lunes, 29 de febrero de 2016

Una nueva encuesta vuelve a confirmar que los rumanos prefieren el comunismo

La mayoría de los rumanos prefieren al Partido Comunista de Rumania (PCR) que a la retahila de partidos actuales con diferentes firmas pero idéntica ideología: el neoliberalismo criminal. Así lo ha demostrado una nueva encuesta de la empresa de estudios sociológicos IRES, un nuevo intento infructuoso de que los rumanos respalden por fin a las mafias que se reparten la riqueza de Rumania en los últimos 26 años. 

Hata ahora, desde el golpe de estado de diciembre de 1989, todas las encuestas realizadas por los medios de propaganda de la élite capitalista, intentando sentirse respaldados por sus víctimas y que estas apoyen o confirmen la propaganda anticomunista a la que tanto presupuesto oficial y privado se destina, les han salido rana. Todas han resultado con la pasmosa realidad de que la mayoría de los rumanos piensa que durante los años de socialismo se vivía mejor y que los políticos "comunistas" eran menos ladrones que los que campan a sus anchas por la dictadura actual.

En la encuesta actual, realizada durante el mes de febrero de esta año 2016, a la pregunta ¿Qué opinión tiene del PCR en comparación con los partidos actuales?, un 52% ha respondido que prefieren el Partido Comunista, y solo un 18% ha contestado lo contrario.  Del resto, un 22%  no sabe no contesta, y un 8% piensa que "todos son lo mismo".

En cuanto a las edades, también se ha producido algo sorprendente, y que no ha debido gustar mucho a los delincuentes que viven a costa del resto de los rumanos desde hace un cuarto de siglo: entre los que afirman que sin duda votarían al PCR si este fuera legal (en Rumania hay que recordar que los jueces del régimen rechazan todos los continuos intentos de registrar al Partido Comunista como partido político), un 60,4% tienen entre 51 y 65 años, algo normal pues fueron los que han vivido en primera persona todo el proceso desastroso que ha significado la imposición del capitalismo y la destrucción de puestos de trabajo, industria y dignidad que ha supuesto, pero, y esto es la novedad, un 40%  son jóvenes de menos de 25 años, lo que supone que el futuro se muestra inquietante para mafiosos, criminales y sus esbirros.

Por último, en cuanto a la distribución territorial, también los resultados son de lo más lógico: los que piensan que el PCR es una mejor opción que el resto de partidos liberales, socialdemocratas, conservadores o el resto de marcas aparentemente diversas de la misma ideología bárbara, el capitalismo, se consideran mayoritariamente "de izquierda", el 60%, mientras que también en su mayor parte son de las zonas más pobres del país, donde más se ha sentido el saqueo de la riqueza y la catástrofe económia y social en Rumania, es decir, en el sur (un 54%).

No hemos de olvidar, sin embargo, que, lamentablemente, la encuesta no investiga lo que representa para los rumanos esa afirmación de que el Partido Comunista es mejor considerado que los actuales de la dictadura capitalista. Pero si analizamos la evolución del comunismo en Rumania y las encuestas realizadas tras el violento golpe de estado del 89, con total seguridad lo que echan de menos los machacados rumanos es el bienestar material (un trabajo seguro y pagado para no tener problemas para llegar a final de mes, servicios sociales y de ocio accesibles, sanidad y educación relativamente gratuita, etc.), es decir, las garantias ofrecidas por el gobierno socialista frente a la inestabilidad, constante empobrecimiento y barbarie capitalista, pero ni mucho menos el hecho de la participación activa, constante y directa en las decisiones políticas de la fábrica, el barrio, la escuela o la administración política, algo que desde los años 60 dejó de fomentarse y, al contrario, se limitó con cada vez más firmeza. La separación entre partido y masas, la continua burocratización del sistema y la consiguiente constitución de un socialismo burocrático, fue, no obstante, una de las principales causas de la, por ello, inevitable restauración de la tiranía del capital.

Es decir, lo importante para los rumanos, en su anhelo del pasado socialista, son los logros económicos y las garantias sociales, no tanto el significado político del socialismo como gobierno de los que trabajan, lo que supone, un esfuerzo continuo, un sacrificio enorme y la asunción de la responsabilidad personal en la construcción del comunismo, es decir, de una sociedad justa, igualitaria y realmente libre. Pero no hay que perder la perspectiva, y aunque evidentemente el bienestar y la seguridad son condiciones irrenunciables del socialismo, si no se pone la política al frente, como enseñó el camarada Mao, nunca podremos avanzar realmente hacia el Socialismo, sino que, como ha sucedido finalmente en todos los paises que se autoconsideraban comunistas, la restauración del capitalismo acaba siendo inevitable, para beneficio de unos cuantos delincuentes y perjuicio de los trabajadores.

lunes, 8 de febrero de 2016

Sobre refugiados e inmigrantes: la mayoría de las prostitutas de Colonia son rumanas

Mientras los medios de propaganda de los regímenes capitalistas bombardean con la noticia prefabricada e intersada de las violaciones en masa en la ciudad de Colonia, Alemania, en la pasada nochevieja, acusando de ellas a los refugiados musulmantes, pocos medios denuncian otras agresiones sexuales habituales y legales que no parecen importar tanto porque se realiza contra los inmigrantes que llegan al país huyendo de la situación de sus paises y, además, por ser contra las mujeres, doblemente explotadas en las sociedades patriarcales occidentales.

Así, un periódico rumano editado en Alemania, Ziarul Romanesc, ha publicado que ”en los burdeles de la ciudad de Colonia "casi la mayoria" de las prostitutas son rumanas. Lo afirman los propios mafiosos que controlan los más conocidos burdeles de las grandes ciudades alemanas, como Colonia, al ser preguntados por los reporteros: "Ningún problema por aquí, todo está tranquilo, tenemos pocos clientes islámicos", "¿qué agresiones sexuales? Aquí no sabemos nada de algo así, podeís venir sin miedo, nuestras chicas son muy guapas, casi todas rumanas".

La "ola" de agresiones sexuales por parte de los "refugiados", versión vendida y amplificada por los medios, como forma de criminalizar a las personas que los tejemanejes criminales de la OTAN y Estados Unidos han obligado a escapar de su país, parece no afectar a las agresiones sexuales más cotidianas, y los prostíbulos de la ciudad siguen llenando los bolsillos de sus propietarios como si no hubiera pasado nada.

Recientemente, el diario británico The Telegraph publicaba que en toda Alemania hay unas 400.000 prostitutas que satisfacen a más de 1 millón de clientes y enriquecen a un puñado de desalmados, con un beneficio económico que más quisieran para sí Porsche o Adidas.

En realidad, una de las más tristes consecuencias de la imposición del capitalismo en Rumania es haber convertido a este pais en el mayor exportador de prostitutas de Europa del Este (ver Romanian sex workers most prevalent in EU), siedo Rumania el mayor proveedor de prostitutas de Europa.

La mujer trabajadora rumana, que durante los años de Socialismo vivió un proceso de emancipación remarcable, que en muchos paises occidentales como España las mujeres ni siquiera imaginaban, han vuelto a sufrir tras la reinstauración del capitalismo una doble explotación, como trabajadoras y como mujeres. Y las menos afortunadas de entre las cientos de miles obligadas a huir de su país tras la destrucción metódica de la industria y el saqueo impune de la riqueza nacional, tras la imposición forzosa del capitalismo mediante la terapia de choque neoliberal,  han terminado cayendo en las redes de mafias y en las garras de criminales muy lejos de poder conseguir el trabajo digno del que disfrutaron sus abuelas.

No es más que el despertar lógico del sueño capitalista, al que muchos inocentes rumanos y rumanas se lanzaron con los ojos cerrados tras el golpe de estado de 1989, y que para la mayoría sigue siendo, como no puede ser de otra forma en un sistema que funciona y se reproduce en base a la explotación, por parte de unos pocos delincuentes,  de la fuerza de trabajo, del cuerpo y de la dignidad del resto, una cruel pesadilla.

viernes, 5 de febrero de 2016

Un símbolo de la rapiña capitalista sustituye a la estatua de Lenin en Bucarest


El ayuntamiento de Bucarest ha gastado 2 millones de euros de dinero público para ubicar en el pedestal donde hasta poco después del golpe de estado de 1989 se alzaba la estatua de Lenin del escultor rumano Boris Caragea, y lo ha hecho eligiendo el proyecto del artista posmoderno Mihai Buculei, que, en el marco del arte al servicio del gusto de la burguesía, propio de las tiranía capitalista, ha realizado su obra "Alas", con las que quiere hacer un homenaje al triunfo del capitalismo sobre el comunismo.

Para ello ha elegido la mar de bien, pues sobre el pedestal donde antaño estuvo Lenin, como símbolo del triunfo de la clase trabajadora sobre sus parásitos, se construyen tres alas metálicas de, indudablemente, un ave de rapiña, que representa con insultante y certera sinceridad la forma en la que crece y se reproduce el capitalismo.

El nuevo monumento, a punto de inaugurarse, representa bien a la ideología anticomunista propagada y publicitada con enorme esfuerzo por la minoría que se adueño del poder en diciembre de 1990 y que, desde entonces, ha utilizado las instituciones del estado para saquear, para beneficio propio o de amigos, como también y principalmente de los amos de las potencias coloniales de occidente y oriente, la riqueza producida por los trabajadores rumanos.

El intento de sustituir a Lenin es muy ilustrativo. No solo porque, curiosamente, los ideológos han acertado de pleno al representar el cambio que ha supuesto la sustitución de la estatua del líder comunista, guía de la clase obrera mundial,  por las alas del ave de rapiña capitalsita, sino también por la calidad y belleza de la obra: "Las Alas" es una más de las obras del arte posmoderno en las que la técnica, el esfuerzo y la belleza se someten a la tiranía de la simpleza, la superficialidad y la fealdad, todo en aras de la futilidad y vacuidad que define tanto a la mercancia como al hombre en los regímenes sometidos a la tiranía de la clase capitalista.

 La estatua de Lenin, que se intenta hacer olvidar con tres alas agujereadas que representan, dicen, la lucha contra el comunismo,  se inauguró el jueves 21 de abril de 1960, un dia antes del 90 aniversario del nacimiento de Lenin, la plaza frente al edificio que era sede del periodico Scanteia, periódico del Partido Comunista de Rumania, estaba llena de trabajadores. El acontecimiento estaba presidido por los lideres del partido.

Estatua de Lenin frente a la Casa Scanteia
La estatua era obra del escultor Boris Caragea (1906-1982), uno de los principales exponentes del Realismo Socialista, el arte del pueblo, al servicio de la clase trabajadora, rumano. La estatua se alzaría en el lugar para el que fué creada hasta poco después del golpe de estado de diciembre de 1989, cuando las autoridades decidieron retirarla, a través de una agria tragicomedia, muy del gusto de los guionistas de los servicios de inteligencia de las potencias capitalistas, en la que un grupo de supuestos trabajadores la derribaran en nombre de la libertad de unos pocos el 4 de marzo de 1990.
El monumento "Las Alas"" ha sido criticado también por su excesivo coste, y por su fealdad,  que contrasta con la impresionante monumentalidad del edificio que hoy han denominado Casa de la Prensa Libre (paradójico nombre cuando es conocido que los medios de propaganda del capitalismo, diversos pero al servicio de los mismos intereses, solo repiten lo que beneficia a los que los financian, es decir, los que atesoran el capital robando el producto del trabajo de otros). 

Sin embargo, y por supuesto, también han surgido las lógicas críticas al feo monumento anticomunista por lo que realmente quiere representar. Así, el joven ilustrador Laurentiu Ridichie, del que hemos compartido algunas obras en otras entradas de este blog, ha realizado una ilustración donde se representan, con atinado acierto, las intenciones reales que pretende expresar, más allá de adornos y maquillajes, el nuevo monumento que pretende sustituir a Lenin: el robo a los trabajadores, el saqueo de la riqueza nacional, la tiranía del capital frente al trabajo, es decir, la rapiña capitalista:

Ilustración de Laurentiu Ridichie: las alas del capitalismo rapiñando a los trabajadores

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