En la Rumania actual, donde hay mas de 3 millones de trabajadores que fueron obligados a huir del páis para poder trabajar (tras la destrucción, en dos décadas de capitalismo salvaje, de 4 millones de puestos de trabajo de los mas de 8 que la potente industria y agricultura rumana ofrecían a los rumanos en 1989 ), sin embargo se construyen, según las estadísticas, dos iglesias por dia.
Además de la vergonzosa situación de los pensionistas rumanos, que como hemos dicho sobreviven con menos de 200 lei por mes, en la Rumanía de hoy el 25% de los trabajadores recibe mensualmente a cambio de su fuerza de trabajo menos de 160 euros al mes, y el 60% tienen que llegar a final de mes con menos de 350 euros brutos, según recientes datos publicados por el Ministerio de Trabajo.
Curiosamente, el dantesco escenario en el que ha tenido que vivir la clase trabajadora rumana durante los últimos 22 años de "paraiso capitalista" coincide con la marcha viento en popa de la iglesia ortodoxa que, además de la enorme financiación recibida de parte del estado rumano, de chupar la sangre a los crédulos creyentes y de otros negocios mas o menos sucios, ahora pretende elevar junto a la Casa del Pueblo de Bucarest, construida durante los últimos años del Socialismo y tan criticada por los medios de propaganda del régimen, una nueva catedral, tan grande como el edificio comunista, con un coste (mayoritariamente pagado por el presupuesto público, es decir, por todos los rumanos) de 400 millones de euros .
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Tampoco parece importarles a los medios de propaganda capitalistas, tan anticomunistas ellos y tan defensores acerrimos del régimen que ha provocado el caos actual, un verdadero genocidio social, que un tercio de los pensionistas tengan que pedir por las calles de la ciudad para poder pagar la calefacción de su casa o algo de comida, mientras, eso si, como dios (y las multinacionales) mandan, van obedientemente a la iglesia y, de paso, dejan algo en el cepillo.
Y es que, como sucede también con la Iglesia Católica, otro claro ejemplo de adoración al becerro de oro bajo la fachada de ser la verdadera iglesia de Cristo, las torres de los templos ortodoxos de Rumania son, como lo son y siempre lo fueron todas las torres de cualquier iglesia, el verdadero símbolo del poder de la aristocracia y la burguesia y del sometimiento de la clase trabajadora a sus intereses, ademas de constatar la certera fórmula que viene a decir que a mas poder y riqueza de la iglesia oficial de un pueblo, mas sometido y dominado estará este.
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