En la siguiente animación de siete minutos se puede comprobar la rotundidad de la victoria del Ejército Rojo contra el fascismo en la Segunda Guerra Mundial.
Notesé, por ejemplo, que hasta que la URSS no comenzó su imparable ofensiva tras la victoria de Stalingrado, en febrero de 1943, Europa entera estaba en manos de los nazis, y las potencias aliadas no movían un dedo para abrir un segundo frente occidental a la espera de que Alemania derrotara al principal enemigo de la clase capitalista mundial, alemana, inglesa, francesa o norteamericana: los comunistas. Solamente las fuerzas de la resistencia, nutridas por la clase trabajadora de toda Europa, hacían frente al nazismo y al resto de fascismos en el viejo continente.
Es en agosto de 1944 cuando los asustados "aliados" inician el desembarco en Normandía, exasperados por el tremendo e imparable avance soviético. Antes, solo habían amagado con una tímida invasión de Italia, desde septiembre de 1943, pero un año después apenas habían llegado a Roma.
Es en el verano del 44, cuando era más que evidente que el Ejército Rojo iba a llegar a Berlín, y si se lo proponía, iba a mandar al propio Franco al Oceáno Atlántico, las potencias "democráticas" abren el segundo frente y, no obstante, aún habiendo retirado los nazis la mayoría de sus divisiones del frente occidental para facilitar que los norteamericanos llegaran antes que los rusos a la capital alemana, no pudieron avanzar tan veloz y de forma imparable como el ejército de los campesinos y trabajadores soviéticos. Ejército que, finalmente, liberaría la mayor parte de los campos de exterminio alemanes, conquistaría Berlín y, lamentablemente, siendo quizás demasiado fiel a los acuerdos con la carroña capitalista, aquella misma que desde la Guerra Civil Española o a través de los acuerdos de Munich no harían más que lanzar a su amigo Hitler contra la Unión Soviética, se detendría allí, dejando la Europa occidental en manos de los que pronto se convertirían en los herederos, sin solución de continuidad, de los derrotados y cuya furia contiuamos sufriendo hoy (incluso los antiguos soviéticos, dominados en la actualidad por la misma panda de bárbaros criminales capitalistas que la U.E., Estados Unidos, China, Israel o Japón).
No obstante, provoca un subidón de orgullo, dignidad y esperanza recordar como el Ejército Rojo, acompañado por la resistencia comunista de todo el mundo, derrotaron y pusieron de rodillas a toda los granujas de la burguesia y el resto de calaña capitalista, los disfrazados con máscaras democráticas y los sinceramente fascistas, aterrorizados ya desde el triunfo de la Revolución Soviética y humillados en la Segunda Guerra Mundial por los obreros, campesinos y soldados del primer estado obrero de la historia.
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