría en tres turnos de 7 horas. Los miembros de los sindicatos que muestran algún talento particular en alguna especialidad determinada —actuación, escritura, medicina, ciencia, investigación, etc— son liberados por los sindicatos del trabajo en las fábricas y se mandan a la escuela o a la Universidad, y mientras estudian se les paga. Conocía un actor que actuó en la película Chapaev— anteriormente era un trabajador textil como yo.

El salario promedio en la Unión Soviética en 1932 era de 108 rublos al mes. En 1933 fue de 198, en 1934 de 217 rublos al mes. En la medida que suben los salarios, el costo de la vida baja. Antes de la revolución, el salario promedio era de 27 a 38 rublos al mes. ¡Y hoy el poder adquisitivo del rublo es tres veces mayor!
¿Cómo es posible que el costo de la vida descienda mientras los salarios suben? En la medida que los trabajadores en las fábricas, minas y talleres, sacan más producción, más y mejores bienes, más riqueza social se produce. Como resultado del aumento de la producción, más y mejores maquinarias se pueden instalar, y los salarios se elevan. Y debido a que no hay beneficios y no existen dueños privados de las fábricas o accionistas, los precios bajan. La producción de las fábricas se establece para un año determinado a través del Comisariado de la Industria Ligera, y se basa en las necesidades de las personas del país, en los materiales que se disponen y en la capacidad de los trabajadores para producir. El cincuenta por ciento de las riquezas incrementadas se destina cada año al Fondo de Condiciones de Vida, lo cual se utiliza para seguir mejorando las condiciones de vivienda y de vida.

Un ejemplo interesante de la manera en que los obreros están protegidos por sus propios sindicatos ocurrió en una fábrica que visité, donde un médico visitante descubre una obrera que se quejaba de dolores en la espalda. A las 10 am recomendó quesu banco se levantara en un pie (0,3 m). A las 11:30 el banco había sido elevado de acuerdo con la recomendación del doctor. 

RELIGIÓN EN LA UNIÓN SOVIÉTICA

En Leningrado me encontré con un antiguo compañero de escuela, Rev. Padre Leopold Brim, quien había asistido conmigo a la escuela parroquial “Sagrado Corazón” en New Bedford. Es un sacerdote católico romano, de ascendencia franco-canadiense como yo, que vive en la Unión Soviética y practica su fe allí. Desde luego resultaba de gran interés para mí, por el hecho de ser yo un practicante católico y de haberme encontrado con un amigo de la infancia que era un sacerdote católico en la Unión Soviética.

Me dijo que el gobierno soviético no tenía ningunas intenciones de interferir con él o con sus feligreses, ni de impedir que practicase libremente su religión. Por supuesto que existe mucho sentimiento antirreligioso entre los obreros, me dijo. Esto es natural, porque, como me explicó, durante el zarismo la religión fue usada por el capitalismo para reprimir a los obreros. Desde que los obreros tienen ahora su propio gobierno y no existe más un gobierno capitalista, la iglesia ha sido separada del Estado. La religión es ahora lo que debe ser: un asunto personal. Cuando le pregunté por qué muchas iglesias se han cerrado y han sido usadas para otros fines, me explicó que la mayoría de la gente que sigue las doctrinas de la iglesia son personas mayores, y que son muy pocos como para contribuir al mantenimiento de tantas iglesias y pagar los impuestos de los bienes de la iglesia. 

PRIMERO DE MAYO EN MOSCÚ

Jóvenes estudiantes construyen una noria , años 30No tengo las dotes de orador o poeta para poder describir el Primero de Mayo en Moscú. El espectáculo de obreros libres y felices, marchando por millones, despreocupados, cantando, ciento por ciento apoyando a su gobierno, mientras el Ejército Rojo marchaba y aviones rugían en lo alto para mostrar al mundo la disposición de los obreros soviéticos en defender su gobierno; el temple de los jóvenes; las personas de 75 años o más, que habían conocido la opresión bajo el zar, marchando cogidos de los brazos con los niños que habían crecido bajo el Socialismo—todo eso fue una experiencia tremenda para mi, de la cual jamás podré olvidarme.

El Primero de Mayo en Moscú sin dudas hace de Mr. Hearst un mentiroso, así como a sus escritorzuelos pagados, a los así llamados “Socialistas” como Lang, Smith, Admiral Stirling, Ripley, y al resto de esa jauría. En mis 6.000 millas de viaje por la Unión Soviética, incluyendo Ucrania, no vi un solo caso de hambre o desnutrición, sino todo lo contrario, un pueblo sano y feliz trabajando valientemente para construir el socialismo. Mandamos un telegrama a los Amigos de la Unión Soviética y a las sedes del Partido Socialista confirmando esto. 

EDUCACIÓN

La Unión Soviética es el único país del mundo donde a los estudiantes se les paga mientras estudian. En todos los lugares donde estuvimos se construían nuevas escuelas. La gente leía en cada fábrica o taller, en los tranvías, en la calle. El día en que se publica alguna nueva novela sobre el avance del Socialismo en la Unión Soviética, se produce una carrera desenfrenada en las librerías, y con frecuencia, antes de que anochezca, la primera edición completa se agota.

En Gorlooka visité una casa de húerfanos, donde niños desde 4 a 12 años, cuyos padres han muerto, viven y estudian. Elegí a un chico de alrededor de 11 años y lo entrevisté a través de un intérprete. Sus respuestas claras y la aprehensión de la información me asombraron.

“¿Qué forma de gobierno preferirías tener — el de Alemania o el de la Unión Soviética?”, le pregunté.

“¿Se da cuenta usted de todo lo que tendríamos que sacrificar si regresáramos al capitalismo?”,respondió. “Aquí todo el mundo trabaja, tenemos bastante para comer, ropas, y sobre todo, libertad. ¿Qué tienen en Alemania? La opresión de la clase dominante. No hay libertad de expresión. Existe un loco que se llama Hitler que masacra o manda a las prisiones aquellos que discrepan de él y no aprueban su forma de gobierno.”

Intenté ponérselo más complicado, pensando que seguramente no sabría nada al respecto, y le pregunté:

“¿Qué piensas de Huey Long?” El chico me contestó: “Tenemos algunos Huey Longs en Rusia, solo que aquí los llamamos por su nombre: globos. Grandes bolsas rellenas de aire caliente.”

Cuando terminé de preguntarle, entonces él comenzó a entrevistarme a mí. Preguntó muchas cosas acerca de nuestros sindicatos, de las condiciones de trabajo en Estados Unidos, y así sucesivamente. “¿Qué piensa usted de la N.R.A. (National Recovery Administration)?”, me preguntó de repente.

Le hice un guiño al intérprete. “Es algo bueno,” le dije al chico. “Si se pone al servicio del trabajo vamos a obtener todo lo que queremos.”

El chico miró perplejo y le dijo al intérprete: “O este tipo está loco, o es muy ignorante, o simplemente se está burlando de mi. Todo el mundo sabe que la N.R.A. es buena para una sola cosa: para incrementar los beneficios de los dueños a costa de los obreros.”

Quiero enfatizar el hecho de que los niños rusos, sin embargo, no son amanerados, ni están mimados, ni son impertinentes. Tienen una seguridad y un dominio de sí mismos que solo la verdadera libertad puede ofrecerles. 

DE VUELTA A LA TIERRA DEL DESEMPLEO

Al regreso de Leningrado por la ruta del Canal de Kiel, veíamos con frecuencia obreros alemanes. Los saludábamos y ellos nos respondían con el saludo nazi alargando sus brazos hacia afuera en ángulo. Luego miraban cuidadosamente a su alrededor, llevaban lentamente sus brazos hacia atrás y apretaban sus puños en saludo rojo a la hoz y al martillo que ondeaba en nuestra proa.

En Londres dos cosas me llamaron la atención: la suciedad del metro en comparación con el de Moscú, y las multitudes de personas paradas mirando las vidrieras de los negocios, en los cuales difícilmente alguien entraba. En Moscú las tiendas están repletas de personas, y el gentío corre de una tienda a otra, como si tuvieran temor de que los productos fueran a desaparecerantes de poderlos comprar.

No hacía ni cinco minutos que me encontraba en Nueva York cuando vi una manifestación con policías que amenazaban a los manifestantes.

Mucho más no puedo relatar por falta de espacio. Me hubiera gustado hablar de cómo se tratan a las 168 diferentes nacionalidades de la URSS y la absoluta falta de prejuicios raciales que existe; haber escrito largo sobre el Ejército Rojo y su papel en promover la paz; de la libertad de prensa y la enorme cantidad de periódicos y libros que se venden o se entregan a los obreros; del maravilloso nuevo metro de Moscú, donde al dejar caer una colilla de cigarro, recibí una reprimenda de un obrero protestándome por estar ensuciando su metro con una simple colilla; de las nuevas casas, escuelas, fábricas y hospitales que se construyen por todas partes; de la maravillosa solidaridad de los obreros; de cómo me divertí con ellos en sus días de descanso, yendo a picnics, cantando con ellos, comiendo su buena comida, bebiendo su buen vino; de las cooperativas de producción agrícola, en una de las cuales, después de inspeccionar la porqueriza, nuestro delegado campesino dijo: “Diablos, aquí tratan mejor a los cerdos que como nos tratan a los campesinos en Michigan”; de los teatros obreros, museos, parques de cultura y descanso, y muchas otras cosas más.

Todo lo que puedo decir es esto: HEARST MIENTE. El Socialismo funciona; lo he visto yo funcionar en la Unión Soviética.

No aprendan sobre la Unión Soviética de los enemigos de los obreros— los Hearts, los Langs, la prensa capitalista. Conozcan de la Unión Soviética a partir de las publicaciones de los Amigos de la Unión Soviética, de los hermanos de sus sindicatos, miembros de sus iglesias y organizaciones fraternales, que han estado allá y han visto el Socialismo en la práctica, que se han dado cuenta de que sí funciona.
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