martes, 20 de marzo de 2018

Un 57% de los jubilados rumanos obligados a tener que sobrevivir con menos de 220 euros de pensión mensual

Después de casi 30 años de barbarie capitalista contra los trabajadores rumanos, la pensión media recibida por los pensionistas rumanos no llega a 230 euros al mes, y en algunas provincias ni siquiera  a 180 euros, tal y como muestran los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística de Rumanía (INS).
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En Rumanía hay actualmente 5 millones 229 mi pensionistas, siendo la pensión media mensual recibida por ellos de 1132 lei (es decir, unos 245 euros). En este caso, se incluyen todos los pensionistas, también a los que reciben pensiones especiales (tanto los que reciben una pensión mínima de ayuda social, por no haber contribuido el mínimo establecido durante su vida laboral, como las pensiones de colectivos favorecidos, en general más altas, como son las que perciben jueces, militares, políticos, etc.). Hay que tener en cuenta igualmente que, obviamente, se trata de una media, lo que significa que la mayor parte de los jubilados rumanos cobran algo menos que la ya de por sí pírrica cantidad.

Los jubilados que reciben una pensión del sistema general (4.691.652, el 90%) reciben una pensión media de 1071 lei (casi 230 euros), siendo la relación entre pensionistas y trabajadores de 9 a 10 (es decir, 9 pensionistas por cada 10 trabajadores). Esta situación es preocupante, aunque, a pesar de los neoliberales que se tiran de los pelos, explicable por el proceso de destrucción de la industria nacional de estos 30 años de tiranía capitalista, proceso en el que se ha destruído el 50% de los puestos de trabajo existentes en 1989, por no hablar de la dramática emigración de los trabajadores rumanos para poder ganarse la vida desde el golpe de estado capitalista, habiendo sido forzados a marcharse de su país, según datos de la ONU, el 20% de sus habitantes , siendo Rumanía el segundo país en porcentaje de emigrantes después de Siria, aunque en Rumanía no haya una guerra civil como en el país árabe, sino más bien una bárbara ofensiva del capital contra el trabajo.

Los datos muestran que 1,22 millones de jubilados rumanos, es decir, casi un cuarto de los pensionistas del régimen general, reciben menos de 500 lei (unos 108 euros) mensuales, según los cálculos del Casa Nacional de Pensiones Públicas (CNPP), mientras otros 1,45 millones de rumanos tienen una pensión de entre 600 lei y 1.000 lei (entre 130 y 220 euros), dinero con el que se hace bastante sobrevivir en Rumanía. Es decir, un 57% de los jubilados del régimen general son obligados a sobrevivir con menos de 220 euros al mes.
Por supuesto, estos datos tienen una clara variación entre las zonas rurales y las urbanas, siendo la pensión general media más alta la recibida por los jubilados de Bucarest, la capital (de 1362 lei, unos 296 euros), mientras en algunas provincias como Botosani, en el norte del país, no llega a penas a los 860 lei (185 euros). Del mismo modo, la relación entre pensionistas y trabajadores varía, en este caso más llamativamente: mientras en Bucarest hay 5 jubilados por cada 10 trabajadores, en provincias como la de Teleorman, en el sur, existen 17 pensionistas por cada 10 trabajadores (lo que es una muestra evidente de la ausencia total de puestos de trabajo debido a la destrucción de la mayoría de la capacidad productiva nacional en estas últimas tres décadas con la, así bautizada por el gurú del neoliberalismo Milton Friedman, terapia de choque neoliberal contra los trabajadores rumanos y sus conquistas durante las cuatro décadas de socialismo.

Lo cierto es que es imposible sobrevivir dignamente con 220 euros al mes o menos en Rumanía, un país donde el estado se vende por lotes al mejor postor, y donde, a pesar de su teórica gratuidad, ni la sanidad ni las medicinas son asequibles a muchos de los rumanos, y en el cual los productos de primera necesidad, como los alimentos o la energía, son mayoritariamente importados y, por lo tanto, vendidos al precio impuesto por la multinacional vendedora. Una cruda realidad, pues, que afecta a millones de rumanos, entre ellos a los que trabajaron toda una vida durante los productivos y activos años de Socialismo y han visto como sus vidas,  sus salarios y sus pensiones se han convertido en escombros y chatarra, tal y como ha sucedido con los edificios que albergaban las fábricas de la que era entonces, antes de la restauración del capitalismo, una potencia industrial, agrícola, energética y comercial, no solo en el bloque comunista, sino para gran parte de los países en proceso de desarrollo de América, África o Asia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

estimado amigo, estoy haciendo un trabajo sobre rumanía en la época soviética y no logro encontrar información, me gustaría consultarle por mail pero no encuentro ningún contacto en su blog, ¿podría poner aquí un correo? muchas gracias

JL F dijo...

valakiaroja@gmail.com

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