En el número de octubre de 1913 de la revista National Geographic se publicó un interesante artículo del periodista norteamericano Federico Moore sobre Rumanía, „un país que acaba de salir de la ciénaga de la historia”, según el autor.
El artículo se titula "Rumania y sus ambiciones", y describe el pais en el contexto geopolitico de los Balcanes, su riqueza economica y su agresiva politica exterior. Es un texto bastante largo, por lo que a continuación haré un sucinto resumen, ademas de colgar las preciosas fotos realizadas por el mismo Moore.
El autor muestra a los lectores un breve panorama de los acontecimientos históricos vividos por este país hasta ese año – 1913 -, y se centra en la situación socio-económica y política que cambio radicalmente con la entronización del rey Carlos I en 1886 (entonces Rumania era Valaquia y la parte de la Moldavia independiente que no habia pasado a formar parte del Imperio Otomano y luego del Ruso, la actual Rep.Moldova, incluyendo parte del territorio bulgaro conquistado en las Guerras de los Balcanes).
En relación con la geografia, Moore hace una descripción del pais, que por aquel entonces era un goloso caramelo a los ojos de los nuevas potencias occidentales, en especial Francia, pero también ya Estados Unidos: "... la tierra es rica a lo largo y a lo ancho, los puertos del Danubio reciben y envian mercancia a todo el mundo: un barco postal une los puertos de Constanta con Constantinopla y otros centros comerciales del oriente, y algunas ciudades se parecen mas a una metrópoli occidental que a una capital de Los Balcanes. El suelo es negro y rico, la llanura entre las montañas y el Mar Negro es una de las zonas que mas trigo producen del mundo. A los pies de las montañas se extiendes kilómetros de viñas. El vino que produce el reino le convierte en el quinto exportadore europeo. Las montañas estan cubiertas de mas de 3,5 millones de hectáreas de bosque, que se conservan con gran cuidado, porque el rey es un gran amante de los bosques y la exportacion de madera puede traer ingresos incuantificables"
Moore se sorprendió al descubrir la belleza de la Bucarest de entonces, en la que la influencia francesa estaba empezando a hacer mella, tras el fin de la dominación otomana, que había ahogado hasta fecha reciente toda posibilidad de desarrollo autonomo. Así, escribe que "... la capital es una sorpresa para los visitantes de otros países. Pocos esperan encontrar en un pais de los Balcanes, una capital que con razón puede llamarse Micul Paris, y Bucarest todavía merece este título. Es una ciudad con calles amplias y limpias, donde se puede encontrar una variedad de tiendas y espléndidos edificios públicos, bulevares y casas hermosas, que muestran, con efectos notables, la arquitectura tradicional del país .... Aquí existe una especie de café al aire libre, común en invierno en las calles de Bucarest, donde el comerciante vende la leche caliente de su propia vaca. Los rumanos son moderados y, a pesar de su vino, beben con moderación."
Haciendo referencia a la situación de las minorías y las relaciones con los vecinos, el autor menciona que "... en general, junto a los rumanos viven ciangai (rumanos hungarizados), griegos, armenios, turcos, rusos, búlgaros y tártaros ... Entre los habitantes de Rumania, el 4,5% son hebreos, que superan en número a cualquier lugar de Europa. La mayoría vive en Moldova, en particular en la ciudad de Iasi. .... Aunque no habla mucho de los rromi, en sus fotos se ve que habia un gran número en la Bucarest de 1913.
Los rumanos son latinos rodeados por húngaros y eslavos, hubieran deseado ocupar los territorios ocupados por valacos al sur del Danubio. Las relaciones con los estados vecinos pudieron ser dificilmente amistosas: acaban de escapar de la dominación turca, se sienten amenazados por el Imperio Ruso, tienen problemas con los serbios en el Banat, de los griegos todavia pervive la memoria de los rapaces fanariotas de la administracion, los hungaros de Transilvania oprimen a sus hermanos..., y con los búlgaros, tampoco tienen una relación mas cercana ... " (de hecho, se habian enfrentado recientemente en la Guerra de los Balcanes, perdiendo Bulgaria a manos rumanas el territorio al sur del Danubio conocido como „el Cuadrilatero rumano”, o Dobroja sur).
Moore realiza gran cantidad de fotos de rromi rumanos, especialmente en la ciudad de Bucarest, aunque no habla demasiado de ellos
Despues dedica unas cuantas palabras a la descripción del campesino rumano, un tanto romántica, pues seguro que el escritor rumano Panait Istrati no estaba tan de acuerdo en lo idílico del retrato: "... sin ser demasiado religioso, no permite que misioneros de otra religion prediquen en su tierra, como el cristianismo protestante”...”En pocos lugares se ve que los campesionos guarden tan celosamente su traje tradicional. Los agricultores rumanos se casan muy pronto y la tradición conserva en la ceremonia el robo de la novia. En algunas regiones se pinta una flor en el muro de la casa con el rostro de la esposa”. "...El campesino rumano está lleno de encanto y sabiduria. Orgulloso y patriótico, está tan ocupado como es modesto. En la mayor parte del año le basta comer vegetales y mamaliga”.
En este caso, quizás Istrati hubiera dicho que a la necesidad le llaman voluntad. En la fecha de la visita de Moore, por cierto, hacia bastante poco tiempo de la matanza de campesinos efectuada por el ejercito del rey Carlos I en 1907.
Por último, Moore concluye hablando sobre la aspiración a la unidad de todos los territorios con mayoria rumana: „La gran aspiración de los rumanos es que llegue el dia cuando exista una Rumania para todos los rumanos. Pero la realización de esta ambición parece estar más allá de sus posibilidades”.
Aquí el autor norteamericano se equivocó, pues cinco años después los azares de la Primera Guerra Mundial provocarian la carámbola que haria realidad ese sueño.
fte: National Geographic, octubre de 1903.
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