Ayer, dia nacional, el frio llegó de repente a Bucarest. La ciudad se despertó cubierta de hielo, la gente resbalando por las aceras (los hospitales se llenaron de accidentados con tobillos torcidos o brazos rotos), y las autoridades, como es normal en estos lares, pasaron de todo.
Como es sabido, en Rumania los servicios públicos, los derechos del consumidor, y la preocupacion por el bienestar del ciudadano, son asignaturas todavia pendientes de gobierno, ayuntamientos y empresas privadas. Es decir, que aqui desde los telecomuncaciones hasta un simple kiosko, y por supuesto, el mero hecho del derecho a poder caminar por la ciudad o saber el horario del transporte público, no tienen para nada en cuanta al usuario.
Al contrario que en otros paises donde los derechos del consumidor y el ciudadano estan algo mas avanzados, aqui cada uno tiene que buscarse la vida y, si tiene mala pata, es su problema.
Como iba diciendo al principio de esta entrada, Rumania esta sufriendo estos dias un fenomeno que se conoce como "lluvia helada", poco habitual en esta zona del mundo, y la capa de hielo que se deposita sobre aceras, calzadas o en flores y arboles, da un brillo especial a las calles y a los jardines. Las flores se acristalan con agua congelada, que las envuelve como en una capsula, y las ramas de los arboles quedan encerradas en una burbuja de agua solidificada.
El bonito fenomeno tambien acontece en las fachadas, tanto de los edificios privados como de las empresas privadas. Y por supuesto estas no se preocupan demasiado del peligro que puedan sufrir sus clientes, y mucho menos los peatones que pasean por los alrededores.
De las paredes del nuevo mall, han comenzado a caer la capa de hielo congelada adherida fragilmente, y, por supuesto, ni los responsables del negocio ni el ayuntamiento han previsto nada para proteger a los viandantes (ni aquí, ni en ningun otra fachada de la ciudad).
Veamos el video grabado emitido por Realitatea TV, y que te puede pasar si paseas despistado hoy por Bucarest (ademas de lo habitual, caerte en una alcantarilla abierta, o en una zanja sin señalizar).
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