Los medios de comunicación rumanos actuales, que en manos de los grandes capitalistas funcionan, como en el resto de paises "democráticos", como medios de propaganda, repiten un
Rakowsky con Trosky, en 1924 |
a y otra vez desde hace 20 años que antes de la llegada al poder del Partido Comunista, en 1944, el movimiento obrero apenas existia en Rumania.
Intentan con ello provocar la impresión de que la lucha de clases fue importada con la llegada del ejercito rojo, el 31 de agosto de ese año, obviando las enormes movilizaciones sociales acaecidas desde finales del siglo XIX, de la que dan buena muestra escritores rumanos de la época, como Panait Istrati, Alexandru Sahia, o Gala Galaction, o pintores como Nicolae Tonitza, Iosif Iser o Brauner, todos cercanos a los movimientos obreros en torno al Partido Social Democrata y al Partido Comunista.
Ya hablamos en este blog de algunas de las grandes huelgas y revueltas obreras y campesinas producidas a principios del siglo XX, como la gran revolucion campesina de 1907 o las huelgas de Lupeni y Grivita. Pero hubo muchas mas. El intelectual y activista comunista bulgaro Christian Rakovski describio en 1905 la turbulenta situación social en Rumnania a principios de siglo, algo que, como he dicho, hoy se tiende a invisibilizar para evitar que se conozca la gran actividad obrera que el pueblo rumano desarrollo practicamente desde finales del XIX en defensa de los derechos de la clase obrara.
Christian Radowski fue un bulgaro que tuvo un importante papel en estos movimientos, militando en organizaciones de la Segunda Internacional desde 1890 tanto en en Rumania, Suiza, Francia y Alemania, llegando a desempeñar un papel importante en el Partido Socialdemócrata de Rumania.. Se declaró contra la I Guerra Mundial en 1914, por lo que desde septiembre de 1915, hizo parte de la izquierda internacionalista de Zimmerwald, a la que también se asociaron Lenin y los bolcheviques, así como Trotski y Rosa Luxemburgo.
Encarcelado por el gobierno rumano en agosto de 1916 por su actividad contra la guerra, fue liberado por soldados rusos el 1° de mayo de 1917. Perseguido luego también en Rusia por oponerse a la guerra, fue ocultado por los bolcheviques y salió a Suecia, de donde regresó tras la revolución de octubre para participar en la defensa de la revolución, frente a los invasores rumanos, que actuaban coordinados con las potencias imperialistas. A partir de ahí participó en el movimiento revolucionario ucraniano.
Fue presidente del Soviet de Ucrania en 1918 y líder de esta República Soviética hasta 1923 cuando fue nombrado embajador de la Unión Soviética en Londres y en 1925 en París.
Fue cercano a otros importantes comunistas bulgaros como el que seria presidente del Komitern y primer presidente de la Republica Popular Bulgara, Jorge Dimitrov, y tio de Boris Stefanov, presidente del Partido Comunista Rumano entre 1936 y 1940, hasta que sus diferencias en el conflicto entre Stalin y Trosky les separaron.
En su artículo "El movimiento obrero en Rumania", Die Neue Zeit, 9 - 15 de Septiembre de 1906, escribio lo siguiente sobre la "epidemia de huelgas" que tenian lugar en Rumania en esos años, y que demuestran que los obreros rumanos, al contrario de lo que hoy los medios anticomunistas intentan hacer creer, eran de todo menos pasivos y resignados. Por ejemplo, veamos lo que dice sobre 1905, dos años antes de la famosa revuelta campesina que se extendio por todo el pais y que provoco su represión violenta por el terrorismo de estado de la oligarquia:
"Una verdadera epidemia de huelgas tuvo lugar en Rumania en 1905. Algunas huelgas, como las de los obreros del calzado en Bucarest, en la que participaron de 7.000 a 8.000 obreros, o la de los obreros del tabaco y las cerillas con 2.000 participantes, muestran bien como se ha concentrado la producción industrial rápidamente. Otras huelgas, como la de los empacadores en los puertos nacionales de Galatzi o la de los carteros de Bucarest, son características porque están dirigidas contra el estado patrón. Este también es el caso de la del tabaco y las cerillas. Estas huelgas, en gran parte desencadenadas por trabajadores sin organización y dirigidas por líderes improvisados, no disponían de ningún medio para resistir, y le dieron al sindicato una buena ocasión para intervenir - esto es con frecuencia lo decisivo para el éxito de una huelga. La idea sindical se vuelve tan popular hoy que incluso un grupo de policías municipales de Bucarest se ha dirigido a nosotros (en nombre de 1.300 colegas) para que defendamos sus reivindicaciones salariales.
Algunas huelgas son destacables por su agitado desarrollo. Esto se dio en la huelga de portuarios de Galatzi, en la que participaron 600 obreros: el gobierno envió 500 soldados para reemplazar a los huelguistas y toda la guarnición fue movilizada. Hubo brutalidades y arrestos como en toda gran huelga. En respuesta a estas provocaciones, los portuarios, reunidos por los siete sindicatos existentes en ese momento, en Galatzi, organizaron una manifestación que impresionó a toda la población por su calma y su disciplina. Los obreros ganaron todos sus puntos, obteniendo la liberación de sus seis camaradas acusados de 'incitación a la revuelta' y el fin de toda acusación contra ellos.
La solidaridad internacional jugó a favor de numerosos huelguistas (...) La huelga de los carteros de Bucarest y la de los obreros del tabaco también fueron movidas... A la brutalidad policial, que quería obligar a los obreros a retomar el trabajo, el proletariado de Bucarest le replicó con una manifestación en las calles entonando 'La Internacional'."
http://www.marxists.org/espanol/rakovski/1906/sept09.htm#topp
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