martes, 2 de junio de 2015

Alboradas rumanas

Rafael Alberti, el universal poeta comunista español, visitó Rumanía y el resto de los paises socialistas en diferentes viajes a lo largo de su vida, tanto durante la Republica Española y la Guerra Civil como representante del colectivo de escritores antifascistas, como durante su exilio durante el franquismo.

Rafael Alberti con Maria Teresa León  en uno de sus viajes por el este de Europa
En concreto, a Bucarest llegó en 1957, junto con Pablo Neruda, donde entraria en contacto con la literatura de los brillantes escritores socialistas rumanos, como Tudor Arghezi o Mihai Benuic, entre otros, y empezaría a traducir las obras de, entre otros, el conocido como poeta nacional rumano, Mihai Eminescu junto con su mujer Maria Teresa Leon.

En 1961, como regalo a su amigo Pablo Picasso, también destacado comunista, publicará "La primavera de los pueblos", una coleccion de poemas dedicados a los paises socialistas del este europeo, entre ellos Rumania.

En su poema "Alboradas rumanas", canta al pueblo socialista rumano, a su sufrimiento y a su triunfo final sobre los que le hicieron sufrir, a su fortalecimiento y sus tractores, a la edificación de su propio futuro.

Con el poema Alberti celebra el florecimiento del pueblo rumano, en lucha por su emancipación y por su desarrollo soberano a traves del Socialismo, lo que fue, y esa es la idea central de su obra, una verdadera y bella primavera rumana...

Aunque precisamente entonces fue cuando se plantaron las semillas podridas que lo provocaría, y que fueron infectando el jardín rumano y desarrollando la élite alejada de los intereses del pueblo que acabaría segándolo, en 1961 todavía nadie podia imaginar que decadas despues, tras el golpe de estado de 1989, aquellas flores se secaran del todo para dejar paso al desierto, y tras la primavera, que parecía eterna, volviera a imponerse de nuevo, tan cruelmente, el largo invierno.


ALBORADAS RUMANAS

I
Pueblo: Has llorado, has sufrido,
mordido el polvo y mordido
a los que te han dominado.

Hoy subes fortificado.

Tus flautas, ayer heridas,
hoy ya no lloran perdidas
por los prados.

Canta de nuevo el amor.
Y en tus campos el tractor
deja en sombra a los arados.

Hoy subes fortificado.

Todo de luz se engalana.
La primavera rumana
ha llegado.


II

Llegaron los labradores
!Qué jubilo de colores!
!Qué albas camisas de flores!

Me cantaron

En la tierra amanecía.
En paz el trigo subía.
Era la mar quien crecía.

Me cantaron.

Yo no reía, lloraba.
El campor era quien cantaba.
El mundo quien despertaba.

Me cantaron.

!Ay, qué soles me trajeron!
!Ay, qué estrellas me dejaron
cuando se fueron!

III

Aunque la bruma hoy te ponga
un fanal de espesa plata
y yo no pueda mirarte,
campo de Rumanía,
oigo en medio de la bruma
las flautas de tu alborada.

Oigo tus carros de avena,
tus ovejas y tus vacas;
de tus frutales, el grito
redondo de tus manzanas.
Oigo tus bosques, escucho
los secretos de sus ramas,
el son de tus leñadores
y sus hachas,
la voz del petróleo, el sueño
de su vida subterránea.

Oigo la voz de tu tierra,
camino de tus montañas.

IV

En la montaña el sol ardía.
Libre, la nieve descendía.
El petróleo al cielo subía.

Las ciudades encaramadas
eran banderas derramadas.
!Todo era albor, todo alboradas!

V

No era el infierno, no era
ya el fuego que consumía
antes la sangre del hombre.

Es el fuego que a la patria
va a darle nuevas raices.
El fuego
que labra las nuevas formas
de las máquinas
que han de partir las entrañas
de tu tierra
y te harán más grande un día
y te harán más rica un día,
rica y plena.

Más grande, más rica y plena.


El texto es de: Rafael Alberti - "Signos del día, La primavera de los pueblos" Editorial Seix Barral, S.A. Primera edición: 1978

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