INTRODUCCIÓN.
¡Nos han vendido!. Así se expresaba uno de los personajes de la película Good
bye Lenin, ¡y que razón tenía!. Que esté resurgiendo la ostalgie (nostalgia de la
Alemania oriental, RDA) entre amplios sectores de la población alemana no es
nada de extrañar y esta película es muestra palpable de ello, ya que desde la
caída del muro todo ha venido cuesta arriba: aumento del paro y de la
delincuencia, pérdida de conquistas sociales, derribo y acoso a todo aquello
que pudiera recordar al antiguo estado, etc. Por supuesto, si cayó el símbolo de
la guerra fría tuvo que ser por algo y no por casualidad, los errores que se
cometieron no fueron reconducidos a tiempo.
La Alemania del Este sigue siendo una “losa” para los vencedores del oeste, no
sólo a nivel económico, sino también político por la fuerza que siguen teniendo
los poscomunistas. Desgraciadamente la historia de la RDA la escriben los que
antiguamente consiguieron borrar de la mentalidad del alemán de a pie su pasado nazi, y
lo digo no por pura palabrería, sino por conocimiento de causa; cuando me paro
a charlar con compañeros universitarios germanos, no tienen ni idea de que su
patria fue un nido de nazis en el poder después de la II Guerra Mundial. Hablarles a ellos de la RDA se antoja difícil, pues salen a relucir mitos y propaganda que
han digerido en sus escuelas. Sin que por ello puedan dejar de tener cierta razón, pues las medias verdades están sujetas a la manipulación y a la
distorsión, lo que no quiere decir que la RDA fuera un paraíso, por la sencilla razón de
que si así fuese seguiría existiendo o al menos en una Alemania unida, pero no
de este color. Tampoco fue un infierno. Por eso es necesario desde una visión
amplificada y con diversas fuentes contextualizar en el espacio y tiempo lo que
fue la RDA desde una perspectiva de clase.
POSTGUERRA Y NACIMIENTO DE LA RDA.
Tras la capitulación del nazismo el 7 de mayo de 1945, Alemania quedaba
ocupada por un consejo de control Aliado formado por Estados Unidos, Gran
Bretaña, Francia y la Unión Soviética. El país y su capital, Berlín, se dividiría
por tanto en cuatro administraciones aliadas, según lo acordado en Yalta y
Potsdam, sometidas a la autoridad militar por cada una de ellas. El control
soviético recaería en el sector oriental, la zona más afectada por la guerra, lo que, según algunos especialistas sobre la materia, fue algo intencionado, pues
desde 1944, se sabía que Alemania perdería la guerra ¿que intención habría en
destruir un 13 de febrero de 1945 la ciudad de Dresde (zona este en la que los
occidentales sabían que iba a quedar bajo la influencia soviética) sin
provecho militar y estratégico? que desbastada en un 80%. Además el sector
soviético-alemán era el menos poblado y el más débil económicamente, como
comenta el canadiense Jacques R.Pauwels, “La división de Alemania
proporcionaba a los “aliados” las zonas más prósperas del país: los grandes
puertos del norte, las zonas industrializadas del Rhur y del Saar, las avanzadas
Rhineland y Baviera (la Texas alemana). Esto compensaba con creces el permitir
que la URSS dominara el territorio de la futura RDA”.
Asimismo, al finalizar la guerra los EEUU ocupaban Turingia y Sajonia (zona
soviética), y al abandonarla, continúa Pauwels, se llevarían consigo “al oeste unos
10.000 vagones de FFCC con el material más nuevo y avanzado, patentes y
demás de la empresa Carl Zeiss de Jena y de factorías locales de empresas
como Siemens, Telefunken, IG Farben, Krupp, etc. El botín incluyó el saqueo
de las factorías nazis de las V-2 en Nordhausen, cohetes y documentos
técnicos de un valor de 400-500 millones de $, y unos 1.200 expertos
alemanes en la tecnología de los cohetes. También se llevaron gran cantidad
de oro, ese que los nazis robaron a los judíos pero no pudo ser trasladado a
Suiza”. Como era lógico, se produjo una auténtica “sangría” para la futura RDA y, por supuesto, aumentaba la asimetría entre las dos Alemanias. Esto iba a influir
en el porvenir del conflicto.
En aquellos momentos, en la Europa de posguerra la influencia comunista
crecía de manera fulgurante, como recoge Francois Fejtö en “Historia de las
democracias populares”. Chescolovaquia pasó de 80 mil afiliados antes de la II
G.M. a 500.000 en 1945; Hungría de 30.000(1939) a 750.000(1947); Rumanía
de 1000(1939) a 710.000(1947); Polonia de 20.000(1939) a 800.000(1947);
esto no solo estaba circunscrito a la Europa del Este y central, sino que en la
misma Francia e Italia (también en Grecia y Turquía) el partido comunista había
jugado un papel central en su liberación y resistencia, lo que se tradujo en la
participación en los primeros gobiernos, hasta que fueron excluidos y
perseguidos. En esta coyuntura, se irá extendiendo la guerra fría y la posición
de las potencias capitalistas, entre ellas las de Estados Unidos, que tomará una
posición de intromisión en los asuntos europeos por primera vez.
En abril de 1946, el partido socialista (dirigidos por Otto Grotewohl) y el
comunista (Wilhelm Pieck) se fusionaban en la Alemania oriental, dando paso al
Partido Socialista Unificado (SED), saliendo victorioso en las elecciones de
otoño con un porcentaje de votos del 70%. Simultáneamente, comenzaban las
expropiaciones contra el capital monopolista que había apoyado a Hitler (Siemens,
Krupp, Thyssen,etc.), las propiedades de más de 1000 hectáreas fueron
confiscadas y divididas en lotes de cuatro y ocho hectáreas, lo que produjo la
dimisión de los dirigentes democristianos, Hermes y Schreiber. En este proceso
socializador, se llegaba a plebiscitos, como por ejemplo el realizado en el Land
de Hesse que tuvo como resultado que el 72% de la población defendía
convertir en propiedad común las industrias claves.
El 6 de diciembre del mismo año, el SED convocaba un Congreso Nacional en
Berlín para discutir la posibilidad de unificar Alemania, con la participación de
miembros de la izquierda de la zona occidental, y se reclamó la unidad del país
tanto políticamente como económicamente, bajo un mismo gobierno. A los
soviéticos le interesaban la unidad, ya que de esa manera podían esperar más
beneficios de esa solución que de una Alemania dividida; además la URSS en
la circunstancia en la que había perdido, según datos oficiales, el
30% de su riqueza nacional y que tuvo 27 millones de muertos (civiles y militares), no
estaba preparada para fomentar una revolución socialista en Alemania, pero por supuesto
tampoco la iban a dejar para que fuese una base militar de los EEUU, país en
el que no cayó ni una sola bomba y que había sido el “banquero de Europa”(fue el mayor
negocio de su historia) durante la guerra, con lo que partía con mucha más
ventaja que la URSS
Antes del Congreso de Berlín, el mariscal Sokolovsky había criticado la lentitud en la que el
oeste estaba llevando a cabo la desmilitarización y la tardanza en recibir las
reparaciones de guerra, además de que Francia, Gran Bretaña y Estados
Unidos laboraban en secreto para unificar sus áreas de influencia, sin contar para
nada con los intereses soviéticos, fomentando la división política, social y
económica. En 1947, los EEUU plantean crear una red de financiación, que
lleva como nombre: Plan Marshall: el Congreso aprobaría una “ayuda”(no fue ni
mucho menos gratuita) de 13 mil millones de dólares, que no tenía como objetivo la solidaridad, sino fomentar el mercado europeo tan
apetitoso para ellos y evitar que el continente cayera en la “órbita soviética”.
Los EEUU abandonarían su clásico aislamiento hacia Europa y, desde entonces, tejerían sus intereses en ella. El colaborador de Stalin, Andrei Jdanov, condenó
la iniciativa americana: "El imperialismo americano se esfuerza, como un
usurero, en explotar las necesidades de posguerra de los países europeos.
Pero tal control económico entraña una dependencia política del imperialismo
americano". Acertó plenamente
La mayor parte de los ingresos irían al presupuesto militar, rearmando a la
zona oeste de Alemania, incumpliendose los acuerdos de Postdam. Noam
Chomsky aclara que: “De los 13 mil millones de dólares de ayuda que manejó
el Plan Marshall, alrededor de 2 mil millones fueron a parar directamente a los
bolsillos de las compañías petroleras estadounidenses. Este hecho formó parte
del propósito de hacer que Europa pasara de una economía basada en el
carbón a una economía basada en el petróleo, para que así algunos sectores
de aquel continente se volvieran más dependientes de Estados Unidos”. Ante
la estrategia de EEUU, Moscú decide crear un plan similar, el Comecon (Consejo de
ayuda mutua económica) en 1949. EEUU sabía de la importancia de Alemania,
que había sido el eje industrial del continente europeo por lo que era necesario
que “sobreviviera” (curiosamente da alas al enemigo derrotado, al causante de la
guerra, convirtiéndolo en pocos años en potencia) ante la amenaza soviética; se
sabía que el país germano iba a ser crucial y determinante para el equilibrio
europeo
Los acontecimientos que provocan la definitiva ruptura son la llegada al poder, en febrero de 1948, del Partido Comunista en Praga; ante esto, los aliados
unifican sus áreas de administración y, en junio de ese mismo año, adoptan una reforma monetaria, quebrantando una vez más los acuerdos de Postdam, dividiendo a Alemania.
Esto provoca que desde Moscú se adoptara una grave decisión: el bloqueo
terrestre de Berlín occidental con Alemania occidental, que durante todo un año
será abastecido por aire por las potencias capitalistas. Esta acción tiene un efecto boomerang , pues se refuerza el sentimiento anticomunista en la zona
occidental, los alemanes nunca olvidarán esto. El bloqueo, en vez de derrotar el
intento separatista, lo que hace es favorecerlo aún más. Viendo que no daba
resultado, las autoridades soviéticas lo levantaron el día 12 de mayo de 1949. El
general y subsecretario de Estado, Walter Bedell Smith, confesaron que:
"realmente no queremos ni tenemos la intención de aceptar la unificación
alemana bajo ninguna condición con la que los rusos puedan estar de acuerdo,
aun cuando parezcan coincidir con la mayor parte de nuestras exigencia”.
El 8 de mayo de 1949, se crea la República Federal(RFA), incumpliéndose como
siempre, los acuerdos, y la respuesta no se hace esperar, entrando en vigor el 7 de octubre de ese mismo año, una constitución, que se traduce en la fundación oficial de la República
Democrática Alemana (RDA),un país con una extensión de 108.178 kms
cuadrados. El general Chuikov, el 13 de noviembre, en representación de Stalin
y en virtud de su cargo como jefe de las fuerzas de ocupación, traspasaba sus
poderes al gobierno del Frente Nacional de Otto Grotewohl, cuyo presidente era Whilhelm Pieck y el vicepresidente Walter Ulbricht, que un año
después sería primer secretario del SED. Cabe destacar que los
“padres de la RDA” fueron luchadores de primera línea contra el fascismo. Ese
mismo año se producían los procesos de Waldheim condenandose a los principales
nazis a la muerte.
La RDA nacía bajo la consigna antifascista en una nación derrotada,
en la que la mayor parte de la población se había educado bajo el credo del
nacionalsocialismo. Como era lógico, no se podía eliminar a todos los
simpatizantes de Hitler que de una forma u otra habían participado en el III
Reich, pues era difícil establecer qué grado de compromiso tuvo cada ciudadano
alemán.
La RDA nacía con dos claros principios, según Markus Wolf (antiguo jefe de los
servicios secretos de la RDA): “Para la RDA y para Alemania en general, el
socialismo era un objetivo lejano. Nosotros fundamos el nuevo Estado como la
Alemania democrática antifascista”.
LA RFA:CONTINUACIÓN NAZI. ¿MILAGRO ECONÓMICO?
No podemos entender la evolución histórica de la RDA, sin entender que fue
para ellos la RFA. Es significativo sacar algunos apuntes de lo que fue este
país en esos momentos, para a la postre seguir profundizando en el tema que
nos atañe.
La RFA, partía, como hemos visto, con demasiada ventaja, tanto en el ámbito
económico-político como en el estratégico. Conjuntamente va a tener una clara
continuidad con el pasado nazi en todos los aspectos, a pesar de los procesos
de Nuremberg. Famosos genocidas se encaramaban a las poltronas del poder
del nuevo estado, y todo ello de la mano de EEUU. El caso más flagrante sería
el del Reinhard Gehlen, que tenía en su haber acusaciones de tortura, malos tratos y órdenes
de asesinato que, según datos de la URSS, se traducían en el asesinato de 4 millones de
prisioneros. Había sido jefe de los servicios secretos nazis del frente ruso, llegando a ser condecorado por Hitler por su brillante labor
Perdida la guerra y sabiendo de su valor, se entregó a los EEUU el 22 de mayo
en Baviera, al cuerpo de contrainteligencia. Ofreció información de primera
mano sobre la URSS, entre ellas la de revelar el nombre de infiltrados
comunistas en la propia OSS (Oficina de Servicio Secreto de los EEUU).
Reconocida su importancia, se negoció su libertad a cambio de que estuviese
en nómina de los servicios secretos de EEUU y de la RFA. A partir de entonces, Washington le concedió una partida secreta a la organización que llevaba su
apellido de unos 5 millones de dólares, para que Gehlen pudiera empezar a
operar comenzando con 350 ex-compañeros de armas, oficiales de inteligencia
alemana, que fueron oficialmente liberados de los campos de prisioneros. En
poco tiempo hubo un aumento considerable de agentes a cargo de Gehlen, los
objetivos eran recabar información, promover la disidencia y el sabotaje. Las
operaciones encubiertas se establecieron en el sur de Munich, en Pullach.
Uno de los mayores éxitos de la organización Gehlen fue la infiltración de
Walter Gramasch en el Departamento de Flotas y Puertos de Alemania
Oriental. Entre los agentes reclutados, había famosos criminales de guerra
como el Dr. Franz Six y Emil Augsburg, ambos miembros de las SS, acusados de
asesinar a judíos, intelectuales y partisanos en Rusia; Willi Krichbaum, ex jefe
de la Gestapo en el sureste europeo, el general Sises y el general de las SS
Burckhardt. Bajo la operación “Paperclip” ingresaron al menos 820 nazis en los
servicios secretos de los EEUU, entre ellos el conocido general-mayor Walter
Emil Schreiber. En abril de 1956 la organización Gehlen fue reasignada al
gobierno de la RFA con el nombre de Bundesnachrichtendienst (BND).
Reinhard Gehlen fue ascendido a Teniente General de la Bundeswehr y
mantuvo el más alto cargo jerárquico de la inteligencia alemana
El libro Blowback de Christopher Simpson y The Belarus Secrets de John
Loftus, aunque ambos sean anticomunistas, ponen de manifiesto que miles de criminales de
guerra fascistas fueron contratados durante los años 1944-1953 por Estados Unidos
para el combate contra la Unión Soviética. Entre los nazis reclutados
cabe destacar a los de Klaus Barbie (el carnicero de Lyon), Otto von Bolschwig,
Eichman (caería en Argentina) y Alois Brunner, responsable de la muerte de
más de 120 mil personas, entre otros.
Hubo además “un perdón” a los magnates de la industria que colaboraron con
Hitler y que regresaron impunes, como Siemens, Krupp, Thyssen, Bosch,
Bayer, Daimler Benz,etc. Un ejemplo clarificador es el de Hans Martin Schleyer,
último comandante de las SS en Praga, que llegó a ser presidente de la
patronal alemana y directivo de Mercedes Benz, y que más tarde sería asesinado por la Fracción del
Ejército Rojo en 1977.
En 1949 se empezó a “refundar” el Ministerio de Asuntos Exteriores alemán; dos años después salían a la luz una serie de artículos publicados en el
Frankfurter Rundschau en los que ya se denunciaban la gran cantidad de
funcionarios con pasado nazi que estaban entrando en este ministerio. Se
supone que el 66% de sus miembros tenían pasado nazi, cuatro de cada cinco
jefes de departamento habían sido miembros del NSDAP (partido nazi). El
hecho es que en la década de los cincuenta, el Ministerio de Exteriores empleó
a más miembros del antiguo Partido Nazi que durante el Tercer Reich. Todos
los ministerios de Bonn eran “un hervidero de nazis”, en opinión de Michael
Sturm.
Esto se confirmará en septiembre del 2003, con la investigación que
llevaría a cabo el ex ministro de Exteriores, Joschka Fischer, a raíz de la
polémica suscitada en Alemania por la publicación en el boletín interno del
Ministerio de Exteriores, de una necrológica muy elogiosa de Franz Nüsslein,
que entre 1962 y 1974 fue cónsul general de la República Federal Alemana
(RFA) en Barcelona. Este diplomático no sólo fue en su juventud miembro del
partido nazi, sino que trabajó como fiscal en la Checoslovaquia ocupada por
Hitler y fue corresponsable de 918 condenas a muerte. No podemos olvidar
que más de 9.000 fiscales del régimen nazi fueron de nuevo reclutados por el
gobierno reaccionario de Adenauer que implantó la amnesia generalizada en la
historia alemana; un ejemplo es el redactor de las leyes raciales, Globke, que
fue miembro de su gobierno.
Fischer pondría en marcha un decreto en el que prohibía que se siguiera
rindiendo homenaje a diplomáticos con pasado nazi, trayendo con ello el
enfado de sus antiguos camaradas colaboradores en la guerra fría de la RFA.
En el 2005, saltaba de nuevo el escándalo en la publicación alemana Analyse
und Kritik de agosto de 2005, en la que se señalaba que el representante
permanente de la RFA ante el consejo de la OTAN, Krapf, había sido desde
1933 miembro de las SS y en 1936 afiliado al NSDAP. Desde 1938, trabajó
también en el cuartel general de los Servicios de Seguridad, ingresando en el
Ministerio de Exteriores en ese mismo año. Tras el supuesto proceso de
desnazificación, volvería a la cartera de Exteriores.
En cuanto a las fuerzas armadas de la RFA, importantes cuadros del antiguo
ejército nazi (Wehrmacht) crearon la Bundeswehr el 7 de junio de 1955, en
medio de grandes protestas de la población. Auspiciado bajo el lema de
Adenauer, “La máquina debe seguir adelante”, en el que se hacía referencia a la
admisión de unos 12.000 oficiales de la Alemania nazi y unos 300 miembros de
la SS. Como vimos anteriormente, el mismo Gehlen llegó a ser nombrado Teniente General de la Bundeswehr. Heinz Tretten, miembro de la Legión
Condor, fue nada menos que comandante en jefe de la Bundeswehr veinte
años después del fin de la guerra. Otros casos flagrantes de continuidad en el
ejército son los de de Adolf Galland, también de la Legión Cóndor, que llegó a ser
asesor de la Bundeswehr y de la OTAN, o Werner Mölders (condecorado con la
cruz de hierro por Hitler) que era un héroe para la Bundeswehr, llevando su
nombre una escuadrilla de élite y un cuartel en Neuberg que fue
suprimido hasta hace poco. En los 60, el ejército de la RFA contaba ya con
495.000 efectivos, entre ellos destacados miembros nazis.
En lo político, el comunismo sería perseguido y todos los antifascistas olvidados históricamente, como por ejemplo el no reconocimiento del mérito de
Wilhelm Hammann en la liberación del Buchenwald, simplemente porque era comunista. La
Juventud Libre Alemana (FDJ) sería prohibida en 1951 y sus miembros fueron
a para a la cárcel, y otros como Philipp Müller, fueron asesinados. El Partido
Comunista (KPD) fue prohibido en 1956, aunque años después con una
Alemania como potencia europea sería legalizado en 1968. Se produjo también
una persecución contra funcionarios de izquierdas bajo un decreto de Brandt.
En lo que respecta al tan cacareado milagro económico alemán, es importante
señalar que en economía no existen milagros. La historiografía tradicional ha
mostrado como modelo y motor de Europa la Alemania de Konrad Adenauer y
de su ministro de economía Ludwig Erhard. Ha utilizado siempre la idealista
imagen de un pueblo alemán decidido a trabajar, a levantar su país con orden y
unidad superando las diferencias sociales. La RFA de la posguerra estaba en
manos del gran capital exterior y de USA, GB y Francia. Debía de pagar las
deudas públicas y privadas que había contraído ya desde el Tercer Reich, a lo que se suman a
las reparaciones de guerra a los aliados y al Plan Marshall. A pesar de esto,Alemania debía seguir siendo una referencia en Europa y, más concretamente, la RFA por todo lo que estaba pasando en aquellos momentos. De ese modo, las potencias imperialistas pusieron todo a su favor para que el país emergiera
de sus cenizas y fuera en poco tiempo el motor europeo que sirviera de freno al
comunismo.
El acuerdo de Londres del 27 de febrero de 1953, sería la punta de lanza de las
medidas económicas emprendidas para la RFA, según el estudio de Jesús
Nun: “el valor presente neto de la deuda total se redujo en alrededor de un
80%”. Esto suponía una quita directa superior al 50%, de todos los
intereses acumulados desde 1934 y la concesión de largos plazos de pago
a tasas de interés muy inferiores a las del mercado. A la vez, la RFA consiguió
un período de gracia de 5 años exentos de pago y, además, se convino que
una parte de la deuda se abonase directamente en marcos”.
Esto explica el crecimiento del 61% del producto interior bruto entre 1953 y
1961. Hermann Josef Abs, presidente del Deutsche Bank, negociador del Acuerdo de Londres, dejaba bien claro cual debía ser la postura de los
acreedores; es decir: "Les corresponde también a los Estados acreedores y a
nuestros socios comerciales crear precondiciones sustancialmente favorables
para incrementar la capacidad de pago alemana”. La RFA para pagar su deuda
no podía endeudarse ni tocar sus reservas y se daba por entendido que la
inversión extranjera no sería una solución a corto plazo, pues saldrían los
beneficios de su país. Una vez más. Jesús Nun nos da la respuesta: “Quedaba
una sola alternativa y era que la economía alemana tuviese anualmente un
importante superávit comercial, producido no por la baja en sus importaciones
(lo cual afectaría su crecimiento y su bienestar), sino por un alza sostenida de
sus exportaciones de bienes y servicios. Pero esta alternativa implicaba, como
sucedió, que los países acreedores eliminaran barreras para la importación de
productos de la RFA. Tan decisivo fue este punto que una cláusula del
Acuerdo de Londres abría la posibilidad expresa de consultas y
renegociaciones cada vez que el superávit comercial alemán resultase
insuficiente”.
A esto hay que sumarle alos cientos de miles de obreros cualificados que salían
en aquellos momentos de la RDA (uno de los principales problemas del nuevo estado)
buscando el confort que el estado antifascista en aquellos momentos no le
podía dar, pues seguía pagando altos intereses a la URSS, que bajo mi
punto de vista, y a pesar de la ayuda inestimable que ofreció, tuvo que haber
favorecido un mejor marco de desarrollo para un país tan castigado como la
RDA, que a lo largo de la guerra fría pagará 7 veces más que la RFA, como
afirma Jacques R. Pauwels. Errores que se más tarde habrían de pagarse".
Para leer el texto completo sobre la historia de la RDA, pulsar en el link:
LA RDA: UN ESTADO DE OBREROS Y CAMPESINOS,