El motivo de su muerte tuvo que ver con su denuncia constante del proceso de privatizacion y los despidos masivos consecuentes. Para Sahleanu, la venta, o más bien el regalo, de la antigua fábrica estatal al millonario Zdenek Zemek fue ilegal, y su lucha sindical se centró en evitarlo para impedir así el desmantelamiento de la fabrica y de los empleos. Recordemos que desde el golpe de estado de diciembre de 1989, en el año 2000 se habían perdido ya más de dos millones de puestos de trabajo, producto de la destrucción de la mayoría de la industria nacional con el objetivo de convertir a la antigua potencia económica ruman en una colonia de las potencias imperialistas occidentales.
A raiz del asesinato de Sahleanu, se comenzaron a investigar tambien las circunstancias que rodeaban a los procesos privatizadores. Después de cinco años de investigaciones, Victor Balan, el que fuera el director de Tepro tras su venta, fue condenado a 15 años de cárcel, el administrador de Tepro, Frantisek Pripratla, a 8, y sus dos asesinos, dos vigilantes de la empresa de seguridad de Tepro, a 25.
El asesinato de Sahleanu tuvo sus chivos expiatorios, pero el entramado de intereses que estaba detras ha quedado, tras 9 años, impune. La venta por una cantidad ridícula de la antigua productora de tuberias a un empresario checo, para que este después la vendiera a chatarreros como hierro viejo, fue investigada por el escandalo causado por el asesinato del líder sindical, aunque el proceso se fue alargando hasta su prescripción final.
El multimillonario Zdenek Zemek, el administrador contratado por Zemek, Frantisek Priplata, Andrei Catoiu, el director de la fábrica, así como otros altos funcionarios del organismo que se encargó de llevar a cabo el proceso de privatización de los bienes del estado rumano tras la venida violenta del Capitalismo en 1989, el Fondo de Propiedades del Estado, fueron investigados e imputados.
Recordemos que la llegada del Capitalismo a los paises del este, después de su salida de la influencia del sistema socialista, el proceso neocolonizador, consistió principalmente en destruir toda la capacidad productiva del país para abrir el mercado a los productos occidentales, es decir, convertir a Rumania, y a los otros estados, en paises importadores, creando a la vez una gran cantidad de mano de obra barata dispuesta a trabajar en los paises mas avanzados necesitados de fuerza de trabajo a cualquier precio.
La venta de propiedades del estado rumano a intereses extranjeros (dispuestos a destruir la producción interna para dejar campo abierto el mercado exterior), y todo ello por cantidades ridículas, fue suficiente, de paso, para enriquecer a los políticos del nuevo "régimen" (casi todos provenientes del anterior) con este saqueo de los bienes del pueblo rumano.
En definitiva, cuando el dossier penal llegó al tribunal de Iasi, en 2005, se constató que el delito ya habia prescrito, y el caso se cerró... Aunque los asesinos de Sahleanu pagaron su acción, el saqueo de TEPRO, igual que el que se llevó a cabo contra casi todas las propiedades y empresas públicas del estado, quedó impune (y los beneficiarios siguen pululando por la escena social y politica del pais derrochando las riquezas ganadas a costa del estado mientras los trabajadores y campesinos son los peores pagados de toda Europa).
El asesinato de Virgil Sahleanu fue el último episodio de una metódica desarticulación del movimiento obrero rumano, por ser este un molesto obstáculo en la lucha por la privatización de la empresa TEPRO, adquirida (casi regalada) al empresario checo Zedek Zemek, que había iniciado el proceso de privatización radical que conllevaba miles de despidos.
Como explicó Gabriel Artigue, marxista uruguayo que se ocupó de investigar el asesinato, "Primero
fue Virgiliu Zbaganu, el primer asesinado político en la nueva era de la democracia burguesa rumana; luego, los dieciocho años de cárcel a Miron Cozma, líder de los mineros de Valea Jiului. Ahora el proletariado rumano recibe un tercer golpe fatal con el asesinato de Virgil Sahleanu. La clase obrera en su conjunto fue golpeada por cada uno de estos acontecimientos, y va a ser muy difícil su recuperación, sobre todo moral y anímica".
La muerte de Sahleanu fue mucho menos elegante que la del citado Zbaganu. Este ultimo fue atropellado extrañamente por un tren, cuando en 1991 estaba intentando reorganizar el Partido Comunista Rumano, mientras que Sahleanu fue asesinado a puñaladas por dos hombres en la puerta de su casa. Parece ser que su oposición a los planes de la empresa checa, y muchas cosas que sabía de los típicos procesos de privatización dirigidos por la Agencia llamada "Fondo de Privatizaciones del Estado", encargada de vender (o dilapidar) los bienes del Estado a manos privadas, fue la causa de su asesinato.
Aparte de los masivos despidos, excusados en las necesidades del mercado, hay muchas cosas turbias en los procesos de venta de empresas públicas de aquella época, mucho enriquecimiento rápido de póliticos, mucho dinero negro, y sobre todo, una directiva neocolonial que pretendia, como en el caso de TEPRO, acabar con las empresas nacionales para dejar el mercado totalmente libre para las empresas multinacionales de occidente.
En noviembre de 1998, Tepro contaba con 2800 empleados, y el objetivo del empresario checo era reducirlos a 900. En junio de 1999 ya quedaban tan sólo 1600 y el camino parecia imparable. Ya desde el 24 de junio de 1999, los sindicalistas manifestaban sentirse acosados y afirmaban que se los intenta hacer callar, como se señalaba en el comunicado de la Oficina Ejecutiva de la Federación nacional Sindical METAROM, firmado por la vicepresidente Valentina Contescu. En el mismo documento se señalaba que en Tepro se violaba la ley de los sindicatos, y que el Juzgado de Iasi se hacía cómplice de las presiones que se hacían para impedir la actividad sindical, por su actitud de lavarse las manos ante el problema.
Virgil Sahleanu, lider del sindicato de Tepro Iasi S.A. denunció innumerables veces el proceso de privatización como ilicito, hizo públicas las actitudes ilegales y antisindicales de los directivos, se enfrentó a la dirección y al gobierno ante el falso proceso de privatización que era en el fondo una eliminación metódica de la estructura productiva rumana, impuesta por el Fondo Monetario Internacional. Igualmente, sabia demasiado de la corrupción inherente en este proceso de privatizaciones, ya que hay que señalar que el estado rumano, a través de la FPS, vendio Tepro Iasi S.A. por 62 mil millones de lei, cuando solamente sus edificios estaban avaluados en 118 mil millones.
Desde febrero de 1998 habia sido elegido como líder del sindicato, y la dirección de la empresa, junto a los servicios secretos rumanos, lo veían como una piedra en el zapato para sus planes de futuro (en el que nunca se tuvieron en cuenta las necesidades de los rumanos, sino solamente las necesidades privadas de los gestores y directivos politicos y empresariales).
La privatización mata. Lema de los mineros en las grandes manifestaciones obreras de los años 90 |
A las ocho de la mañana del jueves 7 del año 2000, Virgil Sahleanu bajó de su apartamento, situado en el segundo piso de la calle Arges nr. 2, bloc D10, del barrio Alexandru cel Bun de la ciudad de Iasi, ciudad situada cerca de la frontera con la República de Moldavia. Dos jóvenes, mercenarios del país vecino, Moldova, lo esperaban a la entrada del edificio donde vivía cuando iba a trabajar. Sin decir palabra, le acuchillaron varias veces. Aunque lograría llegar al hospital vivo, finalmente no sobrevivió. La indignación de los obreros de Iasi y de toda Rumania hizo que se tuviera que buscar una salida rápida. El FPS hizo públicas rápidamente declaraciones que intentaban convencer a los obreros de que no tenía que ver con el proceso de privatizaciones.
Desde el 11 de septiembre, a primera hora, los obreros de Tepro cortaron la circulación en la ruta Iasi-Tomesti, usando autogrúas, camiones pesados y otros vehículos que con dificultad podían ser removidos. Tenían dos demandas: que los culpables del asesinato de Sahleanu fueran llevados a la empresa para ser juzgado por los sindicalistas, en un juicio popular, y que el checo Zemek Zdenek fuera expulsado definitivamente del país y la fábrica renacionalizada, o al menos bien vendida.
Para calmar los ánimos, el comandante de la Policía Municipal de Iasi, coronel Gheorghe Grigoriu, les dijo a los cientos de obreros de Tepro que cortaron la ruta que el director general de la fábrica, Victor Balan, había sido arrestado en relación al caso Sahleanu, junto a otras personas (entre ellas los dos asesinos, que habian recibido 800.000 lei como pago por su crimen), además de algunos miembros de la empresa de Seguridad que habia perdido el contrato para la vigilancia de Tepro por las protestas de Sahleanu (que veia indignante que se redujeran gastos en sueldos y se pagaran millones a empresas subcontratadas).
Sin embargo, aunque es evidente la relacion con la empresa checa, y con el proceso de privatizacion dirigido por el FPS, las investigaciones se pararon ahí, y la empresa continuó su proceso de destrucción de empleo con la aquiescencia del gobierno rumano. El estado rumano demostró que, si es necesario, se pueden eliminar a los elementos molestos, dando una señal a los inversores extranjeros de que el movimiento obrero no era ya peligroso en Rumania; la eliminación de Sahleanu, junto al reciente encarcelamiento por casi 20 años de Miron Cozma, el líder minero que dirigiría las grandes manifestaciones mineras de los años 90 que culminarían con una matanza de trabajadores en las orillas del rio Olt , intentaba advertir a la clase trabajadora de que la sumision era su único camino aceptable, y que cualquier intento de enfrentarse al estado o a las empresas privadas sería duramente enfrentado y castigado (con la cárcel, como a los lideres mineros, o con la vida, como la del ingeniero Sahleanu o los mineros asesinados junto al rio Olt)".
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