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Aunque las intenciones del director no son ni mucho menos reivindicativas del pasado socialista (si hubiera sido así nunca habría podido extrenar la cinta en una sociedad donde todo tiene que pasar por la censura anticomunista), la película muestra uno de los miles de casos que han sufrido los trabajadores rumanos desde el golpe de estado de diciembre de 1989, momento desde el cual se cerraron hasta 2013, más de 1200 complejos industriales en todo el país, destruyéndose 4 de los 8 millones de puestos de trabajo que existían en 1990.
Esa destrucción metódica de la capacidad industrial y agrícola rumana, con el objetivo de convertir el antiguo pais socialista en una colonia capitalista, provocó millones de desempleados y una emigración masiva (más de 3 millones de huidos del pais por motivos económicos), algo solo posible tras la desarticulación y desmovilización del movimiento obrero mediante la propaganda ideológica y la violencia estatal (ver La desarticulación del movimiento obrero en Rumania ), durante la década de los años 90.
En la película de Tudor Giurgiu,se cuenta, mezclando la triste realidad con notas de comedia de ficción, como a la vez que la superestrella norteamericana Michael Jackson visita en 1992 por vez primera Rumania, (lo que se considera un triunfo de la nueva concepción de libertad capitalista), unos inversores franceses compran la fábrica de coches ARO con el fin de venderla, como chatarra, aunque el director de la fábrica, que se llevaría una jugosa comisión del negocio, engaña a los trabajadores diciéndoles que pretenden transformarla en una envasadora y exportadora de caracoles.
Eso si, solo 300 de estos trabajadores tendrían la suerte de ser recontratados, mientras el resto se tendría que buscar la vida como pueda (y esta si que es la realidad de esa falsa concepción de libertad del capitalismo, aislada de los otros dos conceptos imprescindibles para que esta sea posible: la fraternidad y la igualdad).
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El director, por supuesto, no cuestiona el capitalismo, aplicando en cambio las consignas ideológicas para humanizarlo, sino que culpabiliza de la situación a individuos concretos, corruptos (como si la corrupción no fuera consustancial al capitalismo). Por ello, el capitalista humanizado (un oximoron evidente), enamorado de la protagonista, evita el despido de todos los trabajadores de la fábrica llevando a cabo los planes que se habían dado a conocer a los trabajadores para, en un principio, engañarlos, pero esta vez para demostrar que la barbarie capitalista no es tal, y que siempre hay salida (aunque solo sea para 300 de los miles de empleados, una situación que, como se ha dicho, hay que multiplicar por miles de casos en todo el pais). Mientras tanto, la clase obrera, sin vanguardia, desmotivada y desorganizada, asume su destino trágico con resignación.
Se trata, pues, de una historia de ficción basada en los hechos reales, y que ejemplifica el proceso de destrucción de la rica y fuerte industria socialista rumana durante este último cuarto de siglo de dictadura del capital, y el castigo al que se somete a su clase trabajadora , contra quien se dió el realidad el golpe de estado de diciembre de 1989, (denominado, en un aberrante ejercicio de malabarismo semántico, por los medios de propaganda "Revolución").
En realidad, la suerte de los trabajadores de la fábrica ARO de Campulung fue aun peor que la de los de la película. No hubo, como es lógico, ningún capitalista "bueno" que pensara en ellos, y al final la fábrica quedó transformada en lo que es hoy una característica habitual del paisaje urbano rumano: las naves o complejos industriales abandonados y medio derruidos, un desierto con esqueletos de fábricas que es, en realidad, una ilustrativa radiografía de la Rumanía actual.
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En 1989, antes del golpe de estado de diciembre de 1989, los coches ARO eran exportados a un gran número de paises latinoamericanos, asiáticos y africanos, y eran conocidos por su calidad (de hecho, esta hoy todavia se reconoce por los expertos). Actualmente de los antiguos vehículos y camiones ARO no queda más que un lejano recuerdo, aunque todavia se siguen viendo por las calles a estos símbolos de la hoy desaparecida poderosa industria rumana socialista. Un recuerdo similar al que para los trabajadores rumanos queda de la añorada estabilidad, de los cada vez más raquíticos derechos sociales y, en definitiva, del biestar perdido.
Logros que los trabajadores rumanos dejaron arrebatarse de las manos, pues en el momento del golpe de estado ya habían sufrido un periodo de desorganización y de alejamiento del poder de las masas que, inevitablemente, a pesar del bienestar material y social, produjo una ruptura entre el partido y el gobierno y la clase trabajadora. Una situación cuyas consecuencias están ilustradas en "Sobre hombres y caracoles", película que se puede ver a continuación con subtitulos en español:
2 comentarios:
Hola!
¿está disponible esta película en calidad buena con subtítulos? Preferirá verla en la televisión que en el ordenador.
Un saludo y gracias de antemano!
En rumano, seguro que esta disponible si buscas en internet, y seguro que encuentras subtitulos en ingles. El titulo original es Despre Oameni si Melci.
Saludos
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