sábado, 18 de febrero de 2012

79 años de la represión contra los huelguistas de los talleres Grivita

El pasado 16 de febrero, se cumplieron 79 años de la huelga de los talleres ferroviarios de Grivita,  y de la brutal represión del gobierno de la oligarquía rumana contra los obreros que participaron protestando contra los draconianos sacrificios que se les exigían con motivo de la crisis económica de los años 30.

En un contexto parecido al actual, el 16 de febrero de 1933, terminaba violentamente una de las mas poderosas huelgas obreras acaecidas en Rumania. Los huelguistas, organizados por el Partido Comunista y otros partidos del movimiento socialista, despues de dias encerrados en los talleres de la Compañia de Ferrocarriles Rumanos del barrio de Grivita de Bucarest, fueron asaltados por el ejercito y la policia rumana, siendo asesinados 7 de ellos. De entre las fuerzas del gobierno murieron dos soldados y un guardia publico. Hubo multitud de heridos y detenidos.

Armand Calinescu era entonces subsecretario de estado del ministerio del interior en el gobierno aristocrata-burgues del rey Carol II, dirigido por Alexandru Vaida-Voievod. Desde este alto cargo habia supervisado las medidas contra el Partido Comunista Rumano y ya había ordenado la detención de los sospechosos de agitación tras la anterior huelga minera de Lupeni en 1929, y en ningún caso tuvo dudas al mandar disparar contra los manifestantes durante la huelga de Griviţa de 1933. Total se trataba de obreros, pensaria con su mentalidad capitalista-fascista.

Se trata de una de las mayores matanzas historicas contra los trabajadores llevadas a cabo por la oligarquia rumana, junto con la de campesinos de las revueltas de 1907 (descrita por el internacional Panait Istrati en su excelente libro "Los cardos del Baragan"), y la de los mineros en 1999, en Stoenesti (en el contexto de la destruccion de la industria rumana y de las conocidas como mineriadas) .

Como forma de enfrentar la crisis sobrevenida a finales de los años 20, el gobierno de Vaida-Voievod introdujo entonces lo que se denomino una "curbe de sacrificiu" ("curva de sacrificio"), que, como las decisiones que las elites toman actualmente, afectaban exclusivamente a los ciudadanos, e incluian graves reducciones de salario en los sectores estatales, provocando un gran descontento social en una situacion de crisis economica que exigia de por sí sacrificios constantes a los trabajadores y campesinos.

Curiosamente, hoy el gobierno rumano, como el resto de los controlados por las grandes mafias capitalistas, toma las mismas medidas contra los trabajadores pero, al contrario, hoy apenas provocan conflictos sociales serios, a pesar de que,  como se puede comprobar, las circunstancias de entonces suenan bastante a lo que esta sucediendo en la actual crisis: los trabajadores cargan con todo el peso de las consecuencias, mientras las elites siguen enriqueciendose a su costa.
El hombre que decidio disparar: Armand
Calinescu (se nota que no trabajo en su vida)

Los trabajadores de los talleres de CFR (la compañia estatal de ferrocarriles rumana) tenian entonces, ademas, otros motivos de enfado, ya que el 20 de enero anterior la administracion de la compañia les anuncio que no les pagaria los salarios a no ser
que demostraran que habian pagado sus impuestos los ultimos tres años (por supuesto que no se exigio eso mismo ni a los miembros del gobierno ni a los grandes hombres de negocios y terratenientes).

En 1932 se habia creado un sindicato "rojo", comunista, frente al sindicato socialdemocrata de linea moderada que hasta entonces representaba a los trabajadores. El nuevo sindicato estaba dirigido por Panait Bogatoiu y Constantin Doncea. El conflicto estalló en enero de 1933, liderado por un comite de fabrica, y contando con los 700 trabajadores de los vagones, a los que se unieron despues mas de 3000 de los talleres. La huelga se extendio rapidamente por otras ciudades rumanas.

El ministro de Comunicaciones, Eduard Mirto, negoció en un principio con los trabajadores, pero despreciando al sindicato comunista, y buscando el pacto tan solo con el sindicato socialdemocrata, con el que llego a un acuerdo de un aumento salarial y ayudas para pagar el alquiler. Sin embargo, la poca fe de los trabajadores en el gobierno y sus representantes mantuvo viva la tension social. Asi que tras la reanudacion del trabajo, solo 200 trabajadores volvieron a su puesto, de entre 5000.
Constantin Doncea, lider del
sindicato comunista




El comite de fabrica votó por continuar con las reivindicaciones, exigiendo además ayudas para combatir las subidas de los precios, un aumento mayor del salario y el reconocimiento del sindicato comunista como interlocutor en las negociaciones.

En 1933 la estructura de los comunistas en las aun escasas fabricas rumanas era cada vez mas poderosa, y Dumitru Sparlea, dirigente del sindicato socialdemocrata, se desvinculó de estas movilizaciones,  que eran acusadas por los medios de propaganda fasciocapitalistas, con las tipicas patrañas para demonizar al movimiento, señalando que eran organizadas por enemigos externos (la Union Sovietica).

Ante las nuevas reivindicaciones de los huelguistas,  las autoridades rechazaron negociar pues consideraban que las exigencias eran politicas, y no laborales (como si las condiciones laborales no fueran un problema también político).

En el transfondo estaba el terror de las clases dirigentes a los movimientos comunistas que, irremediablemente, atraian a los trabajadores locales que vivian en condiciones bastante precarias. Por eso se atacaba a los sindicatos comunistas, tanto en Rumania como en el resto del mundo capitalista, acusándoles de agentes sovieticos sometidos a intereses extranjeros, e intentando desviar la atencion sobre las verdaderas causas de las revueltas a asuntos de politica exterior y antipatriotismo.
Gheorghiu-Dej en
su juventud




El 15 de febrero las autoridades procedieron a arrestar a los lideres del movimiento, entre los que estaban Panai Bogatoiu, Constantin Doncea, Gheorghe Apostol, Chivu Stoica, Ilie Pintilie, Gheorghe Vasilichi y Gheorghe Georghiu-Dej (algunos de estos nombres se convertirian en personajes importantes del Partido Comunista y de la futura Republica Popular Rumana, como Chivu Stoica -tambien voluntario de las Brigadas Internacionales en España-, Gh. Apostol, o Gheorghe Georghiu-Dej).

Estos arrestos levantaron aun mas los animos de los huelguistas, que se negaron a volver al trabajo, exigiendo la liberacion de los detenidos como portavoces del comite de huelga.

El 16 de febrero por la mañana, las tropas del gobierno rodean los talleres de CFR-Grivita, y tras un ultimatun y varios disparos de advertencia, y despues de que la mitad de los obreros se entregaran, asaltaron los talleres, disparando sin piedad contra los que dentro resistian. Hubo 7 obreros asesinados (Vasile Roaită, Dumitru Popa, Gheorghe Popescu, Cristea Ionescu, Dumitru Tobiaş, Dumitrz Mayer, Ion Dumitrescu) y casi 100 heridos.

Tambien hubo mas de 1000 arrestados, de los que finalmente fueron acusados de organizadores y agitadores 380. Como durante la huelga el gobierno se habia declarado el estado de sitio, los trabajadores fueron juzgados por tribunales militares. Los obreros fueron tambien obligados a negar por escrito su vinculacion al Partido Comunista para ser readmitidos en CFR, y a llevar desde entonces una identificacion como trabajadores de los talleres para evitar que entre ellos se movieran "agitadores externos".
Gavril Mikolssy, Grivita 1933

En resumen, la huelga de los talleres Grivita fue un señalado episodio de lucha obrera de los trabajadores rumanos, de los que eran habituales en toda Europa en esas fechas, 1933, epoca en la que los gobiernos europeos intentaban mantener los privilegios de las oligarquias, aristocratas y empresarios, aumentar su tasa de beneficio,y cortar por cualquier medio el empuje de las reivindicaciones de la clase obrera, representadas, en un contexto en el que la crisis economica agudizaba las tensiones sociales y el ejemplo del socialismo sovietico animaba a los trabajadores de todo el mundo a seguir su ejemplo, principalmente por los partidos comunistas y obreros.

Esas tensiones sociales fueron utilizadas por las elites para fomentar el auge del fascismo, como forma de mantener en sus manos los privilegios puestos en riesgo por las corrientes revolucionarias que se extendieron por Europa tras el triunfo de la Revolucion Sovietica en 1917. En Rumania el fascismo estaba representado por la Guardia de Hierro, que, curiosamente, fue de los pocos movimientos politicos que condenaron el asalto de los talleres de CFR en Grivita contra los comunistas. Años mas tarde, esos mismos legionarios asesinarian a Armand Calinescu, cuando este ya habia trepado en la escala del gobierno y era Primer Ministro durante la dictadura real de Carlos II, en 1938, como venganza por el asesinato de su lider, Corneliu Codreanu, ordenado tambien por aquel.

La prensa burguesa intentó, contradictoriamente, a la vez de minimizar la vinculación de los obreros con el movimiento comunista, acusar por otro lado a los huelguistas de comunistas y antipatriotas, segun les convenia. Igualmente siempre cargó toda la responsabilidad de los hechos a las exigencias obreras descritas como inaceptables, y no a su evidente desprecio hacia la vida de los trabajadores, a los que la oligarquía parasitaria despreciaba entonces tanto como hoy.

De hecho, en los medios de propaganda actuales apenas se menciona la gran huelga de los Talleres Grivita de 1933, ni mucho menos la salvaje represion del gobierno. No vaya a ser que el recuerdo haga que los explotados de hoy despierten de su sometimiento y retomen la abandonada lucha organizada, en unos momentos en que los gobiernos actuales, como aquel de 1933, también recortan derechos y empeoran las condiciones de trabajo, a la vez que se obliga a los trabajadores a  pagar la crisis provocada por los grandes capitalistas que, como entonces, son a los que verdaderamente representan.

Actualización de http://imbratisare.blogspot.com/2010/02/la-huelga-de-los-talleres-grivita-en.html

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