La
fotógrafa Merav Maroody ha trabajado con los restos de la industria de los antiguos paises socialistas del este de Europa. Sus imágenes poéticas revelan, sin embargo, un paisaje melancólico, utopías rotas en unos pueblos en los que, en la actualidad, el trabajo y la producción son en parte recuerdos del pasado: desiertos industriales que van de la mano de la huida de millones de trabajadores en busca de un empleo a las nuevas metrópolis capitalistas.
Este proyecto nace de los recuerdos que todavía existen en las zonas dedicadas al trabajo durante el período comunista. Mi fascinación por las fábricas abandonadas del este de Europa se manifiesta en una constante búsqueda por capturar la esencia de esos lugares con mi cámara. Usando una técnica única para combinar múltiples exposiciones en una sola imagen completa, trato de crear imágenes que reflejen los verdaderos colores y el "espíritu" de las fábricas.
Merav Maroody comenta, además, que el objetivo conceptual de su obra es el reflexionar sobre el contraste entre las ruinas de una industria que hace veinte años definia a las comunidades del este europeo y el actual desierto productivo; para la autora la conservación de las ruinas de la antigua riqueza industrial socialista tiene un componente psicológico; en el mundo actual, donde los rumanos o los búlgaros llevan ya veinte años enfrentados a la realidad del desempleo, la falta de derechos sociales y la pobreza, la conservación de las antiguas poderosas fábricas tiene un efecto similar al de los templos de las antiguas civilizaciones: recuerdan los tiempos pasados, la ideologia del orgullo del trabajo y del esfuerzo colectivo.
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