Cuando Nicolae Ceausescu llegó a la presidencia del Consejo de Estado de Rumanía, en 1967, dos años después de la muerte de Gheorghiu-Dej, su elección despertó la codicia occidental. El país adoptó el nombre de República Socialista Rumana, dejando atrás el de Republica Popular de Rumania, marcando las distancias con las anteriores políticas de unidad con el bloque comunista y optando por un mayor "aperturismo", cuyas consecuencias fueron al final una pesada cadena sobre la sociedad rumana.
Que el nuevo presidente resulte ser un "aperturista" deja encantados a los oligarcas de Occidente, que se frotan las manos con los nuevos planes "occidentalistas" de Nicolae Ceausescu.
Producto de estos cambios son algunas decisiones que toma Rumania por cuenta y riesgo propio, sin contar con sus aliados socialistas. Así, en 1967, Rumania es el primer país del bloque del este que reconoce al gobierno de la República Federal Alemana, es decir, la Alemania sin solución de continuidad con la Alemania fascista, y con ello, el único que sanciona la división del pais impuesta por los intereses de EE.UU (que impondría la creación de la Alemania Occidental el 8 de mayo de 1949).
En 1968, Rumanía apoyó la llamada “primavera de Praga”, y rechaza la invasión de las fuerzas del Pacto de Varsovia, creando gran descontento en Moscú y sus aliados, y haciendo que los imperialistas y sus multinacionales babearan frotándose las manos ante la inesperada oportunidad de enriquecerse con el pueblo rumano, además de tener una inesperada cuña contra el bloque socialista en su mismo corazón. En su decisión, por supuesto, Rumania no tuvo en cuenta como la rebelíon supuestamente popular acaecida en Checoslovaquia estaba dirigida por las agencias de inteligencia occidentales. O, ¿quizas si? Su gesto facilitó, sin embargo, la financiamiento de los organismos internacionales y la "admiración" de las potencias capitalistas.
En 1972, el orgasmo fue inconmensurable, pues Rumanía se convierte en el primer miembro del bloque del este miembro del Fondo Monetaria Internacional, comenzando su política de endeudamiento con Occidente, que tanto alegra a los gobiernos dirigidos por las multinacionales, tanto de Europa como del otro lado del Atlantico, y que convirtió a Ceausescu en, definitivamente, "un gran amigo de occidente", y a los rumanos, en dependientes del dinero del FMI.
Por fin, en 1973 Nicolae Ceausescu hará una visita a Estados Unidos, donde firma una declaración conjunta referente a cooperación económica, industrial y técnica entre Rumanía y Estados Unidos.
En 1975, el Congreso de USA concede a Rumanía el estatuto de nación más favorecida en los intercambios comerciales (traducción: el status de país a endeudar con prestamos internacionales, y que, por lo tanto, será a partir de ahora controlable por Occidente), mientras que en 1976, Estados Unidos y Rumanía firmaran un pacto de cooperación económica y comercial por diez años.
En estos años de gran alegria occidental por el acercamiento al capitalismo llevado a cabo por Rumania, no hubo ninguna crítica al que luego se conocerá con epitetos como "el carnicero de los Carpatos", o "el drácula comunista", y otras lindezas similares. Pero eso sería más tarde, cuando los rumanos ya podían convertirse en mano de obra barata para las empresas capitalistas o en beneficio de mafias y traficantes, y ya no hacia falta ser "amigo" del dirigente rumano. Por aquel entonces, sin embargo, Ceausescu era recibido en todos los paises occidentales como un "gran aliado", un socio comercial, y un gran estadista, y todos se peleaban por prestar dinero o hacer negocios con el disidente socialista.
Solo a partir de los años 80, después de que Ceausescu se diera cuenta del error de haber colaborado con los paises capitalistas, endeudándose y, con ello, limitando su libertad de acción y su soberanía, los antes aliados de Occidente le comenzarian a considerar un dictador y un criminal.
Después de este breve resumen del contexto de Rumania en los 70, tras la llegada al poder del "amigo de occidente", Nicolas Ceausescu, voy a comentar un poco tres fotos de tres encuentros entre personajes politicos españoles y el presidente rumano, que evidencian el triunfo del revisionismo en Rumania tras la muerte de Stalin y la llegada de Ceausescu al poder, y el progresivo abandono del socialismo que llevaría, indefectiblemente, al triunfo del golpe de estado de 1989, en el que, como en el resto de paises del entorno, la clave de su éxito no fue la intervención externa sino la traición interna.
La primera de las fotogravías es de una visita realizada a Bucarest por el entonces nuevo lider del Partido Socialista Obrero Español, recientemente elegido en Suresnes, Felipe González, personaje de infausto recuerdo para los españoles. El futuro presidente de España (famoso hoy por sus gobiernos de política antiobrera, recortes de derechos laborales y reconversiones industriales, además de por ser el máximo responsable del terrorismo de estado), visitó a Ceausescu en 1976, en un encuentro organizado por la socialdemocracia capitalista, que veia con muy buenos ojos la política que estaba llevando a cabo el nuevo líder rumano de aperturismo hacia Occidente.
Por otro lado, suponemos que el peon de la CIA (el PSOE fue financiado por ella para que neutralizara el gran poder de convocatoria del Partido Comunista de España dentro de la oposición al franquismo) además quería que España hincara el diente en los beneficios futuros de los préstamos a Rumania, ya que ya por entonces le habían prometido que llegaría a ser presidente si hacia bien su trabajo de zapa y destrucción de la izquierda internacional, abandonando la ideología marxista para sustituirla por un mas pragmático oportunismo, y olvidando a todas las víctimas del franquismo que habían caído en la defensa de la democracia.
La segunda foto es de otra reunion celebrada en Bucarest. En este caso, se trata de una delegación parlamentaria, encabezada por el presidente de las Cortes de entonces, Antonio Hernández Gil, y más tarde presidente del Consejo de Estado. La visita fue el 28 de octubre de 1978, poco antes del referéndum constitucional que iba a sancionar la continuidad del franquismo con etiqueta democrática en España.
Como vemos, para los políticos españoles de los años 70, Ceausescu era todo un "aliado", especialmente por su aparente interés en someterse a las leyes del mercado. Cuando cambió de rumbo e intentó que Rumania se librase de las cadenas de la deuda, para aquellos mismos "amigos" de entonces Ceausescu se transformó en un "peligroso criminal".
La tercera de las fotografías corresponde a la visita oficial que Ceausescu realizó a Madrid del 21 al 25 de mayo de 1979, invitado por el rey Juan Carlos (al que Ceausescu había servido de gran ayuda para hacerse con el trono e imponer la continuidad del franquismo en formato "democrático", convenciendo a Santiago Carrillo de que el Partido Comunista de España lo aceptará como rey y se olvidará de la lucha por recuperar el gobierno legítimo y democrático derrocado por las tropas nazis e italianas junto al ejercito fascista español, el de la II República).
Tanto por la ayuda prestada para su coronación como por el gran interés que despertaba Rumania en las codiciosas empresas capitalistas, también las españolas, Ceausescu fue invitado de honor del rey Juan Carlos de Borbon. En la visita, el presidente rumano le entrega al rey español la "Estrella de la Republica Socialista de Rumania", condecoración que el Borbon por supuesto acepta, sin remilgo alguno, de manos del luego "carnicero de los Carpatos". La verdad que es asquerosamente vergonzoso que un presidente que se dice socialista entregue tal medalla, una medalla creada para premiar los méritos en la lucha por el socialismo, al rey elegido a dedo por el criminal Francisco Franco como heredero.
El rey Juan Carlos, conocido por sus chanchullos y negocios turbios como representante de los empresarios españoles en sus inversiones en el exterior, también haría gestiones con Ceausescu para que este abriera sus fronteras a la avaricia del capital hispano, atesorado principalmente por antiguos colaboradores del franquismo que, como él, se hicieron de repente "demócratas de toda la vida". Suponemos que, como en el resto de ocasiones, el monarca se metaría en el bolsillo jugosas comisiones.
Por aquel entonces Ceausescu estaba encantado con el reconocimiento internacional, tanto en este caso en su visita a España, como en otras como la de Reino Unido, pais que le invitaría también, o Estados Unidos, cuyo presidente Richard Nixon visitó Bucarest, siendo el primer país del bloque socialista que pisó un inquilino de la Casa Blanca.
En resumen, a su llegada al liderazgo del PCR, Nicolas Ceausescu cometio el gran error de alejarse de los paises socialistas y buscar ayuda en Occidente para sus planes de desarrollo de Rumania. Esto le hizo relacionarse a nivel de "aliado" con personajes de dudosa calaña, movidos por intereses personales y al servicio del gran capital. Cuando se dió cuenta de su error, Rumania tenia una gran deuda que le costó casi diez años devolver (y cuya devolución plena, demostrando que se podia llegar a ser un pais soberano, le costaría, además de grandes restricciones a los trabajadores rumanos, el ser castigado con la muerte).
En realidad, el objetivo de librarse de la deuda externa a la vez que desarrollaba una producción autosuficiente fue muy mal visto, tanto por Occidente como por el Kremlim (este ultimo ya totalmente inmerso en un proceso de destrucción del Socialismo en la URSS iniciado poco despues de la muerte de Stalin, y al que Gorbachov pondría la puntilla).
Asi que, de repente, a principios de los 80, Ceausescu pasó a ser el peor de los dirigentes socialistas, el más sanguinario, el más cruel, el mas odiado, y Rumania a convertirse de aliado estrategico de EEUU en un país miserable, que "pasaba un hambre atroz", y cuyos ciudadanos eran víctimas de un cruel dictador. Es lo que suele suceder cuando el beneficio a extraer de un país es el criterio para juzgarle, y cuando la valoración de un presidente se hace según su sumisión o resistencia a que las multinacionales puedan hacerse con el control de los recursos de su pueblo. Como ha sucedido con otros dirigentes de paises en desarrollo, Ceausescu cometió el error de acercarse a Occidente como si este le fuera a permitir ser independiente, y cuando dejó de hacerlo sufrió la consecuente criminalización y, en su caso, llegaría a ser condenado a muerte para evitar que contara todo lo habia conocido a través de sus relaciones con los gobiernos "democráticos" de Europa y Estados Unidos y como escarmiento y aviso para todos aquellos que quisieran transformar su país en realmente soberano.
Fotografias de:
http://fototeca.iiccr.ro/