El principe Tepes, por Tudor Arghezi

En la entrada anterior sobre la exposicion sobre el voivoda Vlad III Dracul, conocido como Vlad el Empalador o Vlad Tepes, cite un poema de Tudor Arghezi escrito en honor a su leyenda de justiciero ( ver entrada). Arghezi recoje en esta obra la otra leyenda menos conocida sobre el personaje que daria lugar a Dracula, y que es la de principe justo para imponia la justicia independientemente de la riqueza o nobleza de boyardos o nobles, valacos u otomanos.

Segun el recuerdo de muchos campesinos de la zona, Vlad III Dracul uso el monopolio de la violencia por parte del voivodato para castigar especialmente las ambiciones y egoismos de sus iguales, los boyardos, causantes segun el de la dependencia de Valaquia hacia turcos y austriacos, ya que los imperios les usaban para crear division y para impedir la creacion de un poder fuerte e independiente.

Tanto los documentos  y las leyendas, Tepes fue un principe admirado por los campesinos, a los que supuestamente protegio ante las injusticias de los nobles, y aplaudido por su aplicacion de la justicia independientemente de los privilegios economicos.

Independientemente de que se tratara solo de una leyenda y que, como es probable, fuese tan solo un noble mas con ansias de riqueza y poder, la parte del mito de Vlad III como principe justo e igualitario fue recogida por la cultura comunista, como la autoridad que no duda en recurrir a la violencia para proteger al pueblo de las ambiciones de las oligarquias.

El siguiente poema de Arghezi, que fue uno de los escritores mas comprometidos y conocidos durante el periodo socialista, utiliza esta parte mas desconocida y menos publicitada de la leyenda sobre el principe de la familia Dracul, pues muestra la verdadera calidad e interes de los miembros de la nobleza de sangre o economica, que anteponen las ambiciones personales a cualquier necesidad del pueblo, y receta una medicina para evitar el mal: en este caso, el empalamiento de los injustos.

En todo caso, el control sobre los que anteponen su egoismo personal al colectivo, de los que privilegian el interes privado al publico, sin tapujos en utilizar cualquier metodo para imponerlo, es un problema presente en toda reflexion teorica o aplicacion practica de una sociedad mas justa, y por supuesto, del Socialismo. Y por ello la figura de Tepes fue reivindicada en este sentido, sin que esto signifique una defensa de esta forma tan medieval de lucha contra el saqueo de las oligarquias, el empalamiento (por otro lado, no tan salvaje como los metodos de agresion imperialista utilizados en el siglo XX, incluyendo armas quimicas, nuclerares o todo tipo de torturas o matanzas colectivas),  aunque si un recuerdo de la importancia de enfrentarse radicalmente a los delitos economicos contra el bienestar y la propiedad colectiva de los pueblos, de los trabajadores, si se quiere construir una sociedad justa y comunista (todo lo contrario que sucede en el capitalismo, donde estos delitos son la base misma del sistema: el robo, la explotacion, la corrupcion).

PRINCIPE TEPES

Hay paz en el país, y fuera también;
las fronteras están tranquilas como nunca,
y hoy, en los protegidos campos,
los labradores cantan y aran la tierra.

Al iniciarse la dulce primavera,
el pueblo recuerda las leyendas
y las hojas tiemblan en las ramas celestes,
y también, en secreto, tiemblan los boyardos.

Con ganas, el Príncipe pensativo
está decidido a purificar el mundo.
Mete el palo hasta el cuello de los hombres
para que las nalgas encuentren la campanilla.

No hay piedad ni demoras
para quien se opone a la justicia.
Religioso, el Príncipe, a la vez que el palo,
prepara las velas y el puding de trigo.

Respetuoso con las buenas costumbres,
para los grandes -sean paisanos o turcos-
tiene palos diferentes, horcas soberbias
para distinguir sus jerarquias.

Puede verse a los visires en sus alturas,
empalizados sobre majestuosos chopos,
y para los santos, los curas y los obispos
tienen madera santa y olorosa.

Y he aquí que las Cortes del país se reunen
para agradecer al príncipe la paz.
El está en su trono, silencioso.
El alma cubierta de adargas.

Y mientras amigos y cortesanos con armaduras
brindan y alzan las copas de vino
en honor de las hazañas de Su Majestad,
el Principe piensa en los palos que se merecen.

VODA-TEPES

Pacea e-n tara, pacea e-n afara,
Hotarul, linistit cum n-a mai fost,
Si sesurile, azi la adapost,
Plugarii noi le fulgera si ara.

Pe la-nceputul dulce-al primaverii
Satul si-aduce-aminte de povesti
Si frunza tremura pe crengi ceresti
Si, pasamite,-n taina, si boierii.

De buna seama, Voda ganditorul
La curatirea lumii-i hotarat.
Indeasa teapa-n oameni pana-n gat
Pentru-a-ntalni sezutul omusorul.
Si nu cunosti crutari si amanari
De te arunci dreptatii impotriva.
De-altfel, crestin, cu tepile, colinda
Iti pregateste Vlad - si lumanari.

Cuviincios cu buna randuiala,
Pentru cei mari, fie munteni sau turci,
Avea mai mari osebite furci,
Cu treapta loc sa nu dea la-ndoiala.

Vedeai vizirii la-naltimea lor,
Infipti in varfurile sprintene de plopi,
Iar pentru sfinti, vladici si episcopi
Avea lemn sfant si bun mirositor.

Si iata Sfatul Tarii adunat
Sa multumeasca domnului de Pace.
Vlad sade-n jilt. E linistit. Si tace
Cu sufletul in platosa-mpacat.

Si pe cand prieteni si curteni in zale
Ciocnesc in juru-i cupele cu vin,
In cinstea faptelor Mariei-Sale;
El cugeta ce tepi li se cuvin.

*El poema está extraido del libro "Palabras adecuadas", de Tudor Arghezi, edicion bilingue rumano-española, Editorial Minerva, Bucarest, 1977 (Traduccion de Darie Novaceanu).

Otra entrada sobre Tudor Arghezi ( aquí).