La mitad de los entrevistados confirman que en los últimos cuatro años trabajan cada vez más horas mientras, paradójicamente, tienen cada vez menos capacidad de consumo por sus escasos salarios (la mediana salarial, es decir, los salarios más habituales, están entre 1.200 y 1.300 lei netos, es decir unos 280 euros). Así, el 47% ha renunciado a sus hobbies y vacaciones por falta de dinero y de tiempo. Un tercio de los menores de 30 años ha renunciado a irse de casa y sigue viviendo con sus padres o compartiendo piso.
También la mitad de los encuestados confirman que no pueden encontrar un equilibrio entre vida laboral y personal y que, se puede decir que su trabajo ocupa casi todo su tiempo. La mitad duerme menos de 7 horas. Así que es de lo más normal que muchos jóvenes se pregunten, con razón, qué diferencia habrá entre ser asalariado y ser esclavo en un régimen capitalista y, algunos, cada vez más, empiecen a tener la mosca detrás de la oreja sobre si aquello del paraíso capitalista no era más que una estafa.
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