viernes, 22 de abril de 2022

Monumento al soldado del Ejército Rojo, en Ruse, Bulgaria

En un extremo de uno de los principales bulevares de la ciudad búlgara de Ruse,  en la orilla del Danubio, se alza el Monumento al soldado soviético (Alyosha), en recuerdo de los soldados anónimos del Ejército Rojo que ayudaron a los búlgaros a liberar su país de las garras nazicapitalistas en la Segunda Guerra Mundial.

Sobre un pedestal, el soldado sostiene una bandera roja. En los laterales del pedestal, hay dos grabados con escenas de la liberación de la ciudad de Ruse por el Ejército Rojo.

En la parte delantera, una estrella roja y una frase de Dimitrov: "La Amistad entre la URSS y Bulgaria es tan necesaria para la humanidad como el aire o el sol".

El monumento es de 1947, y su autor es el escultor comunista búlgaro Yordan Krachmarov, autor de otros importantes monumentos de la República Popular Búlgara, como el Monumento a los partisanos de Sofía, en honor a todos los que lucharon contra la dominación otomana, capitalista o nazi a lo largo de la historia del país.
























La mayoría de los moldavos creen que la culpa de la guerra de Ucrania es de la OTAN y Zelenski, mientras que el 55% desean que vuelva la URSS.

El 44 % de los moldavos afirman, en un estudio realizado por la empresa de estudios de mercado Public Media, que la culpa de la guerra de Ucrania es de la OTAN, Occidente y el pesidente de Ucrania, Zelenski, debido a las políticas racistas y rusófobas del gobierno de Kiev y al agresivo expansionismo hacia el este de Washington, mientras apenas el 40% considera que la responsabilidad es de la Federación Rusa o de Putin.

No obstante, no hay que obviar tampoco que, y no es moco de pavo, más del 40% de los moldavos hayan asumido la manipulación mediática justificativa del guerrerismo y expansionismo antirruso de OTAN y de la UE en los últimos años, y la burda criminalización de la lucha contra el genocidio en el Donbass y frente al fascismo del gobierno ucraniano llevada a cabo por Rusia y apoyada por gran parte de los ucranianos. No hay que olvidar que las políticas racistas y criminales de Kiev nolo se han dirigido contra la población de lengua rusa, aunque si se hayan ensañado contra las zonas que se posicionaron contra el golpe de estado organizado por la OTAN y la UE en 2014, como el Donbass, sino también contra las minorías como la húngara, la rumana, la turca o la polaca, que también han visto perseguidos y limitados sus derechos 
Por supuesto, los medios de propaganda pro-occidentales de República Moldova se apresuran a publicar la noticia rasgándose las vestiduras y achacando a diferentes causas para ningunear la opinión popular, desde la incultura, a la influencia rusa o a cualquier otra causa insultante hacia los que no se tragan la manipulación de la oligarquía local, sin aceptar que , de momento, lo cierto seaque en Moldavia las mentiras de Occidente no han calado como esperaban.

En resumen, el estudio muestra que, a pesar del bombardeo mediático de mentiras y blanquemiento del fascimo ucraniano por parte de los medios de propaganda pro-occidentales, el 44% de los ciudadanos moldavos creen que la OTAN, Occidente y Volodymyr Zelensky, tienen la culpa de la guerra en Ucrania, mientras que solo el 41% culpa de este hecho a la Federación Rusa y Vladimir Putin. Al mismo tiempo, el 7,5% de los encuestados considera culpables a ambas partes 
Por otro lado, y según el mismo estudio, el 55% de los moldavos cree que los rusos y los ucranianos son un mismo pueblo, mientras que el 53% está de acuerdo en que reconstruir la URSS sería algo muy positivo para República Moldova, algo que, cada vez con mayor fuerza, se extiende en las antiguas república soviéticas, después de tres décadas de destrucción de todos los avances sociales, económicas y políticas que la clase trabajadora alcanzara antes de su disolución, y que hoy, en la mayoría de los casos, parecen a los nietos de los que las conquistaron historias de ciencia ficción.

domingo, 10 de abril de 2022

Entrevista a Elena Zaslavkaya, escritora y periodista de Lugansk (por Euskal Herria-Donbass)

Elena Zaslavskaya –poeta, escritora, periodista– nació en Lisichansk en 1977. Es autora de 9 libros de poemas y 5 libros para niños. Miembro de la Unión de Escritores de la República Popular de Lugansk y de la Unión de Escritores de Rusia, publica activamente en Rusia y en el extranjero. Su obra se ha traducido al alemán, francés, español, inglés, lituano y búlgaro.

Euskal Herria-Donbass ha hablado con Elena, que lleva ocho años viendo y narrando el conflicto desde su poesía, sus redes sociales y su trabajo en Lugansk, para conocer su opinión sobre los últimos acontecimientos en Donbass.

Elena, ¿cuál crees que es, en pocas palabras el origen del conflicto?

En Ucrania, después del colapso de la URSS, una parte significativa de la población estaba formada por rusos. Sin embargo, en Ucrania solo se ha allanado el camino hacia un estado-nación unitario. En 2014, los rusos se quedaron sin oportunidad legal de preservar su cultura en Ucrania. Para ser ciudadano de Ucrania, era necesario abandonar el idioma nativo, si era el ruso; la memoria histórica, la amistad con Rusia.

Después del golpe de Estado en febrero de 2014, Ucrania adoptó una serie de proyectos de ley discriminatorios contra la lengua y población rusas y lanzó una operación punitiva contra el Donbass, donde no apoyaba la política centralista de Kiev.. Diré, francamente, que Ucrania comenzó a bombardear Donbass,a disparar contra ciudades y pueblos inocentes, pacíficos, utilizando incluso aviones, armas prohibidas, misiles, bombas de fósforo. La agresión militar ucraniana fue respondida por las fuerzas de la milicia popular de las Repúblicas de Donbass, de la República Popular de Lugansk y la República Popular de Donetsk. Durante 8 años, hasta el 24 de febrero de 2022, Ucrania no estableció negociación ninguna con los líderes del Donbass, ni proporcionó alternativas a una solución militar al conflicto. Quién siembra vientos… recoge tempestades.

¿Qué crees que es necesario para lograr la paz?

Ucrania debe reconocer que los residentes de Donbass y Crimea tienen derecho a tener sus propias opiniones, sus propias opciones políticas. Ucrania debe respetar los derechos de la población rusa en su territorio, el derecho a la educación en su propio idioma y el derecho a la libre determinación de sus territorios.

El presidente ucraniano Volodymyr Zelensky puede detener el derramamiento de sangre si reconoce la elección de Donbass y Crimea, prohíbe las organizaciones de ultraderecha nacionalista en Ucrania, y garantiza los derechos de los rusos en el este país. El desacuerdo de Zelensky con estas propuestas muestra una vez más que Ucrania es un estado nacionalista que no respeta los principios democráticos básicos.

¿Hay posibilidad de reconciliación?

La reconciliación no solo es posible, sino que sucederá, con seguridad. Esta guerra ha abierto los ojos de muchos ucranianos al hecho de que no son amos de su propia tierra, sino rehenes de nacionalistas armados. El ejército ucraniano evita de todas las maneras posibles la evacuación de civiles de la zona de combate: no informa sobre los corredores humanitarios acordados, y dispara contra aquellos que intentan irse. Además, el ejército ucraniano atacó varias ciudades liberadas con misiles Tochka U. Los ataques no estaban dirigidos a objetivos militares, sino a zonas residenciales y lugares concurridos. Quizá esta experiencia ayude a los ucranianos a darse cuenta de que no vale la pena defender a un estado nazi y que necesitan construir sus vidas sobre otros cimientos.

¿Cómo te imaginas el escenario del posconflicto?

Como dijo el presidente ruso, con la desmilitarización completa y la desnazificación de Ucrania.

¿Cuál es tu opinión sobre el papel de la mujer, desde tu propia experiencia?

En la guerra, la agenda de género no es relevante. Para estar en contra del nazismo, contra el hecho de que se mate a personas de otras opiniones políticas, de otra cultura, no importa si se es mujer u hombre. En la guerra, es importante no solo sobrevivir, sino entender que la vida de otras personas depende de ti: la de tus camaradas, tus hijos, tus compatriotas. Y en la guerra, las mujeres, como los hombres, se movilizan, dependiendo del lugar donde estén. Las mujeres ahora también están luchando en el frente y en la retaguardia, sean una enfermera, un maestro, una poeta como yo o un francotirador en primera línea.

¿Qué opinas de la violencia contra las mujeres durante este conflicto?

La guerra de Ucrania con Donbass ha dejado a muchos niños y niñas huérfanos y a muchas mujeres viudas. La vida cotidiana, tan frágil, ha sido barrida por el fuego de la artillería enemiga. El ejército ucraniano ha cometido muchos crímenes de guerra, incluso contra mujeres.

¿Y qué piensas sobre la propaganda, los bulos y las noticias falsas?

Sé cómo los medios de comunicación occidentales retratan el conflicto entre Ucrania y Donbass, así como la operación especial de Rusia para desnazificar Ucrania. La imagen es extremadamente unilateral, plagada de manipulaciones, de censura directa: los sitios web de Rusia y Donbass están bloqueados, la transmisión de canales rusos está prohibida. Por lo tanto, agradezco esta la oportunidad de hablar sobre lo que está sucediendo aquí, en las páginas de esta publicación.

 ¿Y por último, qué papel tienen los movimientos de mujeres y los papeles políticos que tienen en esta guerra?

En el mundo occidental, el movimiento feminista ya no está a la vanguardia del progreso. Las mujeres son llamadas “cuerpos menstruantes”, son excluidas del proceso cultural por hablar en Twitter como J.K. Rowling, o injustamente apartadas de espacios como el deporte, como ocurrió recientemente con la patinadora artística rusa Kamila Valieva. ¡Y el movimiento feminista no hace nada para protegerlas, sino que se solidariza con sus perseguidores! Por lo tanto, el papel del movimiento feminista en Occidente es puramente decorativo: justifica el deseo de poder de ciertos grupos que se esconden detrás de los intereses de las mujeres.

En la guerra, cuando se mira la muerte de frente, todos estos juegos y disputas por el estatus en la jerarquía social pierden su significado. Y el propósito de salvar, ayudar y apoyar se vuelve lo único importante.

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