"Rumania muere de hambre" (la protesta se refiere a la Rumania capitalista) |
Sin embargo, la agencia, al servicio de los grandes delincuentes económicos, no puede evitar reconocer, porque así lo declara el entrevistado, que en Rumania mas del 60% de los rumanos reconocen que se vivía mejor antes del golpe de estado capitalista, y que si Ceausescu hubiera vivido hoy seguramente sería el presidente del país.
Claro que para enturbiar esa al contrario clara realidad, el periodista y un pseudo historiador miembro del órgano propagandístico del régimen actual, el Instituto de Investigación de los Crímenes Comunistas, precisa "que los nostálgicos no son sólo un grupo minoritario de jerifaltes del régimen", sino que la miseria hace que muchos echen de menos la dictadura. Lo que no dice el tal Burcea ni el diario español es que precisamente los antiguos "jerifaltes del régimen" son los principales sostenedores del capitalismo actual, pues también son sus principales beneficiarios (sino que se lo digan a Basescu, actual presidente del país, y alto cargo comunista en el momento del golpe de diciembre de 1989). Al contrario, los que echan de menos el trabajo digno, la vivienda accesible y la comida barata, aparte de la sanidad y la educación universales, son, precisamente, los trabajadores rumanos y, especialmente, aquellos que pudieron disfrutar de los logros del Socialismo.
¿Cómo es posible que los antiguos "comunistas" rumanos o sus herederos estén hoy al cargo de la actual dictadura rumana (a la que siguen intentando dibujar como democracia)? En realidad, desde 1965, especialmente con la llegada de Ceausescu a la presidencia del país, una década después de la muerte de Stalin y la toma del poder en la Unión Soviética por los oportunistas y revisionistas de Jruschov y, después, Brevnev, el marxismo-leninismo dejó de tener vigencia en Rumania, salvo como modelo teórico, y una elite de miembros del partido se transformaron en una clase burocrática que pronto se sintió limitada en el sistema igualitario comunista y anhelaba el paso a un sistema en el que pudieran enriquecerse a costa de sus compatriotas: el capitalismo. Eso si, al menos Ceausescu fue fusilado por negarse a traicionar a su pueblo y a lo que él creia que era el socialismo, y murió cantando La internacional ante el pelotón de ejecución, frente a los que ordenaron su asesinato frotandose las manos por el botín que esperaban repartirse
De hecho, la mayoría de las críticas que los rumanos de hoy hacen a su pasado socialista son por lo que iba surgiendo en él de anticipos de capitalismo: la existencia de una capa privilegiada de altos cargos e intelectuales, los fallos en la distribución de alimentos por el surgimiento de capa de listillos que hacían negocio con la escasez, en la mayoría de los casos miembros del partido bien relacionados políticamente, o, en resumen, las muestras de creciente desigualdad que, sin embargo, no pueden compararse con la aberración actual, donde mientras la mayoría sufre para poder llegar a fin de mes con apenas 200 euros al mes algunos atesoran botines de millones y millones de euros a costa del sufrimiento de su pueblo.
A pesar de los defectos que fueron surgiendo con la extensión y profundización de la lucha de clases y de la renuncia a la dictadura del proletariado, las virtudes del socialismo siguieron asegurando, mientras esa elite iba minando el sistema, los derechos y logros que los trabajadores rumanos habían conquistado tras la Segunda Guerra Mundial y durante la República Popular Rumana (1948-1965). Algo que después de 1990 se convirtió en un simple recuerdo del pasado, pues el capitalismo aplicó un metódico plan de destrucción de la riqueza industrial de Rumania y, por lo tanto, de la mayoría de los puestos de trabajo y de todas las conquistas de la clase obrera, y aquella elite reconvertida en los nuevos capitalistas "democráticos" se dispusieron a saquear y a vivir de los suyos ya sin límite alguno.
De hecho, el tal Burcea, intenta hacer creer que ese recuerdo del comunismo es una falsa idealización, motivada solamente por la pobreza y la falta de perspectivas debido a la crisis, pero, sin embargo, no se trata de tal idealización, sino de una comparación entre lo que fue y lo que es, tan evidente que hasta los jóvenes reconocen que sus abuelos vivían en un sistema más justo.
Una plantilla cada vez más habitual en las calles de Bucarest |
La entrevistada, la señora Popa, dice que no había entonces libertad porque "ella misma fue obligada a trasladarse a trabajar a una pequeña localidad de Transilvania dentro del programa gubernamental de colocar a personal cualificado en los pueblos" ¿Qué te den trabajo en un pueblo es sinónimo de falta de libertad? Si los millones de rumanos huidos del país desde la instauración de la dictadura capitalista hubieran tenido un trabajo cualificado en un pueblo de su país probablemente jamás hubieran tenido que trabajar recogiendo fresas o cuidando abuelos en Italia, España o Alemania, algo que parece que para los periodistas de La Vanguardia, el tal Burcea, y la señora Popa si que significa una gran libertad.
En fin. El artículo de EFE se puede leer completo a continuación. A pesar de su esfuerzo habitual (y obligado si sus periodistas "libres" no quieren perder su trabajo) por criminalizar y ocultar los logros del pasado socialista, es sorprendente comprobar que hasta los medios de propaganda del capitalismo tienen que reconocer que los trabajadores de los países del este, en este caso de Rumania, reconocen, cada vez en mayor número, la superioridad del Socialismo.
En fin, el artículo completo, que ha sido publicado en gran parte de la prensa española, se puede leer en el siguiente link. Como se puede comprobar, ya en su título se aprecia los esfuerzos que tienen que hacer los medios de propaganda para justificar el fracaso de la barbarie capitalista e intentar hacer creer que el pasado añorado por, en este caso, los rumanos, parezca aún peor que el desastre provocado por dos décadas de saqueo del país por una minoría de delincuentes (a lo que, por supuesto, no definen, pues al fin y al cabo el que paga, manda, ni mucho menos, aunque en este caso sea más que evidente, como una "dictadura capitalista":