Como vimos en la película que podemos ver en una de las entradas anteriores del blog, Lilya-4-ever, la destrucción dirigida de las industrias nacionales en los antiguos paises socialistas tras la reinstauración del capitalismo provocó múltiples consecuencias, una de las principales la emigración masiva de trabajadores que ya no tenían lugar donde ganarse la vida.
Como dijo alguien, la emigración siembre es una forma de exilio, pues tras la primera siempre hay causas políticas que justifican las económicas. Así, en el caso de Rumanía, casi tres millones de rumanos, según cifras oficiales, y muchos mas sin registrar, estan obligados a buscarse la vida fuera de su pais, en muchos casos como mano de obra barata, ocupando los lugares no deseados por los locales o explotados por diversos tipos de mafias.
Es cierto, como dice el artículo que compartimos a continuación, que algunas consecuencias relativamente positivas tiene esa situación: la llegada de millones de euros en remesas que facilita, ademas, que muchas familias desempleadas vivan de ello y no tengan a su vez que emigrar, pero que también provoca que la situación de dependencia se perpetue.
Eduardo Salceda, el autor del artículo y profesor de historia en Bucarest, denuncia otra consecuencia que muchas veces no se tiene demasiado en cuenta (y que también es denunciada en Lilya-4-ever): el abandono de los niños por parte de los emigrantes y los efectos que este les produce (mas alla de que el dinero que se envia desde los paises de destino les permita algunas veces vivir un poco mejor que el resto), que van desde la ruptura de la relación paterno-filial que en ocasiones es indefectible para toda la vida, hasta los casos mas mediaticos como el suicidio.
Veamos el artículo sobre una situación que, como tantas otras, era inimaginable hace dos decadas, cuando nadie en Rumania estaba obligado a huir para poder tener un puesto de trabajo, abandonando para ello en muchas ocasiones a su familia. Y es que, a pesar de cómo a veces se venda de forma interesada, la emigración siempre suele ir acompañada de un drama.
Como afirma Andrea Chisliciuc, una de las citadas en el artículo para ejemplificar algunas de las consecuencias menos publicitadas de la emigración (de la que se suele vender en los medios solo lo positivo, con la tipica trampa de la busqueda de una vida mejor y de la tierra de las oportunidades tan beneficiosa para las empresas de los paises receptores): “pese a todos los progresos económicos, sabiendo lo que ahora sé y por lo que tuve que pasar, dudo de que volviera a tomar la misma decisión. Es absurdo luchar por conseguir algo positivo para la familia y que, para lograrlo, debas sacrificar gran parte de la propia familia”.
" NIÑOS SUICIDAS EN RUMANÍA: Efectos colaterales de la emigración (por Eduardo Salceda)
Según el último informe de la “Autoridad Nacional para la Protección de los Derechos del Niño”, en Rumanía existen en la actualidad 50.000 menores con uno de sus progenitores en el extranjero y otros 35.000 con ambos padres emigrados. La gran mayoría de estos últimos permanecen al cuidado de parientes más o menos cercanos, pero existen también casos de niños dejados al cuidado de vecinos o incluso conocidos. Diferentes ONG hablan, sin embargo, de que la cifra real puede llegar a los 350.000.
Durante los últimos quince años más de dos millones de rumanos han emigrado fuera de sus fronteras en busca de un futuro mejor para ellos y sus familias. Existen múltiples estudios sobre la influencia económica y social que dicha emigración ha tenido sobre las sociedades receptoras – Italia, España y Alemania fundamentalmente-, así como estadísticas que hablan sobre los efectos positivos en la sociedad rumana (envío de remesas, cambio de mentalidades o disminución del paro), pero se suelen pasar por alto los efectos negativos.
Uno de esos efectos negativos, desconocido e incluso obviado conscientemente por las autoridades, es el de los múltiples casos de depresión y suicidio infantil derivado del sentimiento de abandono que la emigración de los padres provoca sobre estos niños, conocidos periodísticamente como “Huérfanos con parientes”.
El grueso de la emigración rumana procede de las zonas más rurales y atrasadas económicamente de Moldova (Suceava, Bacau, Botosani o Galati), del norte de Transilvania (Maramures) u Oltenia. No es difícil imaginar que se dieran situaciones similares en Andalucía, Galicia o Extremadura en la década de los 60, durante la emigración española a Alemania, Suiza o Francia. Por ello, deberíamos ser más sensibles si cabe con una tragedia que no hace mucho sufrimos en carne propia.
Pero más allá de las frías cifras oficiales, se encuentra el drama personal e individual de cada familia. Su conocimiento provoca una mayor sensibilidad hacia el fenómeno. Esto es lo que impulsó al realizador Ionut Carpatorea a rodar “Solo en casa. Una tragedia rumana”, documental en el que se abordan algunos de los casos más mediatizados de los últimos años.
Dramas como el del niño de 11 años Razvan Suculiuc. Niño estudioso e introvertido, al saber que su madre no iba a volver a Rumanía para celebrar en familia la Pascua planificó su suicidio. Dijo a sus compañeros de clase con absoluta sangre fría que iba a traer a su madre de vuelta en dos días, aunque fuera lo último que hiciera. Al llegar a casa se ahorcó. El padre del pequeño Razvan creyó que era mejor no dar por teléfono tan brutal noticia, por lo que dijo a su mujer Liliana que debía volver inmediatamente a Rumanía porque él había perdido el trabajo y debían reorganizarse urgentemente; al llegar a la estación de autobuses para iniciar el viaje de vuelta, el conductor del autobús le dijo a Liliana si ella era “la madre del niño muerto”.
O como la del adolescente de 15 años Claudiu Popovici, de Botosan. Antes de suicidarse, dejó una nota de despedida en la que explicaba que no encontraba fuerzas suficientes para hacer frente al cuidado de sus dos hermanos menores, de 7 y 11 años.
El número oficial de niños o adolescentes que se han quitado la vida en Rumanía durante los últimos ocho años es de 22 casos. No obstante, en una sociedad tan tradicionalista y con una influencia tan grande de la Iglesia Ortodoxa, el número real es con toda seguridad superior, aunque imposible de conocer con exactitud. La insensibilidad del clero rumano llega al límite de impedir en algunas comunas rurales el entierro del niño en campo santo, por ser éste un suicida. Siguen anclados en posturas intransigentes propias del mismísimo Agustín de Hipona, quien consideraba el suicidio algo pecaminoso e imperdonable. El suicidio infantil y juvenil es, por tanto, un tabú que se camufla baja la apariencia de accidente.
Los casos de suicidios comienzan a ser cada vez más mediatizados, por lo que en la actualidad hay una iniciativa gubernamental en trámite para que los padres que piensen dejar a sus hijos al cuidado de otras personas mientras trabajan en el extranjero deban suscribir un contrato especial con el Estado para el cuidado de sus hijos, a través del cuál los padres aceptarían la monitorización periódica de sus hijos por las instituciones estatales.
Siendo el caso de los niños suicidas el más llamativo mediáticamente, no es el único. Cuando los padres deciden emigrar, se produce también una ruptura de las relaciones paterno-filiales que, cuando el tiempo es muy prolongado, puede llegar a un punto de no retorno.
Éste es el caso de Andreea Chisliciuc, madre de una niña que en la actualidad tiene 14 años. No se lo pensó dos veces y decidió aceptar una oferta de trabajo en el campo onubense, con el propósito de ahorrar algo de dinero y volver a Bucarest. Volteando tristemente los ojos en derredor explica cómo “la partida en la estación de autobuses fue algo inenarrable, no hay palabras suficientemente precisas para expresar el dolor que sentí, es como si dejara una parte de mí aquí”. Tal vez la expresión de César Vallejo dolor en los cojones del alma le sirviera, aunque fuera remotamente. A continuación, durante meses, “el teléfono se convirtió en el objeto más importante para la familia, pues no pasaba día en el que no llamara varias veces para ver qué hacía, aunque sólo fuera con la intención de escuchar su voz unos segundos”.
Con el paso de los años, pese a la visita anual de Navidad o Pascua “pues no podía materialmente sufragarme más viajes, teniendo en cuenta los ahorros y los envíos realizados a la familia”, la relación con su hija perdió la intensidad que siempre había tenido. Nadie elige las cosas que ama ni la intensidad con la que lo hace, y uno de los efectos de una prolongada ausencia es que los niños llegan a perder parte del lazo emocional que los une con sus padres emigrados. Otra comparación histórica con España: una situación similar vivieron “los niños de la guerra” que en 1957-58 decidieron volver a España. En muchos casos, estos niños veinteañeros no pudieron adaptarse a sus familias biológicas, a un tipo de vida que difería radicalmente del que ellos habían desarrollado en la URSS.
Andrea Chisliciuc termina por afirmar que “pese a todos los progresos económicos, sabiendo lo que ahora sé y por lo que tuve que pasar, dudo de que volviera a tomar la misma decisión. Es absurdo luchar por conseguir algo positivo para la familia y que, para lograrlo, debas sacrificar gran parte de la propia familia”.
El artículo fue publicado en Rebelión
Las imágenes son del Album sobre la Emigración del ilustrador Shaun Tan
8 comentarios:
Compañero, un blog grandisimo, con una cantidad de informacion y articulos, enormes tanto en calidad, como en cantidad.
Un fraternal abrazo desde madrid.
Este post me ha conmovido. Impensable esta situación en cualquier momento de la precedente etapa socialista rumana. Un saludo de Federico.
¡Jose Luis,gracias por escribir este articulo que me ha impresionado muchisimo...!Soy rumana,esposa y madre...Nunca pensé irme de mi país sin mi hijo;también lo se que muchos padres piensan que van a regresar pronto al lado de sus familias,pero cuando tienes un poquito más,quieres mucho más...!Entonces,piensas en no cambiar la vida de tus hijos traiéndolos contigo y te quedas más...esperando que ellos van a entender que tardas en regresar porque sueñas con una vida mejor para ellos...Por lastima,los niños "huérfanos con padres" solo sueñan con las Navidades al lado de sus padres, con el beso de "Buenas noches" y el calor de la mano de la madre...Me permití colgar en facebook tus palabras para dar a conocer a mucha gente tus ideas y tus impresiones sobre este tema! Si no estas de acuerdo con esto,dimelo,por favor!
¡Otra vez,gracias,Jose Luis! (Yo no podía decirlo de misma forma)
Tristisimo este tipo de situaciones, en las que como siempre son los mas debiles e inocentes quienes salen peor parados. Una infamia mas causada por la putrefacta estructura de poder imperante hoy dia en Europa y buena parte del globo terraqueo...por cierto, considerandome yo discipulo de Cristo, no menos infame es la postura de ese sector del clerado ortodoxo Rumano que impide la digna sepultura de esos pobres niños, clerado que por otra parte tendran de cristianos lo que yo tengo de Caperucita Roja y el Lobo juntos.....lamentable.
Mioara, por supuesto que no hay problema en que cuelgues la entrada en Facebook ¿Cual es, asi puedo verlo?
Entiendo perfectamente tus palabras, y es que la emigracion tiene mucho mas de negativo que de positivo, y la culpa de que esto pase es de los gobiernos que no crean trabajo en el pais, del sistema que destruyo mas de cuatro millones de puestos de trabajo para dejar libre el mercado para los productos importados. Es decir, una nueva colonizacion.
Un saludo Mioara
Estrella Roja, Fepete, Rafael Antonio, gracias por los comentarios. La situacion es ciertamente impresionante por lo negativo, y como dice Fepete, impensable, como el mismo desempleo, hace 25 años.
Saludos
Se nos ha hecho creer(gracias a la ignorancia)que dar lo mejor es crear un esclavo imperialista que un luchador socialista.Por desgracia muchos de los que huyen de la necesidad, rapidamente caen esclavos del consumismo de marcas.Espero no ser malinterpretado por esto.Hoy se hace mas necesario que nunca que o socialismo o barbarie.Saludos
¡Gracias,Jose Luis!Encuentras mi perfil en facebook (Mioara Risnoveanu).Hablé hoy con la gente que me llamo después de leer tu articulo.A través de la asociación que intento crear(una asociación rumana),pienso en hacer "algo" para encontrar un camino nuevo y más fácil hacia las almas de los padres e hijos que se encuentran en situaciones similares.
¡Te deseo todo lo mejor!
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