domingo, 16 de septiembre de 2018

El 73% de los trabajadores rumanos ganan menos de 3 euros por hora trabajada


A finales del pasado año 2017 el número de trabajadores asalariados en Rumanía era de 5.54 millones, incluyendo a los que trabajan jornada completa y parcial. El 27% de ellos, es decir, 1,5 millones, ganaba a cambio de su trabajo menos de 225 euros al mes (unos 1040 lei netos, que es el salario mínimo oficial en Rumania).

Los datos anteriores se traducen en que ese millón y medio de trabajadores sobrevive con menos de 10 euros al día (apenas un euro por hora trabajada). También significa que gran parte de los trabajadores rumanos reciben por su trabajo el salario mínimo oficial o menos, aunque trabajen 8 horas al día (estos últimos son, como se ve en la tabla adjunta, 1.005.000 de los 1.5  millones que forman el tramo más bajo de la estructura salarial).

Además de los anteriores, también existen otros 2,46 millones de trabajadores con jornada completa, y 76.000 con jornada parcial, que ganan entre 226 y 500 euros. Es decir, el 46% de los asalariados rumanos gana al mes entre 226 y 500 euros y, en consecuencia, sumando los dos tramos anteriores, el 73% de los currantes rumanos percibe por crear riqueza a sus patronos menos de 500 euros mensuales (menos de 3 € por hora de trabajo, si consideramos que se trabajan 40 horas semanales, 160 al mes). Es lo que se podrían llamar, y así lo analiza el artículo de dónde se extraen estos datos, la “clase baja o pobre”, si no fuera porque los niveles de pobreza de Rumania en comparación con el resto de Europa hacen que sea difícil considerar a más del 5% de la población como no perteneciente a esta clase de "los pobres", como se verá en el resto del estudio de la estructura salarial.

Un escalón por encima de los dos inferiores encontramos a los que ingresas por su nómina entre 501 y 1.000 euros al mes netos, en el que se ubican 1,18 millones de trabajadores a jornada completa (el 24% del total de los que trabajan 8 horas al día) y 27.000 con programa parcial (el 5% del total con este tipo de jornada). Por lo tanto, el 22% de los trabajadores son pagados por su trabajo con entre 501-1000 euros netos. 

Podría pensarse, tal y cómo analiza el artículo de analizeeconomice.ro,  que este porcentaje representa lo que se viene a llamar la “clase media” rumana, aunque si se tiene en cuenta el “poder de consumo” de los rumanos y se hace una paridad con la media europea, se podría considerar que para pertenecer a esta un trabajador rumano habría de meterse en el bolsillo entre 1001 y 2000 euros al mes (y, a nuestro parecer, se quedan cortos con esta cifra, teniendo en cuenta que, tras la destrucción de más de la mitad de la producción de alimentos y otras necesidades básicas en Rumania desde el golpe de estado capitalista del 89 hace que el 75% de los productos básicos se importen y, por lo tanto, tengan un precio elevado). 

La conclusión que podemos obtener de estos datos es que, aunque algunos trabajadores rumanos crean formar parte de la clase media o tener un nivel de vida "europeo", como corresponde a la imagen que venden los medios de propaganda y la publicidad,  por ganar entre 500 y 1000 euros al mes, la realidad es muy diferente. En realidad, se trata de lo que podríamos llamar “aristocracia obrera” rumana, a los que no le gusta autodenominarse “trabajadores”, sino “empleados” y que suelen trabajar en multinacionales que, aunque les explotan miserablemente, en comparación con lo que pagan en las metrópolis, son vistas por estos generalmente jóvenes como una especie de benefactores que les permiten no vivir en la pobreza absoluta, en realidad son unos “pobretones” de la peor clase, es decir, de aquellos que se creen “clase media” y, de paso, a pesar de su semiesclavitud, personas libres.

Por último, el vértice de la pirámide lo ocupan 287.000 trabajadores con jornada completa, y 6.000 con jornada parcial,  que ganan más de 1000 euros mensuales, lo que significa el 5% del total (incluyendo ambos subgrupos). De entre ellos, que incluso en las alturas hay clases y clases, solo un 1% (44.000) recibe  más de 2.500. Serían lo que podríamos incluir en Rumania en el concepto de “clase rica”, aunque siempre teniendo en cuenta la relatividad del concepto si comparamos a Rumania con su entorno europeo. En realidad se puede concluir que los empleados rumanos no se hacen ricos por su trabajo, ni siquiera los "privilegiados" que ocupan el 5% más alto de la pirámide salarial y que en estas cuatro décadas de tiranía del capital los empresarios se han puesto las botas con la riqueza creada por los trabajadores.

La distribución de los tramos salariales según los datos oficiales de finales de 2017 son los que aparecen resumidos en el siguiente gráfico, donde se ha intentado mantener las proporciones visuales para hacerse una idea de la desigualdad en la distribución y, a la vez, de los escasos salarios recibidos por la mayor parte de los trabajadores rumanos aunque el PIB no haya parado de crecer en los últimos años.
Finalmente, el resultado de las cifras anteriores nos muestra el hecho de que tres cuartos de los trabajadores rumanos reciban por su trabajo, indiferentemente de su tipo de jornada, menos de 25 euros por día (apenas 3 euros por hora, como mucho), lo que no da ni para un bocadillo en un país del oeste europeo; y todo esto después de un supuesto crecimiento económico continuo desde 2011 a 2017 y un aumento de la productividad de un 60% con respecto a la media de la U.E (es decir, se ha producido un 60% más de riqueza con respecto a la media europea). Es decir, lo anterior no significa otra cosa de que Rumania, y sobre todo los trabajadores rumanos, tienen un gran problema con la distribución de la riqueza; los empresarios, locales o extranjeros, estos últimos atraídos por la barato mano de obra y la facilidad con la que obtener fáciles beneficios debido a la ausencia casi total de conflictividad laboral, son los que se meten los enormes excedentes en el bolsillo, mientras dejan que los trabajadores sigan hundidos en la miseria y creyéndose, algunos de ellos, mientras que los capitalistas se parten de risa), "clase media".

domingo, 9 de septiembre de 2018

Musulmanes de Tayikistán reconstruyen la estatua de Lenin

Los medios de propaganda del capital de Asia Central y el resto de Rusia se han sentido intrigados por la historia de un grupo de clérigos musulmanes en el sur de Tayikistán que han decidido dedicar las donaciones semanales de sus congregaciones para reparar una estatua de Lenin, el líder de la revolución bolchevique.
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Lenin, Sharitus

Los imanes de Shahritus colocaron de nuevo la estatua del líder comunista ruso en el zócalo en el
centro de la ciudad, del cual el anticomunismo gubernamental de la actual Rusia lo había derribado hace dos años.

Aparte de repintar la estatua en color dorado, se ha reparado una mano que le ha sido reemplazada.

Mehriniso Rajabova del Consejo de imanesde Shahritus declaró que "Repararon la estatua, limpiaron el parque alrededor del monumento y arreglaron las fuentes".

La estatua de Lenin fue erigiada en Shahritus en 1980, y fue la más alta de todo el sur de Tayikistán. Después de la independencia, 11 años después, después de que las autoridades derribaran la mayoría de las estatuas del líder bolchevique, corrió la misma suerte que aquellas

La de Shahritus no fue destruida, sino que fue enviada a la aldea de Obshoron, donde languidecía en el patio de un constructor

Los imanes no explicaron oficialmente por qué financiaron el regreso de Lenin a Shahritus, pero una parte de la prensa de Tayikistán, en su mayor parte contraria a la medida (no obstante, en el régimen ruso los medios de información están al servicio, como en todos las dictaduras capitalistas, a los intereses de los grandes magnates y corporaciones), señala que la comparación de la situación lamentable de la actual Tayikistán con la de los años de República Soviética hace obvias las razones.

Para ello, conviene recordar las palabras de Agayev, clérigo de la mezquita de Jachmas, en Azerbaian, en la Conferencia de Musulmanes celebrada en 1970 en Taskent, Uzbekistán: «Me alegro de que muchas reglas socialistas sean la plasmación del sueño del profeta Mahoma».

En primer lugar, cada vez más gente entiende en Tayikistán, como en la mayoría de las antiguas Repúblicas Soviéticas, que si no hubiera sido por Lenin y el comunismo hoy estarían en similares condiciones que a principios del siglo XX; en segundo lugar, a pesar de la propaganda anticomunista de la persecución de los soviéticos a la religión, en realidad durante la existencia de la URSS los cultos fueron libres y, al contrario, la relación del Partido Comunista con las religiones fue de colaboración y potenció el bienestar de los fieles en las repúblicas de mayoría musulmana.

No obstante, gran parte de los movimientos musulmanes de las repúblicas del Caúcaso y Oriente apoyaron a los bolcheviques tras la Revolución y, sobre todo, en su lucha contra Hitler en la Gran Guerra Patria y, en conclusión, los musulmanes y la mayoría de los imanes reconocen que la URSS apoyo el desarrollo de la religión alejándola de los radicalismos fanáticos que, sin embargo, fomentan Estados Unidos o la U.E. en otros paises como Arabia Saudí o Afganistan y, en general, en lo que actualmente se denomina como Estado Islámico.

No obstante, como se podía leer en el artículo de Ibraguim Sarikulov de la revista Musulmane sovietskogo Vostoka , "los clérigos comentan que la construcción del socialismo la auguraron sus libros sagrados. Ya no callan el hecho de que los éxitos alcanzados por la URSS en todos los campos se deben al carácter del régimen soviético. Se amplía el aporte que hacen los creyentes a la causa de la edificación de nuestra sociedad" o que, "en 1984, cuando el país celebró el 60 aniversario de la formación de las repúblicas soviéticas de Uzbekistán y Turkmenistán, el muftí Shamsutdinján ibn Ziautdinján ibn Ishan Babaján, presidente de la Dirección de los Musulmanes de Asia Central y Kazajstán, en su mensaje a los fieles subrayó que los pueblos de estas repúblicas, con la ayuda de todas las naciones de la URSS, en un plazo históricamente corto se liberaron de la miseria, la oscuridad y la falta de derecho, alcanzando la justicia social y la civilización moderna".

Igualmente, Seid Baraka Molla Shamsuddovla, director de la revista El Islam en el siglo actual (Bangla Desh) declaró que: «Al visitar vuestro país, me convencí de que aquí los musulmanes viven bien, gozan de todos los beneficios de la civilización, obtienen una instrucción moderna, disfrutan de los servicios de la sanidad gratuita y no sufren del desempleo. La URSS no es un Estado musulmán, pero está claro que el Gobierno soviético concede a los trabajadores musulmanes derechos y oportunidades inaccesibles para ellos en muchos Estados musulmanes».
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