miércoles, 25 de abril de 2018

Recopilación de arte pictórico de la Rumanía Socialista

Hace unos años tuvo lugar en la ciudad de Brasov,  Ciudad Stalin durante la República Popular


Rumana (1948-1965), la exposición „Arta sub comunism. Arta oficială a regimului comunist în colecţia Muzeului de Artă Braşov (1945-1989)” (Arte Oficial del Régimen comunista en la colección del Museo de Arte de Brasov (1945-1989).

Se trató de una acción cultural inédita, pues como se dice en su propio catálogo de presentación, "se presenta un fenómeno artístico  hoy sometido al silencio", eufemismo que oculta la existencia de la censura oficial sobre todos los logros, tanto económicos, como educativos, diplomáticos, o culturales del Socialismo Rumano, exagerándose, por otro lado, sus defectos.

Así, el arte producido durante las dos repúblicas comunistas rumanas, la Popular y la Socialista, fue relegado tras el golpe de estado de 1989 a los almacenes de los museos, y olvidado, muchas veces por motivos ruines y pragmáticos,  por sus propios creadores, entregados al habitual transformismo del converso que hace cualquier cosa por seguir saliendo en la foto.

Por supuesto que los organizadores de la exposición no pretendieron romper la opinión oficial sobre el Realismo Socialista que, como bien sabemos, pues los medios de propaganda anticomunistas se han encargado de que se convierta en indiscutible verdad, se considera en general como un arte sin calidad y basado en el sometimiento de la creatividad individual del artista a los criterios impuestos por el partido o el estado.

Muy al contrario, ya en el mismo título de la exposición aparecen algunos tópicos obligados en el pensamiento "oficial" de en la restaurada tirania del mercado, siempre temerosa de todo lo que suene a comunismo. Así que los términos "régimen", en vez de sociedad, gobierno o sistema, y "arte oficial", como si el que se desarrolla bajo la dictadura capitalista no lo fuera, dejan claro que, a pesar de la buena noticia de que de vez en cuando se saquen  las obras de los depósitos, la censura y la obligación de repetir el catecismo ideológico anticomunista siguen presentes.


La situación del Realismo Socialista, sin embargo, era otra, pues estaba bastante lejos de ser una cultura uniforme y, al contrario, se producía a través de diferentes formatos y estilos de expresión. La gran diferencia era que entonces respondía a la intención de construir nueva realidad social, en la que el objetivo del arte ya había dejado de ser el de que lo comprara el burgués, la iglesia, o el aristócrata, a los que el trabajo manual repugnaba, sino que su destinatario era el trabajador, que se había convertido, al menos en la teoría, en el centro de todo el sistema, y cuyo desarrollo integral pasa a ser el principal objetivo de la cultura, la educación y, por supuesto, la economia.

Así que el arte socialista ya no se pliega a los gustos de la minoría pudiente, y el artista no busca simplemente enriquecerse con lo que les sobra al burgués y al aristocrata del botín extraído del trabajo de los demás, sino que se imbrica en un teórico nuevo sistema de valores, en el que la explotación del hombre por el hombre no se concibe, y en el que los que crean la riqueza no son considerados con desprecio por sus parásitos, sino que se han convertido en el origen y el fin de todo el sistema productivo.

Por ello, los artistas dejan de representar episodios individuales de la vida de la burguesia y la aristocracia, o acontecimientos históricos provocados por los intereses propios de la clase dominante y dirigidos a su propio beneficio, para pasar a expresar lo que todos comparten: la importancia del trabajo de cada miembro de la colectividad, la fraternidad e iguales intereses de toda la clase obrera mundial, la educación de los jóvenes para seguir construyendo un futuro igualitario y mejor, o los cambios sociales y economicos que han dejado atras la epoca en la que solo unos pocos se beneficiaban de la riqueza de la nación. En resumen, se da la primacia a la vida e intereses colectivos frente a las ambiciones egoístas individuales que llevan a que se acepte y se fomente una sociedad inhumana en la que unos pocos hombres explotan y viven a costa de otros; es decir, a la barbarie capitalista.

La exposición, pues, muestra las creaciones culturales de la Rumanía Socialista que fueron almacenadas tras la restauración del capitalismo en los depósitos del Museo de Arte de Brasov. Lamentablemente, tras el final de esta, volvió al lugar en la que la ocultaban, los sótanos, pues, como hemos dicho, la clase dominante, los que dos décadas y media después del final de la Rumania Socialista viven de nuevo a costa del trabajo de la mayoría, siguen teniendo un miedo atroz a todo lo que suene a comunismo, pues saben que si los trabajadores se organizan y vuelven a ser conscientes de que la fuerza está en sus manos, se les acabaría el chollo de vivir de la apropiación de los medios de producción y de la riqueza producida por la clase obrera.

Cartel de exposición del Consejo Popular
de la Ciudad  Stalin
En la siguiente selección de obras del Catálogo de la Exposición citada, se ven algunas muestras representativas de las obras hoy almacenadas en los depósitos del Museo de Arte de Brasov, y también se puede comprobar la evolución sufrida por el arte socialista rumano, desde las primeras expresiones comprometidas con la lucha de clases y la clase obrera de la Republica Popular Rumana, hasta el gradual desarrollo de la primacía de formatos mas simbolistas, mucho más neutras y desvinculadas de la clase trabajadora y el comunismo, a través de metáforas relacionadas con la patria, el partido, etc..., paralelas a la progresiva  pérdida de importancia del Socialismo frente al Nacionalismo y de la separación entre las masas y el partido desde la instauración de la República Socialista Rumana y la elección de Ceausescu como jefe de estado (1965).

Como en la mayoría de los países socialistas, en Rumania se irían abriendo paso nuevas ideas de carácter revisionista, como la de la sociedad sin clases o la contemporización con las potencias capitalistas, que también afectarían a las creaciones artísticas, y que darían lugar al desarrollo progresivo de una elite burocrática dentro del propio partido y, por ende, del mundo cultural. Esta élite acabaría traicionando a su propio pueblo y  favoreciendo la restauración del fascismo con máscara democrática, con la unica finalidad de romper los límites a su enriquecimiento personal, pues el sistema seguía impidiendo, a pesar del protegido contagio de valores capitalistas, el desarrollo excesivo de la desigualdad.

En resumen, tras el golpe de estado de diciembre de 1989. la burguesía explotadora volvió a sentirse a sus anchas en su papel de clase dominante,  viviendo del trabajo ajeno sin traba alguna, y los artistas pasaron a dedicarse a satisfacer, babeando, sus caprichos, enviando al arte de la clase trabajadora a los sótanos de los museos, donde, de momento, hoy permanente. Veamos, a continuación, algunos ejemplos del arte socialista almacenado en los depósitos del Museo de Arte de Brasov:

Aurel Bordenache, Lenin, 1950-60

Feszt Lazslo, El rodaje del trabajo colectivo, 1960

Fedsz Lazslo, Soldador, 1961


Friedrich von Bömches, Acereros, 1963
Mircea Balau, Regreso a casa tras el trabajo, 1963

 Miklos Margit, Cartero, 1961
Pavel Codita, Cuadros nuevos de la fábrica, 1963
Tiberiu Kraus, Soldadora, 1959

Geta Braescu, Huelga de los talleres Grivita 1933, 1963
Puia Hortensia Masichievici,
Agradecimientos al partido, 1961
Herman Morres, Escena rural, 1956
Corina Beiu Angeluta, El horno eléctrico, 1956
Hans Hermann, Huéspedes de la URSS en un club obrero, 1953
Teodor Harsia, Otoño en la Cooperativa Agrícola, 1961
Petre Dumitrescu, Alexandru Sahia, escritor comunista, 1950

Lia Szaz, Brigadistas, 1959
Ludovic Boroş, Retrato de un obrero, 1963
Victor Rusu Ciobanu, Electrificación, 1961
Eugen Vegh, Distribuidores de manifiestos, 1936
Avram Mentzel, La decisión plenaria, 1959
Ana Hadiac, Pionera, 1961
Bianca Podea, Visita al museo, 1960
Corina Beiu Angeluta, Futura vivienda, 1957
Ludovic Boros, Los futuros constructores aprendiendo, 1959
Ion Pacea, Campesina agitadora, 1957
Hermann Morres, En una fundición, 1956
Hans Eder, Obrero, 1948
Gy. Szabo Bela, Recuerdos de Moscu, 1960

Heynrich Schunn, Trillado , 1957
Stefan Serbanescu, Construcción de la Casa Scanteii en Bucurest, 1951
 Hans Mattis-Teusht, El leñador,(1950-60)
Eftimie Modalca, Energía eléctrica, 1964
Teodor Harsia, Otoño en la Cooperativa Agrícola, 1961
Necolai Codreanu, Celebración del 23 de agosto, 1979
Eftimie Modalca, La bandera de la victoria, 1984
Alexandru Iacubovici, 1947, 1983


Sabin Balasa, Primavera rumana, 1981
Eftimie Modalca, Estrecha unidad en torno al partido, 1971
Eftimie Modalca, Retrato de Nicolae Ceausescu, 1979
Necolai Codreanu, Celebración del 23 de agosto, 1979
Constantin Micu, Deseamos la paz, 1982
Florin Codre, Bajo los muros de la cárcel de Doftana, 1989

Viorica Kovacs Ardeleanu, Homenaje a la República, 1983

miércoles, 4 de abril de 2018

Entrevista a Dejan Jovanovic, presidente del Comité de Belgrado del Partido Comunista de Serbia

Alena Ageyeva, corresponsal en Europa del Este de La Gaceta de los Miserables y Representante del Movimiento Southern Star, ha realizado una entrevista a Dejan Jovanovic. presidente del Comité de Belgrado del Partido Comunista de Serbia, donde nos cuentan como trabajan por la reconstrucción de la Yugoslavia Socialista y nos describe la situación desastrosa de los serbios tras casi tres décadas de capitalismo, que ha provocado, por ejemplo, que el 90% de la población viva en la pobreza:
29425242_2045356535734722_6105198184793899008_o ¿Qué lugar ocupa tu partido en el sistema político del país?
“Los Comunistas de Serbia” son el Partido marxista-leninista de orientación yugoslava, que defiende con firmeza las tesis leninistas en las que se explica que la construcción de un Estado proletario y la sustitución de la burguesía es imposible sin una revolución violenta. No reconocemos el colapso de Yugoslavia, buscamos su restauración y nos consideramos herederos del Partido Comunista de Yugoslavia, encabezado por el mariscal Tito tras la liberación del país de los nazis y la revolución socialista. Por desgracia, debido a la fuerte propaganda anticomunista, la fragmentación comunista (los seguidores de Tito, los estalinistas…), la falta de movimientos significativos y los recursos financieros, la influencia de los comunistas en la vida social y política de Serbia, prácticamente, ha desaparecido.
  ¿Cuáles son las metas y objetivos de los “comunistas de Serbia” en esta etapa?
Por desgracia, nosotros, la pequeña parte de la población, somos los únicos que queremos derribar el capitalismo tal y como se inspiró hacia una nueva revolución socialista en la política serbia. Por lo tanto, en general, no existe un Partido Comunista fuerte capaz de unir a las masas insatisfechas y liderar una lucha abierta contra el capitalismo. Pero instamos a los compatriotas a no tolerar el sistema existente, luchar por sus derechos y no creer en los cuentos de hadas que afirman que el capitalismo y las condiciones que genera pueden tener un “rostro humano”. Nuestro partido, fiel a los principios leninistas, no coopera con la burguesía. Defendemos una nueva transformación socialista en el espacio post-yugoslavo.
 ¿Cómo caracterizarías la situación política y económica actual en Serbia? 
Con razón se puede considerar un caos controlado. Existe un socavamiento planificado de la economía estatal y social del país con la ayuda oculta y la influencia de los principales Estados capitalistas de Occidente que no quieren una república yugoslava fuerte, orientada hacia Rusia y revivida. Por lo tanto, buscan desestabilizar la vida social e ideológica en Serbia, implantando los ideales de la democracia burguesa así como una economía basada en el libre mercado. Han construido un Estado a través de los medios de comunicación, la producción de películas, el desdibujamiento de las redes sociales hacia la sociedad serbia, que ha modulado sus valores ideológicos y morales, la desorientación de la juventud y su transformación filosófica e ideológica.
En el contexto de una enorme deuda externa del país, hay un colapso económico, una privatización depredadora que destruyó el sector empresarial-industrial, se ha creado un ejército de desempleados constantes, pero sin movilización ni huelgas. En términos de desarrollo en medicina, cultura y ciencia, Serbia se ve retrasada en comparación con el período de la República de Yugoslavia, pero la violencia, el alcoholismo y la drogadicción están en constante crecimiento…
https://gacetadelosmiserables.files.wordpress.com/2017/02/poster-v-de-vendeta.pdf … y, por supuesto, estratificación social …
– Sin lugar a dudas, ha alcanzado un tamaño monstruoso. En el contexto de la prosperidad de la población, el 90% de la misma está bajo el umbral de la pobreza.
Varias ex repúblicas yugoslavas, como Eslovenia, Croacia o Montenegro, ya son miembros de la Unión Europea. ¿Se enfrenta Serbia a un obstáculo en este sentido para reponer las filas de sus organizaciones? ¿Cómo se relaciona su partido con este asunto?
Definitivamente no apoyamos tales aspiraciones y lo hemos demostrado reiteradamente a nuestros partidarios en las acciones de protesta. Serbia solo necesita a la OTAN para que el Estado pueda expandir su presencia militar en los Balcanes mediante el despliegue de nuevas bases. Pero la mayoría de los serbios están en contra de unirse a la Unión Europea y a la Alianza Atlántica. Sin embargo, la mayoría de los partidos parlamentarios y extraparlamentarios están a favor de alguna de estas organizaciones. Desde el 1 de marzo de 2012, nuestro país ha adquirido oficialmente el estado de candidato a miembro de la Unión Europea.
¿Tu partido está representado en el parlamento? 
No, y es poco probable que la situación cambie en un futuro próximo. Todos los partidos representados en el parlamento, tanto los que apoyan al Gobierno como los de la oposición, se asemejan en sus posiciones anticomunistas y son partidarios de las relaciones socioeconómicas capitalistas.
Las autoridades serbias, en relación con la OTAN y la UE, se ven obstaculizadas por la inestabilidad y el problema en Kosovo. ¿Por qué Belgrado todavía se niega a reconocer la soberanía de Kosovo?
Kosovo es un vivo ejemplo del curso de Occidente en la fragmentación de los estados multinacionales. La provincia autónoma de Kosovo, que es una parte integral de nuestro país, fue capturada de manera descarada por terroristas albaneses dirigidos por la OTAN. Fue Washington el que impulsó a las autoridades de Kosovo a proclamar unilateralmente la independencia el 17 de febrero de 2008. Un punto importante: el rechazo de Serbia sucedió por la fuerza, sin ningún referéndum. Agradecemos a Rusia por no reconocer el cuasi estado de Kosovo y apoya a Serbia en este asunto.
Usted habló sobre la desunión de las fuerzas de izquierda en Serbia. Aquí en el Foro Internacional “Octubre 1917 – un gran avance al socialismo” en Moscú, su país está representado por dos fuerzas “Los comunistas de Serbia” y “el Partido Comunista de Yugoslavia Nueva (NKPYU)”. ¿Hay alguna interacción entre ellos? 
Estamos a favor de coordinar el trabajo de todos los partidos y movimientos de izquierda-comunista. Naturalmente, cooperamos con el NCCP.
¿Has pensado en unificar las dos partes?
Imagini pentru communist  serbiaAhora apenas podemos hablar de esto. Por el momento hay desacuerdos institucionales e insuperables. Entonces, somos seguidores de la estrategia de Josip Broz Tito, mientras que ellos son admiradores de Joseph Stalin. Sin embargo, esto no nos impide celebrar propuestas conjuntas en particular, contra la adhesión de Serbia a la OTAN y la UE, por ejemplo.
Después del colapso de la Unión Soviética y la posterior caída del bloque soviético en el mundo muchos países europeos, especialmente Polonia, Estonia, Latvia, Lituania etc comenzó la “guerra contra los monumentos”, durante el cuál, bárbaramente fueron destruidos los monumentos a figuras soviéticas del mundo de la política y la cultura y los soldados del Ejército Rojo. ¿Cómo está la situación  en Serbia?
En nuestro país, esta tendencia perniciosa no ha triunfado, y es de esperar que nunca se unirán los vándalos ingratos que tratan de reescribir la historia del mundo. Los serbios están infinitamente agradecidos a los soldados soviéticos que salvaron al país de los invasores fascistas y honran el 20 de octubre, el Día de la Liberación de Belgrado, una de las principales fiestas nacionales. En ese día, nuestro partido participa en la ceremonia de colocación de coronas de flores en los monumentos conmemorativos a los soldados del Ejército Rojo.
¿Cuál es el significado de la Gran Revolución Socialista de Octubre en nuestras condiciones para su partido?
Eliminó la mayor injusticia que existía en la relación entre las personas: la explotación del hombre por el hombre. Por lo tanto, al final de nuestra conversación que, al igual que todos los presentes a estas celebraciones con motivo del 100 aniversario de la Gran Revolución de Octubre en San Petersburgo y Moscú, me gustaría exclamar: “¡Larga vida a las ideas de la revolución! ¡Larga vida al movimiento comunista mundial!”.

Tomado de LLa Gaceta de los Miserables 

lunes, 2 de abril de 2018

El hombre soviético y Octubre 1917, Scarlat Callimachi

Scarlat Callimachi nació un 20 de septiembre de 1896, en Bucarest, ciudad donde también moriría el 2 de junio de 1975. Formaba parte de una de las familias de boyardos rumanos, cuyos antepasados, de origen griego, habían sido señores del principado de Moldavia.

Sin embargo, a pesar de su origen, fue militante del Partido Comunista, gran defensor de la revolución bolchevique, y uno de los representantes de la vanguardia literaria rumana más destacados del periodo de entreguerras. Su militancia firme, tanto en las letras como en la lucha clandestina, le hizo ser conocido, por sus camaradas antifascistas y comunistas, como "El Príncipe Rojo".

En 1917 se encontraba en Petrogrado, donde sería testigo también de la Revolución Soviética, de la que ahora se cumplen 100 años, que luego cantaría en sus poemas, como por ejemplo Octubre 1917:

Octubre 1917

¡Silencio!...
¿Escuchas revolviéndose
en la lejanía
el silencio,
en un ruido sordo de puertas que se abren,
de cadenas que caen,
de detonaciones de armas,
de disparos de metralletas,
de murmullo de voces,
de gritos fuertes de victoria?

¡Mira!...

¿Ves cómo una multitud de trabajadores,
con caras ennegrecidas por el humo de las fábricas,
miles de campesinos desharrapados,
hombres canosos por las preocupaciones,
mujeres pálidas,
niños de ojos grandes, asustados,
con banderas rojas,
buscan una salida –
de los sótanos y de las cárceles
hacia la libertad?

¡Escucha!...

En el yunque el golpe del martillo
como una lengua de campana,
todas las sirenas, trompetas gigantes
levantadas hacia el cielo,
maldicen el pasado;
desde pechos bárbaros
surge la consigna rítmica;
canta la multitud
la canción de hoy,
la canción de mañana:

PAZ,
PAN,
LIBERTAD.

Esta es la llamada del día de hoy
y del día de mañana.

La tierra hierve,
una lava ardiente
fluye
de cuerpo a cuerpo,
de alma a alma,
de casa en casa,
de fábrica a fábrica,
de ciudad a ciudad,
de pueblo a pueblo.

Un mundo nuevo nace.
El pasado se apaga lentamente
como se apagan carbones olvidados en un fogón.
Todo pasa
como las hojas llevadas por el viento del otoño.
Ayer verdes estaban todos los árboles,
hoy... gigantescos brazos desnudos,
de vida angustiada.

Y toda la vida
pide
PAZ
PAN
LIBERTAD


Octubre, 1917 (traducido por VKR).

En 1960 escribiría un libro homenaje a la Unión Soviética, titulado Un viajero en la URSS, en el cual describe sus viajes y experiencias por el primer estado de los trabajadores de la historia, comparando la Rusia que encontró antes de la Revolución Bolchevique y la que construyeron los trabajadores soviéticos bajo la dirección del Partido Comunista.

En uno de sus capítulos, El hombre soviético, describe una de las principales consecuencias de la Gran Revolución de Octubre de 1917: el nacimiento de un hombre nuevo, emancipado, que se sabe dueño de su propio destino, y que fue el factor determinante que logró convertir a la recién nacida Rusia proletaria en primera potencia mundial, económica, social y militar, y en la gran vencedora del fascismo, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas:

EL HOMBRE SOVIÉTICO

"Sin duda, lo que más ha llamado la atención y, a la vez, admirado a los viajeros extranjeros que han visitado la Unión Soviética, desde octubre de 1917 hasta hoy, ha sido el hombre soviético.

El rol de Vladimir Ilich Lenin en la preparación de la masa del hombre nuevo, del revolucionario, del constructor del mañana, fue enorme. Gracias a su genio de educador, de guía, de director de la clase trabajadora y campesina de Rusia, la Gran Revolución Socialista de Octubre pudo ser llevada a cabo y las bases del primer estado socialista puestas sobre cimientos sólidos.

Junto a algunas decenas de miles de luchadores comunistas, junto al proletariado hambriento, junto a los destacamentos de guardias rojos,  junto al campesinado empobrecido, Lenin venció al ejército de los generales blancos y a las fuerzas intervencionistas extranjeras.


Los que fueron testigos oculares de aquellos días de Octubre y de la Guerra Civil vieron como este destacamento de revolucionarios, casi desarmados, en ropas civiles o con uniformes andrajosos, sufriendo la falta, podemos decir, del pan de cada día, derrotaron a los regimientos de cadetes, armados hasta los dientes, regimientos formados por antiguos oficiales de la armada zarista y por una unión heterogénea de diferentes elementos reaccionarios.

Estos soldados descalzos del ejército revolucionario sorprendieron a todo el mundo. Su coraje, abnegación y entusiasmo se debían, en primer lugar, al deseo de emancipación del látigo zarista y, en segundo lugar, a su voluntad de construir un mundo nuevo, un mundo propio, de los que trabajan, un mundo en el que se pudiera vivir una vida digna.

El trabajo de persuasión llevado a cabo por Lenin, junto a la vieja guardia bolchevique, había dado frutos. Los trabajadores y campesinos, la mayoría analfabetos, agotados físicamente tanto por el trabajo sobrehumano que habían realizado para bandas de infractores capitalistas, como por una desgraciada guerra,  realizaron milagros de bravura, porque en su consciencia penetraban los primeros rayos de un nuevo amanecer, deseado por la mayoría, esperado con emoción.

La Revolución de Octubre, y la lucha revolucionaria de los siguientes meses, puede ser comparada con la erupción de un volcán cuya lava quema, destruye hasta los cimientos el mundo viejo: el mundo de los productores de riqueza, hambrientos y desnudos, y el de los explotadores, lleno de lujo.

Tras el final de la guerra civil, es decir, después de la victoria del ejército revolucionario, siguieron unos largos años difíciles, de tiempos de grandes necesidades, que exigieron sacrificios de todo tipo.

Los años difíciles también fueron vencidos por el hombre soviético.

El hombre soviético, el hombre nuevo, era una realidad, no un mito, como decían los malintencionados, los enemigos de la joven república soviética.

Con una fe ciega en el poder de su trabajo, casi siempre con una sonrisa en la cara, con la frente surcada de preocupaciones, problemas u, otras veces, ira, el hombre soviético venció todas las dificultades que se interpusieron en su camino.

Cuando al principio un viajero extranjero llegaba desde muy lejos únicamente para ver al hombre soviético, al hombre soviético en el trabajo, se quedaba boquiabierto, esta es la palabra, de lo que veían sus ojos: un hombre envejecido por el trabajo y las necesidades, con herramientas anticuadas, pero en su mirada centelleaba una gran alegría, una confianza plena en el poder de su trabajo, un amor profundo hacia su joven república socialista. El pasado había sido derrumbado con sus manos, y el futuro debía ser construido con sus manos también. Eran conscientes de su papel en la historia y quería representarlo con dignidad. Este era el hombre soviético en los primeros años tras la Revolución  de Octubre.

Los años oscuros pasaron, así como pasan los nubarrones por un cielo que ha descendido cerca de la tierra.  El firmamento de la Unión Soviética se iluminaba. El hombre soviético había vencido al hambre, al frío, a las dificultades. El hombre soviético construía fábricas, escuelas, centros culturales, hospitales… Los escombros de la vieja Rusia zarista eran retirados y un nuevo mundo amanecía como de las profundidades de la tierra, arrancado con una barita mágica. La barita mágica era la mano del hombre soviético.

Llegó el año 1941. Invasión de las hordas fascistas de Hitler. Ciudades, pueblos, en llamas.

Saqueos. Muertos…muertos…El hombre soviético toma las armas.

¿Quién no ha leído sobre los hechos heroicos de los defensores de Leningrado? ¿Quién no ha seguido las fases de la batalla de Stalingrado? ¿Quién no ha escuchado sobre la valiente lucha de los partisanos? El mundo entero se admira.

El vencedor de Stalingrado fue el hombre soviético. El hombre que había llevado a cabo la Gran Revolución Socialista de Octubre.

Debo reconocer que mi mayor deseo en los viajes que he realizado a la Unión Soviética era, en primer lugar, conocer al hombre soviético; el hombre soviético sobre el que había oído tantas hazañas, del que había leído tantas páginas.

Y en realidad el hombre soviético tiene algo especial frente a los demás hombres: es optimista, sincero, alegre, confiado tanto en el extraordinario destino de su patria, como en el poder de su trabajo.

He visto a la juventud regresando del trabajo, chicos y chicas felices, discutiendo con pasión, bromeando, riendo. El cansancio de sus caras estaba iluminado de un deseo indescriptible de vida, de una ardiente confianza en el mañana, el día de su felicidad; ya no se veía a la juventud pesimista, cansado física y moralmente, sin fe en sus capacidades, sin esperanza, obsesionado por la muerte, la juventud de, por ejemplo, las dolorosas novelas de Dostoievsky.

He seguido a estos jóvenes muchas veces, tanto por los bulevares de Moscú como por las calles de Leningrado y por los parques de otras ciudades más pequeñas.  Iban los chicos y las chicas cogiéndose de la mano o del brazo, hablando ruidosamente o en susurros, con la mirada perdida hacia las sombras de la noche o mirándose a los ojos.

En su actitud y en sus gestos había una admirable pureza y sinceridad, podría decirse un romanticismo olvidado, desde hace mucho, por los que hemos crecido en otro ambiente moral y social.

En algunas estaciones de autobús y trolebús, o en la boca del metro, los grupos se separaban dirigiéndose cada uno hacia su casa. Su despedida era simple: un caluroso apretón de manos o un beso en la frente o en las mejillas, un beso puro de amistad, de amor tímido, nada del beso sensual y salvaje de las grandes ciudades occidentales.

Allí donde encuentras a un joven soviético - sean chicos, chicas o ambos sexos – se aprecia una imagen viva de una nueva vida, de una vida que nosotros no tuvimos la felicidad de conocer en nuestra juventud.

Los trabajadores de las fábricas parecen a primera vista ser hombres con alma cerrada, podríamos decir que un hombre poco amigable frente al extranjero que le visitaba en su lugar de trabajo: es decir, en la fábrica, en la obra, en el taller. Pero tras el primer saludo del extranjero, la frente se relaja y sus ojos se iluminan, respondiendo, unos con timidez, susurrando, otros con voz segura, al saludo del huésped llegado por sorpresa.

Y entonces uno se puede dar cuenta muy bien del carácter del hombre soviético: serio, concienzudo, dominado por un solo pensamiento, cumplir con su deber. Esto no significa, sin embargo, que sea un simple robot; la mejor prueba la tenemos entonces cuando charlamos con él y cuando el obrero, de cara y brazos negros, con chorros de sudor en la frente, se transforma en un hombre sociable, amistoso, profundamente humano. Tras una corta conversación, te separas de él con tristeza, así como te separas de un amigo.

El hombre soviético lee, y lee mucho.

Los taxistas cuando tienen un momento de relax, leen: periódicos, literatura, o libros técnicos; tanto los jóvenes como los mayores en los parques, en los bancos de los bulevares, leen; los viajeros en el autobús llevan, casi todos, un libro sobre sus muslos; las azafatas de los vagones del tren leen los más valiosas novelas de la literatura clásica rusa y soviética y los más recientes libros técnicos.

Todos los hombres soviéticos leen para instruirse, para escapar del cansancio del trabajo, o para pasar un tiempo agradable.

El libro es una de las principales armas del hombre soviético.

El hombre soviético es hospitalario tanto con los paisanos como con los extranjeros; él no hace distinción de raza. Es una de las características del hombre nacido después de la Gran Revolución Socialista de Octubre.

El hombre soviético es un hombre nuevo, demostrando esto en la Gran Revolución de Octubre, con los éxitos de los planes quinquenales, en los años de la guerra defendiendo a la patria, en los años de construcción del comunismo.

El hombre soviético es el más hermoso símbolo del mundo nuevo".

El hombre soviético está tomado del libro Un viajero en la URSS -Un calator prin URSS-, Scarlat Callimachi, Editura de Stat Pentru Literatura si Arta, 1960, pag. 94, y traducido  por VKR.
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