miércoles, 2 de julio de 2014

Rumanía: el país con más mujeres científicas de Europa (seguida de otros antiguos paises socialistas)


El informe ‘She in Figures’ de la UE revela que sólo tres de cada diez científicos en Europa es una mujer. Los países del Este de Europa copan los mejores índices de posiciones académicas sénior ocupadas por investigadoras. El documento no arroja datos muy positivos: a pesar de que las mujeres representan el 46% quienes obtienen un doctorado, sólo el 33% de los investigadores en la UE (en el momento del estudio, compuesta aún por 27 Estados) es mujer, una cifra que baja a un preocupante 19% si sólo se tiene en cuenta el sector privado.

Sin embargo, aparecen algunos datos a destacar: El informe muestra una sorprendente polarización Este-Oeste, a favor del Este, en cuanto al porcentaje de posiciones académicas sénior ocupadas por mujeres. Los índices más altos en este apartado corresponden a Rumanía (36%), Letonia (32%) y Bulgaria (26%). Es más, en los diez primeros países de este ranking sólo hay dos escandinavos (Finlandia y Suecia, en cuarto y décimo lugar) y dos del sur europeo (Portugal e Italia, sexto y noveno). Países como Francia, Alemania o Bélgica, al contrario de lo que podría pensarse, ocupan los puestos 11, 12 y 15 en esta clasificación. España está en el furgón de cola con apenas un 17% de plazas sénior ocupadas por mujeres.

Según explica Dora Groo, presidenta de la Asociación Húngara de Mujeres en la Ciencia hasta junio de 2012, los paises socialistas la mujer disfrutaba de una mayor igualdad de género y, por lo tanto, de acceso a la universidad y al mundo laboral; no por ser mujeres solamente, sino por ser clase trabajadora.

Este relativamente elevado porcentaje de mujeres en los países del Este tiene un origen histórico. Durante el régimen socialista casi todas las mujeres trabajaban en nuestros países en todos los campos de trabajo, incluida la investigación científica. En las universidades, todas las facultades”, prosigue, “estaban abiertas a las mujeres e incluso eran favorecidas y un alto número de ellas continuaron sus carreras investigadoras”, ha declarado Groo, que continúa:

Estos Estados se dotaron una fuerte red para el cuidado de los hijos y, de este modo, las mujeres pudieron volver a sus trabajos después de algunos meses y continuar sus trabajos”. 

Y es que, como ya escribió Karl Marx en 1845, en La Sagrada Familia, “Los progresos sociales y los cambios de periodos se operan en razón directa del progreso de las mujeres hacia la libertad y las decadencias de orden social se operan en razón del decrecimiento de la libertad de las mujeres... porque aquí, en la relación de hombres y mujeres, del débil y el fuerte, la victoria de la naturaleza humana sobre la brutalidad, es más evidente. El grado de emancipación de la mujer es la medida natural de la emancipación general”(C. Marx y F. Engels, La sagrada familia. Madrid, Akal Editor, 1981, pág. 215).

La mayor participación de la mujer en la investigación científica en los paises del este, antiguos socialistas, no es más que la demostración del progreso social general que estaba en la base de aquel sistema, mientras que los datos de los paises supuestamente más avanzados son, simplemente, la consecuencia de la, al contrario, de la decadencia social propia de la barbarie capitalista y su esencia basada en la explotación (principalmente del capitalista al obrero, pero con diversas proyecciones sociales, además de la del hombre sobre la mujer, la del poderoso sobre el débil, del rico sobre el pobre, del blanco sobre el resto de razas o del imperio sobre las colonias).

La conclusión está más que clara: solamente acabando con la explotación de clases, se podrá iniciar el camino hacia un mundo sin explotación alguna del hombre por el hombre, y con ello el resto de formas de discriminación o explotación podrán llegar a ser malos recuerdos del pasado; es decir, y como Clara Zetkin escribiera en sus tesis preparadas para el Tercer Congreso de la Internacional Comunista, “Hay que comprender la importancia que tiene hacer participar activamente a las mujeres en todas las ramas de la lucha del proletariado (incluida su defensa militar), de la edificación de nuevas bases sociales, de la organización de la producción y de la existencia según los principios comunistas”, y para ello “Las mujeres siempre deben tener presente que su esclavitud tiene todas sus raíces en el régimen burgués. Para terminar con esta servidumbre, es necesario pasar a un nuevo orden social

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