El fotógrafo italiano Alfredo D´Amato ha realizado un reportaje-denuncia sobre los cocalari, rumanos, normalmente de etnia gitana, que viven en las afueras de la ciudad sobreviviendo de la busca de chatarra, y que en muchas ocasiones no están ni siquiera registrados, por lo que para las autoridades no existen.
Los protagonistas del reportaje fotográfico viven en un antiguo lago hoy seco, en barracas construidas con restos y deshechos, enfrentándose a las bajas temperaturas de la capital rumana, que llegan a veces a los 20 grados bajo cero.
El reportaje comienza denunciando que fue tras el final del comunismo, en 1989, cuando mucha gente se quedó sin vivienda, ya que antes todos los ciudadanos, independientemente de su etnia, tenian asegurado tanto un hogar como un trabajo (algo que dos decadas después, cuando la lucha por la supervivencia es cada dia mas dificil, parece un mito irrealizable, pero que era totalmente real).
El documental fotográfico está acompañado por textos que traducimos tras el video donde se muestran algunas de las fotografias de los que el fotógrafo italiano llama "los mas pobres de Rumania", los cocalari, los hombres del hierro, una consecuencia del "paraiso" capitalista rumano.
"Muchas familias que perdieron sus casas tras la caida de Ceausescu en 1989 finalmente se asentaron en los suburbios de Bucarest, en los bloques de apartamentos construidos en el comunismo. Otros no fueron tan afortunados.
En Calea Vacaresti, al sureste de la capital , cuatro familias han construido sus casas en el hoy seco lago artificial, haciendose barracas con ladrillos, plasticos y cartones para vivir. Sin registrar su nacimiento, los mas pobres de Rumania no son ni siquiera ciudadanos de su propio pais.
Cuando el tiempo lo permite, rebuscan restos de hierro, cobre y aluminio para vender a los desguaces, pero la llegada del invierno hace que la tierra helada sea impenetrable. Con pedazos de plastico como ventanas, las temperaturas dentro de las bárracas no es diferente de la de afuera, puede que 20 o 25 grados bajo cero. Queman cualquier cosa para conseguir un poco de calor.
Los cinco niños que allí viven no abandonan las barracas en todo el invierno, respirando humo de los trozos de neumático y plástico humeando sobre las llamas.
La cama que estas transportando a través de las vias de tranvia servirá como combustible, no como santuario. Los vestidos son echados al fuego también. Corina, de cinco años, y su hermano pequeño Claudiu, tienen ambos problemas para andar por causa del confinamiento del invierno.
La primera vez que Corina caminó en un apartamento estuvo muy sorprendida; cuando empezó a andar en la zona del lago se acostumbró a hacerlo con un ángulo de 45 grados. Su abuela Eliana es su único guardian; su padre está en prisión, su madre desapareció hace mucho. El mayor miedo de Eliana es que venga la policia a quitarle la casa, en una de sus anuales campañas de limpieza en primavera. Su único sueño es vivir en una casa social, como las que ella ve a través de sus ventanas de plástico.
Lele, un gitano rumano de 33 años que forma parte de estos "cocalari" , no se queja de su vida en el antiguo lago, y el acepta este estilo de vida poco convencional.
Pero acostumbrado a la vida comunal, el aislamiento si que le parece dificil para él y su familia.
En verano, Lele y los otros hombres pueden dedicarse al mercado negro. Ellos van a la ciudad donde ellos construyen casas para los mas ricos de Bucarest"
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1 comentario:
Además de la belleza de las fotografías que son realmente impresionantes desde el punto de vista artístico, lo más terrible es la realidad que muestran.
Una realidad indecente, personas desahuciadas que por no tener ni siquiera existen oficialmente al no estar registradas, no?
Según te leo, desde 1989, con la caida de Ceausescu, el deterioro social en Rumania es imparable. Una muestra es el número elevado de inmigrantes rumanos en España. ¿Cómo se puede pasar de un régimen comunista a una sociedad ferozmente capitilista a penas sin solución de continidad? ¿Cómo la sociedad no se ha soliviantado?
Son muchas las preguntas desde luego y es que este reportaje de los hombres del hierro es muy conmovedor.
Perdona tanta pregunta, eh?
Un beso
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