Pero que vuelva a fracasar esa ambición frustrada durante tantos años de los parásitos que quieren saquear los recursos construidos y producidos por la clase trabajadora venezolana, y de aquellos miembros de esta que venderian a su propia madre por unas cuantas migajas de las sobras de los grandes ladrones, depende solamente del pueblo venezolano, en especial de aquellos que trabajan y crean la riqueza (aquella de la que la clase capitalista quiere apropiarse para repartir solo lo que ellos decidan a capricho entre la clase obrera).
Mercenarios, rastreros, perros falderos y otros despreciables desechos humanos que, como hemos dicho mas arriba, venderian a su propia madre, a su propios hijos y, mucho más facilmente, a sus propios iguales por un puñado de dolares, han salido a la calle azotados por el amo para celebrar el fin de una pesadilla: la de que la minoria privilegiada no pueda hacer y deshacer a su antojo con la riqueza de todos los venezolanos.
Sin embargo, solo depende de los trabajadores de Venezuela defender lo que hasta ahora se ha construido, aunque tampoco tengan que conformarse con eso. Una revolución se tiene que profundizar a cada momento, y cual mejor que este en el que, a pesar del dolor de la perdida del tan amado y querido por los pobres y patriotas venezolanos, hay que defender lo logrado si es posible dando un gran salto adelante.
Son los trabajadores venezolanos los que deben tomar el control de la situación y pisar el acelerador para construir el Socialismo y evitar la deseada por mafiosos, pendejos y terroristas económicos, apoyados y sostenidos en sus esclavos asalariados, vuelta atrás hacia una Venezuela donde la minoria tenga en sus manos la riqueza mientras la mayoria, los que la producen, se tienen que conformar con lo que aquellos reparten.
El proceso bolivariano es, en comparación con lo que está cayendo sobre la mayoria de los trabajadores del mundo, una llama de esperanza que, lógicamente, ha prendido especialmente en toda Latinoamerica y entre los grupos mas desfavorecidos de todo el mundo. Pero no es suficiente.
Parafraseando a otro gran luchador por la emancipación de Latinoamérica y, en especial, de sus trabajadores, el Ché Guevara, que afirmaría tras la muerte de Stalin en 1953, también un 5 de marzo, que "no hay que concederse ningún descanso en tanto los miserables capitalistas no sean destruidos".
Quizás llegó la hora de hacer lo que tanto tiempo se ha atrasado, y que los venezolanos trabajadores se decidan por fin a tomar la única decisión eficaz para que el proceso revolucionario avance sin frenos hacia la emancipación total de los que trabajan y hacia la construcción de una sociedad donde no haya ningún hombre que explote a otro: el Socialismo.
Tal vez es la hora de la ofensiva final contra el capitalismo y los capitalistas, para que en Venezuela no quede ni uno de ellos, pues como nos demuestra la historia, mientras quede una sanguijuela viva esta siempre estará dispuesta a hacer cualquier cosa por vivir chupando la sangre de los demás, y cualquier paraiso puede transformarse en muy poco tiempo en un infierno donde unos pocos vivan parasitando a la mayoria.
Hugo Chavez ha muerto y hay que agradecerle que haya encabezado un proceso que ha devuelto la dignidad a los pueblos sometidos y pisoteados por el imperialismo capitalista, en especial el norteamericano. Bajo su liderazgo organizaciones como el ALBA han tomado la iniciativa de la política continental bajo criterios diferentes a los de las organizaciones impuestas por la injerencia yankee.
Los momentos que nos ha brindado el lider venezolano humillando y despreciando a los grandes representantes de los estados mafiosos más poderosos son impagables: como por ejemplo a George Bush (aunque se equivocará con Obama, cuya máscara negra no oculta su verdadera cara imperialista y sanguinaria), o a los jefes de estado de antiguas potencias hoy transformadas en ruines vasallos del imperio yankee, como aquella renuncia a callarse ante el beodo rey de España al que, al igual que el alcohol, se le suben demasiado a la cabeza los sueños frustrados de antigua colonia.
Pero despues de honrar su vida y de llorar su muerte, hay que llenar el vacio que ha dejado desde mañana mismo, y hacerlo con organización de clase, con mas empoderamiento, con más control del proceso por parte de los trabajadores y, sobre todo, para que el momento de debilidad no sea aprovechado por los que son capaces de cometer cualquier crimen para quitarle a los venezolanos lo que es suyo (porque son ellos los que lo producen), más lucha de clases y una mayor radicalización de la ofensiva contra el mayor enemigo de toda revolución, de todo trabajador, de la construcción del Socialismo: el parásito capitalista.
Por supuesto que esto solo son consejos de alguien que desea lo mejor para sus iguales venezolanos, y que solo desde el cariño intenta animarles a que superen la pérdida de su presidente y compañero que, a pesar de la propaganda de los medios del capital, y utilizando las propias reglas de la burguesia, ha ganado una elección tras otra desde su primera victoria en 1999. Para desesperación de multinacionales, grandes fortunas, vendepatrias, y matones de toda ralea, tuvo desde entonces el apoyo de su pueblo, que incluso le salvo de las garras de los terroristas y traidores en el golpe de estado organizado en 2001 por Washington y apoyado por sus esbirros como España (en aquellos tiempos gobernada por el servil y despreciable José Maria Aznar), que, como todo intento de echar a Hugo Chavez del lugar donde le querian los venezolanos, la presidencia, fracasó.
Como hemos dicho más arriba, realmente es la hora del pueblo de Venezuela, de sus trabajadores, y son ellos los que en definitiva han de continuar y defender su revolución a su manera; una revolución que sin duda ha perdido con la muerte de Chavez a un gran hombre, pero que ha ganado el nacimiento de un ejemplo inmortal.
!Qué la tierra te sea leve, Hugo Chavez! !Hasta la victoria siempre! !Adelante Venezuela! !Socialismo o Barbarie!
Del blog Cuestionatelotodo
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