No sabia si llorar o reir cuando, viendo un informativo esta noche, me he enterado en directo de la dimision del nuevo ministro de interior del gobierno Boc (o Basescu-Geoana). En una entrada anterior habia hablado de la crisis provocada en el gobierno, apenas formado a mediados de diciembre, el mes pasado, cuando dimitio el ministro de interior del PSD Gabriel Oprea, enfrentado a su partido por el nombramiento de colaboradores que habia impuesto, supuestamente, Basescu.
Pues bien, el nuevo ministro de interior ha tenido un mandato mas efimero todavia: hoy Liviu Dragnea (PSD)ha dimitido. Las razones que ha dado son de indole presupuestaria (parece que le ha tocado demasiado poco dinero para hacer todas las reformas que desea), aunque todo el mundo piensa que hay algun otro problema de fondo que todavia no sabemos (con el gobierno, con el Partido Social Democrata, o con Basescu, quien sabe).
En menos de dos meses dos ministros de interior en Rumania. En fin, yo creo que me voy a echar a reir, porque llorar no merece la pena. Al fin y al cabo, estos politicos a sueldo no van a hacer nada realmente, sea cual sea su nombre, y si hay que llorar por algo es por la infamia del propio sistema representativo que permite que sean estos personajillos quienen dirijan la vida de nuestros paises, de nuestra economia, de nuestra supuesta democracia (que no deberia ser delegacion, sino participacion y accion).
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