jueves, 31 de marzo de 2016

El miedo cunde entre los parásitos: un proyecto de ley pretende prohibir toda organización comunista en Rumania

El miedo al comunismo es cada vez más evidente entre los parásitos y criminales de guante blanco que viven a costa del pueblo rumano. Las continuas encuestas que dan a conocer la opinión favorable mayoritaria hacia el comunismo y el rechazo creciente hacia el capitalismo criminal hacen que, a pesar de que de hecho en Rumania los partidos comunistas ya estén prohibidos, porque cualquier intento de presentarse a las elecciones "democráticas" ha sido rechazado una y otra vez por la justicia de la clase dominante, de la minoria, los preocupados senadores hayan decidido plasmarlo en forma de ley.

Así, el Senado rumano ha enviado a la Cámara de Diputados una propuesta legislativa para prohibir las organizaciones políticas comunistas, tras su aprobación en la Cámara Alta el pasado 23 de marzo. Todo ello después de que incluso la Comisión Jurídica del Parlamento haya informado negativamente sobre el proyecto.

Esto es lo que entienden por "democracia" estos gorrones trajeados cuyo culo está unido a un todoterreno alemán, acostumbrados en los últimos treinta años a vivir sin dar palo al agua a costa del trabajo ajeno: hay que prohibir a los partidos potencialmente peligrosos para sus privilegios, aunque esto esté en contra de la ley (ley que, por otra parte, hacen los provilegiados).

El fin de esta prohibición es la prevención de la restauración en Rumanía del régimen totalitario comunista que ha funcionado en nuestro país entre 1945 y 1989, siendo este el más criminal régimen político de la Europa Postbélica, con un número de víctimas según datos oficiales entre 500.000 y 2.000.000, cifra record si se relaciona con la población de Rumanía. Rumanía es, también, el único país en el que ha habido víctimas durante la derrota del comunismo: más de 1000 muertos y de 3.300 heridos", dice el texto explicativo de esta ley".

Los chupasangres del pueblo rumano se sienten tan faraónicamente aposentados sobre la espalda de los trabajadores que ya no les basta con exagerar con las víctimas del "comehombres" Stalin, multiplicando a las víctimas de forma omnipotente como si se tratara del milagro de los panes y los peces (que tampoco sucedió), sino que llevados por el ultranacionalismo fascista, tan propio de la cara sincera de la Hécate capitalista (la cara democrática no cuela por mucho que la maquillen) consideran que si hay que inventar algo contra el comunismo patrio tiene que estar por encima del resto. Así que, si el sistema que reparte la riqueza y busca la liberación de toda explotación es malo (un delincuente no puede más que pensar que así es), en Rumania fue, sin duda, peor.

Según la propuesta legislativa, la creación de una organización política comunista se castiga con cárcel de 5 a 10 años, y la adhesión a tal organización política se pagará con la pena de entre 3 y 6 años. Igualmente, cualquier apoyo a una semejante organización se castigará con entre 2 y 4 años.

En la exposición de motivos, se dice, además, en un ejercicio de esquizofrenia delirante propia de los grandes criminales psicópatas que intentan esconder sus delitos del tamaño del ladrillo señalando la mota del otro, pero describiéndola como del tamaño de una montaña, que el comunismo rumano fue "antidemocrático", "criminal", "totalitario", "dictatorial" y "terrorista" ¿No nos suena de algo? ¿No está describiendo en realidad a la dictadura capitalista, un régimen de gobierno en el que las decisiones las toman los oligarcas que controlan las corporaciones multinacionales, la vigilancia y el control a la ciudadania está llegando a niveles asfixiantes y los ejércitos bombardean, saquean y cambian gobiernos mediante el terror (eso sí, con la bendición de dios y de la ONU)? ¿No nos recuerda a la tiranía que sufren los rumanos en la que unos pocos se han apropiado de la riqueza nacional mientras el 90 % sobrevive en la cuerda floja de la miseria o ha tenido que abandonar el país para poder trabajar?

La peligrosa neurosis que sufren los que, con toda seguridad, saben en cuantos crimenes se sustentan sus privilegios y lo mucho que dependen del sometimiento ideológico de los trabajadores para seguir tocándose las bolas y continuar aumentando su botín, se subraya aún más si tenemos en cuenta que en Rumania no existen partidos comunistas reseñables, aunque la población vea cada día con más claridad que la única forma de acercarse a la verdadera democracia y a la igualdad económica necesaria para ella es el comunismo.

Según parece, la 
Comisión Jurídica ha aconsejado echar atrás el proyecto porque en la Constitución Rumana capitalista, la impuesta mediante la violencia tras el golpe de estado de la Navidad de 1989, ya existe, de fapto, una prohibición a los partidos y organizaciones comunistas, siendo considerados como inconstitucionales los partidos que militen contra el pluralismo político (el mismo que los senadores defienden prohibiendo partidos políticos), los principios del estado de derecho o la soberanía del país, estando estas disposiciones desarrolladas en la Ley de Seguridad Nacional y el en Código Penal.

Segun el articulo 1-3 de la Constitucion, Rumania es un estado de derecho democrático y social en el cual la dignidad del hombre y las libertades y derechos de los ciudadanos, el libre desarrollo de la personalidad humana, la justicia y el pluralismo político representan valores supremos, y el espiritu de tradicion democrática del pueblo rumano y los ideales de la Revolucion de Diciembre de 1989 estan garantizados. Igualmente, segun el articulo 8 (pluralismo y partidos politicos), "el pluralismo en la sociedad rumana es una condición y una garantia de la democracia constitucional; los partidos politicos se constituyen y desarrollan su actividad en las condiciones que marca la ley. Estos contribuiran a la definicion y la expresion de la voluntad politica de los ciudadanos, respetando la soberania nacional, la integridad territorial, el orden del derecho y los principios democráticos (...)

Por otro lado, "conforme a lo que prevee el art.3 de la Ley 51/1991 de Seguridad Nacional, "constituye una amenaza a la seguridad nacional de Rumania ... iniciacion, organizacion, ejecucion o apoyo en cualquier modo a acciones totalitarias o extremistas de origen comunista, fascista, legionaria o de cualquier otra naturaleza racista, antisemita, revisionista, separatista que ponga en peligro la unidad e integridad territorial de Rumania como la incitacion a hechos que pongan en peligro el orden del estado de derecho" (...) 

Es evidente la pretensión de la legislación elaborada en 1991 es la de garantizar el nuevo orden económico y político basado en la preminencia del gran empresario frente al trabajador, mas concretamente, del capital frente al hombre, de evitar por todos los medios lo que ahora los senadores pretenden evitar con castigos y sanciones: que los trabajadores luchen de forma organizada por sus derechos y por el control de lo que su trabajo produce y, por lo tanto, por un sistema realmente democrático en el que una minoria no pueda vivir con privilegios crecientes a costa de la explotación y la miseria de la mayoría.

Que hayan pasado los años y que cada vez más jóvenes rumanos escapen de la manipulación propagandística a la que han sometido a la sociedad los medios de comunicación, en manos precisamente de los principales mafiosos que se beneficiaron del golpe de estado en los años 90, hace que senadores, diputados y grandes empresarios tengan pesadillas nocturnas y sufran escalofrios continuos imaginando la mera posibilidad de tener que trabajar honradamente para poder vivir igual al resto de los hombres.

Por ello pretenden modificar las ya de por sí antidemocráticas disposiciones de la Constitución y otras leyes rumanas, intentando asustar a los cada vez más convencidos trabajadores rumanos de que la famosa "Revolución" no fue más que un golpe contra su clase, una herramienta para que los fascistas que dominaron Rumania hasta la SGM volvieran a recuperar las riquezas que les fueron expropiadas por la clase obrera tras la verdadera Revolución Popular de 1944, que dio lugar a la proclamacion de la Rumanía Popular Rumana.

Unos fascistas que, por otro lado, no hay que olvidarlo, también formaban parte, lamentablemente, del Partido Comunista Rumano cuando este estaba en el poder, en especial tras el abandono de la lucha de clases y la instauración de una sociedad interclasista desde los años 60 y que, sin embargo, estaban entonces encorsetados en las leyes socialistas sin poder atesorar privilegios sin límite, como sucede hoy. Por ello, aquella misma élite "comunista" (aunque no tenían costumbre, por supuesto, de leer ni a Marx ni a Lenin) fue la que organizó y ejecutó el golpe criminal contra su propio pueblo.

En definitiva, los mismos senadores que hoy proponen la ley para prohibir que los trabajadores se organicen en pos de su emancipación y liberación de la manada de depredadores que les someten y parasitan, eran, en el colmo de la psicosis perturbada propia de un régimen realmente criminal, (el que más víctimas ha creado en Rumania y en el mundo en la historia, el capitalismo), miembros del partido que hoy pretenden prohibir, al igual que lo eran la mayoría de grande empresarios, políticos y, en general, millonarios que viven hoy con fastos, excesos, derroches, desprecios y descaros, a costa y en base al sufrimiento de su pueblo, y que hoy tiemblan y se lo hacen encima con la sola mención de la palabra comunismo y la simple posibilidad de que en el futuro nadie pueda vivir de exprimir el trabajo de otros ni de saquear los recursos de otros pueblos.

miércoles, 23 de marzo de 2016

Rusia, ¿Antimperialista, Angel de la Paz o Gran Potencia Capitalista-Imperialista? (Unidad y Lucha)

El siguiente artículo de la Organización para la Construcción de un Partido Comunista Obrero en Alemania, publicado en el nº 29 de la revista Unidad y Lucha, en Octubre de 2014, hace un interesante análisis del papel de Rusia en el mundo actual, preguntándose si se puede sostener de alguna manera el malabarismo argumental que algunos sostienen, y según el cual un país capitalista puede liderar el antimperialismo mundial.

Para ello demuestra qué, aunque ciertamente la Federación Rusa tenga todavía un cierto papel defensivo dentro de la cadena imperialista de la que forma parte, la clase capitalista rusa, aquella que dio el golpe definitivo a los restos del socialismo soviético y se apropió de la la riqueza y el poder en la URSS,  y de la que Putin no es más que su representante político (no hay que olvidar que el actual presidente ruso fue el delfín de Yeltsin), después de años de lucha por acaparar capital y el control de los recursos internos muestra cada vez mayor interés en participar activamente en la competencia por hacer lo propio en el mundo globalizado, tanto a través del capital financiero como, en los últimos años, también militarmente.

El artículo es de 2014, pero sus tesis no han hecho más que confirmarse en el tiempo transcurrido desde su publicación.

De palacetes, mercenarios de la pluma y regímenes verdaderamente criminales (al hilo de un nuevo pasquín propagandístico anticomunista publicado en la prensa española)

Con motivo de la sospechosa apertura del conocido como Palacio de la Primavera (por estar ubicado en el barrio de tal nombre de la capital rumana), residencia de los Jefes de Estado de la República Socialista de Rumanía (finalmente sólo hubo uno porque Nicolae Ceausescu fue ejecutado por un tribunal militar golpista en diciembre de 1989), la rapiña periodística española, que mantiene en Rumanía algún que otro periodista sin contrato de trabajo legal y bien atado de manos para que se prostituya sin reparo ni remordimientos repitiendo tópicos y mentiras sobre el comunismo, se ha publicado un artículo en el diario La Vanguardia, distribuido por la Agencia E.F.E.) dedicado al, como se dice en el mismo artículo, “autroploclamado genio de los Cárpatos”.
Palacio Primaverii con el cartel en el que se anuncia que es propiedad
del "democrático" estado de Kuwait

Por supuesto, el autor de la retahíla de tópicos anticomunistas, más propia del No-Do franquista que de laprensa “democrática” actual (o, quizás, por eso mismo tan similar), no es capaz, o no le dejan sus amos, de, ni siquiera, hacer el esfuerzo de levantar la mirada a su alrededor y analizar la realidad en la que vive (comprendemos, eso sí, perfectamente, al andoba, mal pagado, sin seguridad social y explotado en un país extranjero y vendiéndose al servicio del mejor postor, para bien de los depredadores que controlan los medios de comunicación españoles y rumanos y que, curiosamente, o no tanto, en un país pueden ir de “progres” y en otro de “derechistas”, mientras la pluma de su colaboradora víctima repite como un papagayo lo que ha de escribir).

Antes de entrar en detalles sobre el vomitivo artículo, es necesario señalar lo que (por obediencia sumisa o por incapacidad periodística) ha obviado el escribano y que es mucho más de actualidad y, por supuesto, más grave, que los clichés que ha repetido con estilo de marcha militar. El Palacio de la Primavera permaneció abandonado prácticamente desde el asesinato del presidente rumano, que jamás lo considero, por otra parte, suyo, pues se trataba en realidad de su residencia oficial (curiosamente, frente al citado edificio, se haya la actual residencia oficial del Primer Ministro rumano, mucho más lujosa y en un complejo cerrado, inaccesible al rumano de a pie, separada del mundo cotidiano por vallas, cámaras y gendarmes, pero que no parece llamar la atención del currinche. Hacia 2013 el Palacio de la Primavera fue vendido al “democrático” Reino de Kuwait, que lo iba a utilizar como residencia del con toda probabilidad “amante de los derechos humanos” embajador de aquel país. Tras aquella inaudita venta por parte del Estado rumano (¿se imagina el “democrático” plumífero español que el Palacio de La Moncloa o el de El Pardo terminaran en manos de una embajada extranjera?), de la que no se supo jamás nada sobre precio ni condiciones, de repente, con la misma transparencia, ha saltado la noticia de que el Palacio de nuevo está en manos del Estado rumano, situación que huele que apesta a corrupción. ¿Ha recomprado el Estado rumano el Palacio de la Primavera? ¿Por cuánto dinero? ¿Por qué? Por supuesto, de todo esto ni rastro en el artículo.

En fin, llueve sobre mojado. Aunque continuamente las encuestas realizadas por los medios de propaganda del régimen capitalista dan como resultado que los rumanos vivían mejor en tiempos del comunismo y que consideran en una mayoría abrumadora que el sistema y la situación actuales son desastrosos después de un cuarto de siglo de saqueo y robo ca în codru por parte de tiranos políticos y empresariales, esos mismos medios intentan tergiversar la realidad inventando, repitiendo u ocultando datos y evidencias.

Palacio de la Primavera, un chalet grande en comparacion con
las residencias de los mafiosos politicos y economicos que
saquean hoy Rumania
Ya hemos señalado más arriba que no se dice una sola palabra en el goebbelsiano artículo sobre cómo viven los Jefes de Estado de la “democracia” rumana. En realidad no se ha dicho ni mu tampoco de cualquiera de los empresarios de medio pelo o políticos de segunda fila de este 2016, en comparación con los cuales el “bienestar” de los Ceausescu y los ministros de la Rumania socialista produce hasta vergüenza. Es cierto, sin embargo, que en un sistema socialista no puede haber políticos o altos cargos que vivan mejor que los trabajadores o que disfruten de privilegios propios de una elite burocrática, como la que se fue creando en los países socialistas tras la muerte de Stalin o Mao, aunque éstos sean en comparación con los actuales ínfimos. Pero señalar los supuestos excesos de aquellos mientras se cierra los ojos y se aprieta el culo ante los desmanes, derroches y saqueos actuales es sencillamente propio de, utilizando una palabra rumana, lingai, lo que en castellano llamamos “chupapollas”. Hay que estar muy convencido de los beneficios de la tiranía del capital o haber sufrido un profundo lavado de cerebro para ver, utilizando un dicho también muy de las frías y austeras estepas castellanas, “la mota en el ojo ajeno (en el pasado) y no ver el ladrillo en el propio (el presente)”.

Utilizando recursos zafios y malintencionados, el periodista (que conste que llamamos al personaje así porque suponemos que así lo dice en su carnet) echa mano de la indemostrable cita de un visitante del Palacio, que no sabemos si se trata de un trabajador honrado o de un mafioso de los negocios (en contraste con los contundentes datos de las encuestas), para intentar dar una “prueba” de que el “boquiabierto” pueblo rumano piensa que se vivía mucho mejor antes de 1990, de la restauración del capitalismo, porque no sabía cómo vivía Ceausescu.

Según el autor, excusándose con las opiniones de los “horrorizados” visitantes, el comunismo rumano “castigó al pueblo hasta la miseria”, “al borde de la hambruna”, intentando, con el arte del trilero, como haría cualquier predicador o beato, derribar las evidencias de los datos con la ambigüedad del sentimiento (periodismo de telenovela, muy propio de los tiempos posmodernos en los que todo vale para ganar cuatro perras). Sin embargo, el propio Banco Mundial (BM), institución capitalista donde las haya, afirma que la llegada del supuesto "paraíso" capitalista no fue, por el contrario, más que un verdadero infierno para los trabajadores rumanos. Y eso lo podía haber comprobado cualquier periodista que se precie si su intencion hubiera sido decir la verdad y contar las cosas tal y como son.

Como se puede comprobar en la tabla de datos que acompaña a esta entrada, sobre la pobreza (porcentaje de la población y número total de pobres en 1987-88 y 1993-95) en los países socialistas del este europeo, antes y después de la reinstauración capitalista de principios de los noventa, la conclusión es bastante clara.

La imposición de la autodenominada "democracia capitalista" (sin eufemismos, “dictadura del capital”) y la destrucción de los sistemas socialistas, provocó un aumento brutal de la pobreza en los países que lo sufrieron. En el caso de Rumanía, por ejemplo, el porcentaje de pobres, según el BM, era de un 6%, es decir, de 1,3 millones de personas, mientras que en 1993-95 el porcentaje se elevó radicalmente hasta un 59% (13,5 millones de personas de 22 millones de habitantes).

Sin embargo, el periodista autor de este escupitajo a su profesión no cesa de poner en boca de otros lo que le han mandado cacarear, o de preferir caer en tópicos como que los perros del conducator (palabra rumana que significa “dirigente”) vivían mejor que el resto de los ciudadanos, en otra muestra de la misma estrategia de dar la vuelta a la tortilla, proyectando en el pasado lo que no se quiere aceptar del presente y de lo que, por supuesto, no se habla por miedo a perder el trabajo. La dignidad sí tiene precio, como queda claro. ¿O no es verdad que los canes de los grandes mafiosos rumanos, pero también de otros empresarios menores, incluso de algún que otro pequeño empresario, viven hoy mejor que gran parte de la población de Rumanía, que sobrevive cada mes con menos de 200 euros?

Hablar de la que en realidad es una especie de chalet como un “lujoso palacio”, evitando decir nada de los cientos de palacios extremadamente más lujosos que se alzan hoy en Bucarest y en todo el país a costa de la miseria generalizada de los trabajadores rumanos (tres millones de ellos obligados por el capitalismo a huir para encontrar un trabajo), y evitando también hablar de su propio país, donde el Palacio del Jefe de Estado, elegido a dedo por el fascista Franco, deja a la residencia oficial de Ceausescu en una especie de chabola, o recurrir a la mentira de la pobreza en la Rumanía socialista (llevando la contraria al propio Banco Mundial) y cerrando los ojos ante la dolorosa situación de la Rumanía miserable de hoy día es intentar convencernos de que el pulpo es un animal de compañía, desviando la atención sobre la obviedad, demostrada con los datos de cada día y de cada encuesta, de que cada vez hay más rumanos convencidos, incluyendo a los más jóvenes, de que les han dado gato por liebre.

Por supuesto, finalmente, para intentar explicar lo inexplicable, en un agustinano ejercicio de buscar las pruebas ontológicas de la existencia de dios, se recurre a la estupidez generalizada del pueblo: citándo las palabras del viceprimer ministro rumano Vasile Dancu (al que el periodista, en otra muestra de su buen hacer, “¿para qué esforzarse en realizar un buen trabajo para una mierda de artículo?” podría haber pensado el autor en un esporádico y puntual ataque de lucidez, cambia el nombre bautizándole Vancu), se dice que los rumanos, los pobres, piensan así porque no conocen su pasado.

Bien, aceptemos pulpo como animal de compañía, para ponernos al nivel de esta gentuza que ha saqueado el país durante los últimos 25 años sin dejar jamás de repetir que “la culpa de todo la tiene el comunismo”, y que por cierto en su gran mayoría fueron miembros de la élite burocrática comunista, y que posiblemente por eso piensan que, en comparación con el botín que se han repartido en este cuarto de siglo, entonces ellos mismos eran “pobres” y, por ende, también lo era la plebe. Pero lo que no pueden negar, e incluso acaban reconociéndolo con sus porpias palabras, citadas como secundarias pero que esconden la esencia del problema, es que el país hoy vive “una pobreza extrema”, que antes de los 90 no existía, como demuestran los datos del neoliberal Banco Mundial, y que entonces los trabajadores “tenían un trabajo seguro”. Y es que en la primera década capitalista de destruyeron metódicamente la mitad de los puestos de trabajo existentes en el momento del golpe de Estado de diciembre del 89, las “condiciones asequibles para comprar un apartamento” (¿pero no dice el tópico que estaba prohibida la propiedad privada, que todo era expropiado por el partido?), y que “uno podía permitirse unas vacaciones en el Mar Negro con más facilidad que en la actualidad” (pero ¿no eran “extremadamente” pobres”?).

En fin, se trata de una nueva bazofia indigerible de lo que la posmodernidad llama “periodismo libre”: un pobre hombre dice lo que tiene que decir por miedo a recibir una patada en el culo en su empleo y no poder, no ya comprarse un apartamento como hacían los “pobres” de la época comunista, no ya “tener unas asequibles vacaciones en el Mar Negro” como hacían aquellos “muertos de hambre”, y mucho menos para tener “un trabajo seguro” como los “esclavizados” trabajadores al servicio del “genio de los Cárpatos”, sino simplemente seguir sobreviviendo día a día en este sistema tan “justo” y “humano” en el que la verdad, el trabajo bien hecho y la capacidad de indignación ante la desigualdad y la injusticia son mercancías de poco valor y de poca utilidad, y es que, como describió tan acertadamente Honoré de Balzac en La Posada Roja, “detrás de una gran fortuna siempre hay un gran delincuente”.

viernes, 18 de marzo de 2016

La Comuna, de Peter Watkins

"La memoria de los luchadores de la Comuna es honrada no sólo por los obreros franceses, sino también por el proletariado de todo el mundo, pues aquella no luchó por un objetivo local o estrechamente nacional, sino por la emancipación de toda la humanidad trabajadora, de todos los humillados y ofendidos. Como combatiente de vanguardia de la revolución social, la Comuna se ha ganado la simpatía en todos los lugares donde sufre y lucha el proletariado ... El tronar de los cañones de París ha despertado de su sueño profundo a las capas más atrasadas del proletariado y ha dado en todas partes un impulso a la propaganda socialista revolucionaria. Por eso no ha muerto la causa de la Comuna, por eso sigue viviendo hasta hoy día en cada uno de nosotros. La causa de la Comuna es la causa de la revolución social, es la causa de la completa emancipación política y económica de los trabajadores, es la causa del proletariado mundial. Y en este sentido es inmortal."

 V. I. Lenin


Peter Watkins fue uno de los muchos realizadores de documentales que tuvieron cierto éxito partiendo de una forma de entender el cine más alejado de lo establecido en ese momento, haciendo auténticas maravillas con el falso documental The war game (Oscar al mejor documental en 1966 y censurada en la BBC, la propia productora, hasta 1985), que trataba las terribles consecuencias en la población inglesa de Rochester tras un hipotético ataque nuclear. Luego vendría la polémica Punishment Park, donde se recreaba una sociedad donde Richard Nixon usaba el terror por parte de su gobierno para mantener el control sobre los ciudadanos, por lo que directamente fue prohibida. Desde entonces, su cine pasó a ser marginado y su nombre, olvidado.

En el año 2000 se le propuso hacer una película sobre los sucesos de París de 1871, que de hecho,es probablemente la mejor película sobre los acontecimientos de La Comuna realizada.  El director realiza una recreación de los eventos que tuvieron lugar durante la Comuna de París y los relaciona con el momento actual, mediante la intervención de dos cadenas de televisión: una oficialista y otra que presenta las opiniones de los rebeldes.

Peter Watkins, uno de los creadores del formato que mezcla ficción cinematográfica con documental, eligió una fábrica abandonada, precisamente donde estuvo ubicado el primer estudio cinematográfico de la historia, de George Melies, para llevar a cabo sus 18 días de intenso rodaje en blanco y negro con actores no profesionales, para sumergirnos de lleno en el movimiento revolucionario de la época. Además, y esto es una de sus grandes aportaciones, hace una crítica al poder y al papel de los medios de comunicación, los de antes, pero sobre todo los actuales, añadiendo a la ecuación dos ficticios canales de televisión que retransmiten y cubren todo el proceso, como es la conservadora  Televisión Nacional de Versalles y la progresista (e ingenua) Televisión Comunal..

Lo primero que sorprende es lo minuciosamente cuidado con el que está contado todo lo acontecido sobre las causas, el ascenso y la caída de la Comuna, aquel movimiento obrero que posteriormente tanto marxistas como anarquistas sentirían como común. Sin maniqueísmo y sin esconder nada, la cámara de Watkins, en eterno movimiento, va entrevistando a soldados, mujeres o periodistas que se encuentran en París, cada uno con una opinión.

Las continuas entrevistas van creando un puzzle que va montanto la historia de los acontecimientos de La Comuna, mientras los medios, en este caso la Televisión Nacional Versalles, hace el papel del típico medio controlado por el poder mediante la manipulación y la censura, representando la necesidad de apariencia de democracia necesaria para legitimarse, La Televisión Comunal es un medio que intenta retratar la realidad, pero sin embargo, poco a poco sus propios reporteros no pueden evitar formar parte de la historia y juzgar esa historia con sus propios ojos. La objetividad es imposible, nos viene a decir Watkins, pero este segundo medio sí que intenta ser abierto y plural.

La Commune se articula en un ejercicio de cierta improvisación con los actores y sus personajes, pues todos van opinando libremente sobre aquellos días y se busca intencionadamente cierto paralelismo con la actualidad.  De hecho el equipo de actores se encargo de investigar cada uno de su papel a representar, y tuvieron libertad a la hora de dar sus opiniones, intentando romper esa separación entre el actor y su papel.

Así que tenemos una especie de entre falso documental y recreación con elementos externos para la época que desgrana como nunca antes las causas de la Comuna con los ojos de aquel entonces (nada de chuminadas buenrollistas y políticamente correctas previo destrozo de la historia como Los Miserables de Tom Hooper) con una veracidad que asusta, consiguiendo huir de la teatralidad fingida que en principio un único escenario puede condenar al relato, que reflexiona sobre los medios de comunicación y el poder que les da de comer a cambio de legitimarlo, la búsqueda de la imparcialidad, o el desdoblamiento entre actor y personaje para acabar hallando en el presente los ecos de la historia que se cuenta. Y todo eso con un ritmo portentoso y lleno de escenas para el recuerdo, como la sublevación de los soldados que se niegan a disparar a las mujeres parisinas al principio de la cinta. 

Fiel a su costumbre, La Commune, que había sido inicialmente producida por la cadena franco-alemana Arte, resultó censurada por esta misma: la excusa es que su formato de 5hs, 45 min resulta imposible de ver por la televisión, los motivos son otros; La Commune sigue la línea de las películas de Peter Watkins, casi todas ellas han resultado censuradas por un motivo u otro en los cuatro rincones del planeta.

Se trata pues de una maravillosa pelicula, conscientemente relegada al olvido. No obstante, como hemos visto, el director Peter Watkins ha sido, quizás, el más o uno de los más censurados de la historia. Aquí intentamos sacar su película y a él mismo de ese intencionado olvido. A pesar de su duración, es recomendable hacer un poco de tiempo en la agenda y disfrutar y aprener de esta extraordinaria recreación de La Comuna de París, hito en la lucha "por la emancipación de toda la humanidad trabajadora, de todos los humillados y ofendidos".

En palabras de Marx:

"Los proletarios de París -- decía el Comité Central en su manifiesto del 18 de marzo --, en medio de los fracasos y las traiciones de las clases dominantes, se han dado cuenta de que ha llegado la hora de salvar la situación tomando en sus manos la dirección de los asuntos públicos . . . Han comprendido que es su deber imperioso y su derecho indiscutible hacerse dueños de sus propios destinos, tomando el Poder."Pero la clase obrera no puede limitarse simplemente a tomar posesión de la máquina del Estado tal como está, y a servirse de ella para sus propios fines."

miércoles, 16 de marzo de 2016

Las brujas de la noche (El Semanal de ABC).

El diario derechista y monárquico español ABC se rinde ante un ejemplo inolvidable de la conquista de los derechos y de la importancia social y política de la mujer tras la Revolución Soviética, brindándonos un artículo sobre las Brujas de la Noche, como llamaban los soldados alemanes a las piloto soviéticas que fueron su pesadillla nocturna en el frente ruso.

Se trata de solo un ejemplo más de lo que, en general, salvo contadas excepciones como esta, la propaganda de la dictadura capitalista suele intentar borrar de la historia: la mujer de clase obrera, como sus camaradas masculinos, convertida en protagonista de la vida económica, cultural y, cómo no, también militar del mundo nuevo que estaba en juego frente a la invasión criminal encabezada por el nazismo alemán, pero acompañada y apoyada por el capitalismo mundial.

Todo ello, hay que remarcarlo, mientras en España las mujeres seguían obligadas a limitarse a hacer calceta (tras el trinfo del capitalismo en la Guerra Civil) y en la cultura occidental seguía siendo valorada principalmente como enfermera, secretaria, o, en definitiva, cómo asistenta de las necesidades y los vicios del hombre.

Hay mejores artículos sobre los logros de la mujer soviética que este, sin duda alguna. Pero que tal reconocimiento, a pesar de sus veladas insinuaciones intencionadas de "burlas" y "rechazo" por parte de los camaradas, venga de un periódico tan reaccionario como el ABC muestra que por mucho que una mentira se repita mil veces, como suelen hacer los medios de propaganda del capitalismo, la verdad siempre acaba por ser reconocida.

viernes, 11 de marzo de 2016

El 72% de los niños del medio rural se van a la cama hambrientos en la Rumania neoliberal



El desastre provocado por la imposición del capitalismo en Rumanía se agrava día a día. Aunque los propagandistas de la tiranía del capital sigan repitiendo, por interés o por estupidez, el dogma de la criminalización del comunismo, lo cierto es que, como confirman todas las encuestas, los rumanos vivían mejor antes de 1989, y no precisamente lo afirman por motivos ideológicos, sino por un mejor bienestar material.

Los datos son demoledores: Según la Inspección de Trabajo, publicados por Ziarul Financiar, de los cuatro millones y medio de rumanos que tienen actualmente un contrato de trabajo, el 83% tiene que sobrevivir con menos de 400 euros al mes. La extremada desigual salarial creciente durante las últimas tres décadas de capitalismo en Rumania se puede apreciar con nítida claridad en los siguientes porcentajes:



-el 29% de los trabajadores con contrato de trabajo sobreviven con menos de 975 lei brutos al mes (unos 215 euros): 180 euros netos.

-un 54% reciben cada final de mes a cambio de su fuerza de trabajo entre 975 y 2400 lei brutos (215- 500 euros brutos): entre 180 y 400 euros netos.

-es decir, el 83% de los trabajadores de Rumania ganan menos de 400 euros netos al mes (el impuesto en Rumania, otra muestra de la desigualdad promovida desde las instituciones capitalistas, es único, independientemente del salario, y es del 16%).

-en el otro extremo, solo 200.000 privilegiados (un 4%) ganan más de 5.000 lei brutos al mes (unos 1100 euros), es decir, más de 900 euros netos al mes, la gran mayoría en la capital, Bucarest, mientras el 15% restante reciben entre 2400-5000 lei mensuales brutos (entre 500-1100 euros brutos, es decir, 400-900 euros netos).

La transformación de Rumanía en una colonia de las potencias imperialistas del entorno (principalmente Estados Unidos y Alemania, pero también Rusia, que también tiene importantes multinacionales saqueando recursos en todo el país, y la recién llegada China), tras la destrucción de toda la industria productiva nacional tras el golpe de estado de diciembre del 89, hace que la pobreza haya ido extendiéndose y multiplicándose y que los colectivos más desfavorecidos, como los niños, sean una de las víctimas más destacadas, sobre todo en el abandonado y olvidado medio rural.

Así, en el campo rumano la mayoría de los niños viven en familias sin más ingreso que la ayuda social, y el 72% de los infantes del medio rural no reciben por parte de sus familias, empobrecidas, una dieta mínima aceptable, lo que multiplica los casos de enfermedades graves y malnutrición. 

La pobreza también multiplica el analfabetismo, porque un niño hambriento no puede aprender en condiciones, además de que la necesidad hace que los padres les utilicen para las labores domésticas u otras como la mendicidad o el trabajo de la agricultura de subsistencia. Los datos muestran que el 37% de las personas de más de 15 años son analfabetas funcionales: no entienden lo que leen y no escriben correctamente. Más específicamente, en el medio rural, el 20% de los niños abandonan la escuela antes de los 14 años, siendo la tasa de abandono escolar total de casi un 20%, según los datos de Eurostat.

En las zonas rurales, después de la huida del país de casi tres millones de rumanos por motivos económicos tras la imposición del capitalismo en los años 90, la tasa de paro entre los jóvenes de entre 18 a 24 años es del 22%, y la tasa de ocupación activa (entre los 18 y los 60 años) es cercana al 50%.
El hambre y la pobreza han invadido Rumania

En estas condiciones, en Rumanía el 40.5% de la población rumana vive en los límites de la pobreza y de la exclusión social (el 51% en lo que se refiere a la infancia). El 35% de los niños sufren privaciones extremas.

Aún así, el poder de la propaganda y la manipulación mediática, y la metódica política de evitar como sea que la gente (los subditos) sean capaces de pensar por sí mismos, hace que mientras se siguen repitiendo los tópicos goebblesianos de que en la Rumanía socialista se pasaba hambre (cuando la realidad y los datos del Banco Mundial -ver datos- muestran, por ejemplo, que en los 90 la pobreza en Rumania, como en el resto de los paises del este entregados a manos de las mafias capitalistas, la pobreza se multiplicó por 10).
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