Los soviéticos no creen en la democracia burguesa, obviamente. Ayer en la Federacion Rusa apenas un 45% de los trabajadores fueron a votar. Los que acabaron con la Union Sovietica ya convencen a muy pocos, a pesar de que gano su principal partido, Rusia Unida, lo que arraso fue la abstencion. En las principales ciudades, como Moscú o San Petersburgo (la mítica Leningrado), apenas se llegó al 30% de presencia en las urnas (35 y 33%, respectivamente).
El resultado final fue la victoria del partido de Putin, obteniendo 343 de los 450 escaños
que conforman la Duma o Cámara de Diputados. En segundo lugar se situó el Partido Comunista de la Federación Rusa, empeñado en seguir haciendo el juego a la clase que destruyó la Unión Sovíética, la burguesía, con 42 escaños, por delante del Partido Liberal Democrático, que consguió 39 diputados (otras fuentes cambian el orden de ambos partidos).
Por otro lado, Rusia Justa, formación que se declara socialdemócrata, se sitúa como cuarta formación parlamentaria con 23 diputados. Dos partidos que no tenían representación parlamentaria, el nacionalista Ródina y el liberal Plataforma Ciudadana, se han hecho cada uno de ellas con un escaño. Además, un candidato independiente conseguía un escaño en la república norcaucasiana de Adiguea.
Según los datos oficiales, la participación en los comicios de ayer fue del 47 %.
Como suele pasar en las farsas democráticas capitalistas, a pesar de la gran abstención o de la poca diferencia real entre las diferentes opciones ( desde la perspectiva de los comunistas, que aplican como nucleo de su análisis de la realidad la existencia de las clases y la explotación de una sobre otra), también el primer ministro ruso y cabeza de lista de Rusia Unida, Dmitri Medvédev, dio por hecho la victoria de su formación y calificó de “muy bueno” el resultado.
Como afirmaba con clarividencia Lenin sobre el circo electoral burgués, en realidad en estas votaciones solo se eligen a los gestores de la burguesía y, tras 25 años de saqueo y destrucción de los logros alcanzados por los trabajadores durante los años de Socialismo, parece que la mayoría de los rusos piensan como él líder bolchevique.
Datos definitivos oficiales: RT-Infografia
Reflexiones sobre la cultura rumana y los veinte años de saqueo capitalista
lunes, 19 de septiembre de 2016
sábado, 10 de septiembre de 2016
Con republicanos españoles en la Resistencia Francesa, Anghel Haralampie
Anghel Haramlapie fue uno de los más de 500 trabajadores rumanos que lucharon contra
el fascismo en España como miembros de las Brigadas Internacionales. Como muchos de los brigadistas, después estuvo encerrado en los campos de concentración franceses, teniendo prohibido regresar a su patria si en ella había un gobierno fascista, como en Rumania.
Tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, muchos de los que lucharon en España contra el fascismo no dudaron en formar parte también como voluntarios de los ejércitos que se enfrentaron a Hitler y a Mussolini, o de los movimientos partisanos que se crearon en los países ocupados.
[1] En español se suele conocer como "guerra de broma", a veces también como "la guerra falsa" o "guerra ilusoria", aunque el autor del artículo la traduce en rumano como "ciudate razboi", guerra rara). (Nota del T.)
[2] Rumanía tenía entonces un gobierno fascista dirigido por el Mariscal Antonescu, bajo el reinado del rey Mihai I (Nota del T.)
[3] Francotiradores y Partisanos Franceses (FTPF) (Nota del T.)
[4] Si bien la Wehrmacht no estaba estacionada en la zona libre, la seguridad interna de ésta dependía solamente de las fuerzas policiales del régimen y de un ejército francés (el "ejército del armisticio") reducido a solamente 100.000 hombres en todas sus armas, sin artillería pesada ni tanques (Nota del T.)
Tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, muchos de los que lucharon en España contra el fascismo no dudaron en formar parte también como voluntarios de los ejércitos que se enfrentaron a Hitler y a Mussolini, o de los movimientos partisanos que se crearon en los países ocupados.
En 1969 se publicó en la República Socialista Rumana, por la Editura Política, el libro Rumanos en la Resistencia Francesa, donde muchos de los que formaron parte de las organizaciones de partisanos franceses escribieron sus experiencias en la lucha contra el fascismo en Francia.
En el artículo que hemos traducido, Con los republicanos españoles en la Resistencia Francesa, Anghel Haralampie, que también fue lucharía como voluntario en las Brigadas Internacionales en España, nos cuenta cómo fue su participación en los grupos guerrilleros franceses y, con más interés si cabe, su experiencia tras el final de la Segunda Guerra Mundial, luchando en los maquis que cruzaron a España desde Francia para combatir al franquismo.
Con republicanos españoles en
la Resistencia Francesa, Anghel Haralampie
En septiembre de 1939, cuando estaba recluído en el campo de
concentración de Gurs, en el sur de Francia, junto con otros voluntarios de las
Brigadas Internacionales, las autoridades nos pidieron que nos uniéramos como
voluntarios a los regimientos que se estaban formando para luchar contra las
tropas nazis. Junto con un grupo de camaradas rumanos, acepté sin dudar la
propuesta.
Después de una corta instrucción en Barcarès, fuimos enviados al frente del norte, encuadrados
en el Regimiento 12 de infantería. Este regimiento estaba formado por hombres
de diversas nacionalidades, aunque predominaban los españoles y
franceses.
En la región de Pas-de Calais participaríamos (entre diciembre de
1939 y mayo de 1940) en la famosa "drôle de guerre" (guerra rara[1]). que se terminó con la
invasión y ocupación de Francia por el ejército alemán.
En julio de 1940, después del armisticio, fuimos desmovilizados e
internados de nuevo en Gurs, pero en esta ocasión aislados del resto de los
voluntarios que habían formado parte de las Brigadas Internacionales en España y
que se encontraban también en aquel campo.
Poco tiempo después, a causa de que teníamos la cartilla militar
de soldados franceses, fuimos liberados del campo, ofreciéndonos la posibilidad
de trabajar en las granjas de la región, donde permanecimos unos tres meses,
trabajando a cambio de comida. Pero tras aquel periodo, nos presentamos en la
prefectura de la ciudad de Pau, que nos concedió un permiso para trasladarnos a
Marsella.
Allí nos encontramos con otros rumanos y quedamos entre todos en
intentar regresar a Rumania. El consulado rumano[2], al que nos dirigimos,
rechazó nuestra vuelta a casa, argumentando que habíamos luchado en un ejército
extranjero, perdiendo con ello la ciudadanía.
La necesidad hizo que, junto con Alexandru Bulc e Iosif Balan, nos
pusiéramos a trabajar como leñadores en los bosques de Bouches-du-Rhône, después en Vaucluse y, más tarde, durante
un tiempo en Drôme.
Se trataba de una región montañosa, donde la humillación sufrida
por la derrota de Francia y el saqueo del país por parte de los ocupantes hizo
que se prendiera en el ánimo de los franceses una poderosa llama de odio hacia
los invasores alemanes. La resistencia política contra los ocupantes y los
traidores empezó a hacerse notar en estos lugares alrededor de principios de
1941. Y, hay que decirlo, los más activos animadores de los movimientos por la
unidad contra el fascismo eran los comunistas. Pronto se impuso la necesidad de
no quedarse atrás con respecto a otras regiones en lo referente a la lucha
clandestina contra las fuerzas represivas de los invasores y los
colaboracionistas de Vichy.
Los primeros pasos en la preparación de las acciones posteriores
consistieron en armar a los hombres disponibles con escopetas de caza y revólveres
procedentes del desarme de los gendarmes por el pueblo.
Como he dicho, por aquel entonces me encontraba en el departamento
de Drôme. Trabajaba en una carbonera haciendo
carbón vegetal, combustible con el que se sustituía la gasolina en los motores,
adaptándolo para este menester. Los carboneros estaban entonces muy solicitados
y muchos de los que vivían en la clandestinidad escaparon de esta forma a la
vigilancia de las autoridades. Se
trabajaba en el corazón de los bosques, en lugares poco accesibles. De hecho,
aquí se formaron los primeros núcleos de la resistencia, preparándose para
entrar en acción. Una vasta red de
informadores, formada por campesinos de la zona, nos indicaba continuamente si
aparecía algún peligro o sobre cualquier movimiento de las fuerzas del orden.
En todo caso, raramente se aventuraban los gendarmes por aquellas zonas.
Así se efectuó la preparación militar de los jóvenes maquis, en
los llanos de los bosques, protegidos de ojos indiscretos.
La resolución de resistir de la población se concretizaba también
mediante la ayuda que daban a los maquis, avisándonos cuando las cartillas
alimentarias llegaban al ayuntamiento. Era sabido que los alimentos estaban
racionados y distribuidos en cantidades muy pequeñas. Las cartillas eran
recuperadas en un simulacro de ataque por los grupos de partisanos, con la
complicidad de los patriotas que trabajaban en la alcaldía.
Hacia la mitad del año 1943, el movimiento de la Resistencia se
había desarrollado hacia formas más complejas.
Se constituyeron seis batallones de 150 hombres cada uno. Las acciones
estaban dirigidas por la comandancia de la región F.T.P.F.[3], al frente de la cual
estaba un camarada francés cuyo nombre de guerra era „París”.
Nuestras armas habían sido recuperadas de la guardia movil
(gendarmes a caballo), y constaban de carabinas, pistolas automáticas y
ametralladoras.
Tras haber sido conquistada también la „zona sur” por la armada de
Hitler, una parte de las fuerzas encuadradas en las unidades militares
francesas (del „ejército del armisticio”)[4], que estaban destinadas en
los departamentos de Drôme,
Vaucluse e Isère, se integraron en los batallones del F.T.P.F.,
trayendo consigo su armamento (también algunos cañones que habían escondido y
puesto a salvo tras la invasión alemana), consiguiéndose liberar después casi
toda la región de Drôme.
En un principio, estos militares franceses no participaron en
todas las acciones organizadas directamente por el F.T.P.F. Nos entregaban
armamento y nosotros, a cambio, les aprovisionábamos con alimentos, pues
disponíamos de ellos debido a la colaboración estrecha con la población local.
Teniendo en cuenta todo lo relatado más arriba, era de esperar que
las tropas alemanas se lanzaran, tarde o temprano, contra los partisanos. Los
primeros ataques fueron dirigidos principalmente contra las fuerzas ubicadas en
el monte Venton (entre Vaison y Sault), y se realizaron en combinación con la
aviación, que incendiaba grandes superficies de bosque con la intención de
hacer arder las posiciones de los maquis.
Campo de concentración francés de Gurs |
Los bosques fueron presa de las llamas, pero nosotros teníamos
amplias posibilidades de maniobra. Así que continuamos golpeando a los
ocupantes con tácticas de guerrilla, con rápidos ataques sorpresa: nuestros
principales objetivos eran, en especial, cuarteles y centros de instrucción
alemanes. Las operaciones eran llevadas a cabo por grupos de 3 o 4 hombres,
tanto con camiones como con bicicletas. Atacábamos barriendo el objetivo con
ráfagas de metralleta y lanzando granadas.
En noviembre de 1943 atacamos en Vaison un cuartel ocupado por
militares nazis. La operación había sido minuciosamente preparada, participando
en ella unos 200 partisanos. Era la primera operación realizada con fuerzas
masivas. El ataque duró cuatro horas, causando al enemigo graves pérdidas.
Nosotros perdimos 23 hombres. Los alemanes, recuperándose del estupor causado
por nuestro raudo ataque, intentaron tomar represalias y destruir un pueblo en
el que sospechaban que nos habíamos refugiado, pero su tiro de artillería no
fue bien calibrado y todos los obuses cayeron más allá de su objetivo.
Recuerdo otra operación que iba a efectuarse contra una
concentración alemana en Séderon. Desafortunadamente,
se saldó con una derrota sangrienta. El enemigo había conseguido, comprándole, la
ayuda de un oficial degradado que se encontraba al mando de uno de nuestros
batallones. Como el plan de ataque había sido desvelado, los alemanes lograron
capturar a 42 compañeros, de los 150 que formaban los efectivos con los que se iba
a desarrollar el ataque.
Desarmados y amontonados en camiones, los 42 héroes fueron
ejecutados en la plaza de la ciudad, siendo después sus cadáveres arrojados en
las aceras. La población fue obligada a asistir, afligida, a aquel sombrío
espectáculo nazi.
El resto de nuestras fuerzas, tras lograr refugiarse en los bosques
cercanos, se reagruparon. El traidor, finalmente, fue capturado poco tiempo
después y ejecutado.
El fracaso de la acción provocó un acerbo ambiente de lucha, intensificando
todavía más el odio contra los invasores.
Otra operación digna de ser recordada, en esta ocasión de mayor
magnitud, tuvo lugar en el año 1944, tras el desembarco de los aliados en las
playas de Normandia, y en la que participé también yo. Se produjo en las
circunstancias de la retirada de las tropas nazis del departamento de Drôme.
En su repliegue, y para salvar su piel, los alemanes destruyeron
el armamento pesado (tanques, cañones, y otros). Se dirigían hacia Valence,
desde donde pensaban continuar su retirada Rodano arriba. Las unidades de la Resistencia intentaron
cortarles el camino de acceso a Valence. Sin embargo, los alemanes
contratacaron y nos empujaron hacia las arboladas colinas. Después, como yo no
había recibido la orden de retirada, me quedé solo en mi puesto de
ametralladora, emplazado entre las rocas a una distancia de cerca de 50 metros
del lugar donde los alemanes habían montado mientras tanto un cañón antiaéreo,
con el objetivo de proteger la columna en su huida. Permanecí en mi puesto
durante tres días y tres noches. Después de que el grueso de las tropas se
había retirado y mientras pasaba la última columna de alemanes sobre carros de
caballos, seguida de la infantería, por propia iniciativa abrí un fuego intenso
sobre ellos. Nuestro batallón de partisanos, siguiendo desde la cumbre lo que
sucedía, descendió apresuradamente al valle y capturó a los soldados rezagados de
la columna alemana. Cuando me
encontraron, mis compañeros me confesaron que me habían creido muerto.
Todas las unidades partieron después persiguiendo a los alemanes,
que tenían prisa en embarcarse en Valence. Allí, sin embargo, fueron
sorprendidos por las tropas aliadas, que habían desembarcado en el sur de
Francia y junto a las que avanzamos hacia el norte. En la batalla que tuvo
lugar en Valence hubo muchas víctimas por ambos lados.
Fue mi última participación en los combates sobre el territorio
francés. La, sin embargo, todavía no había terminado para mí.
En aquel final de año de 1944, el clima político generado por la
inminente derrota del nazismo por las fuerzas antifascistas aliadas, con la
URSS al frente, iba a inflamar el ánimo de los combatientes republicanos
españoles, cuya patria sangraba bajo el terror franquista.
En este contexto histórico, los españoles que tanto contribuyeron
a la liberación de Francia, en su deseo ferviente de impulsar el movimiento de
Resistencia para liberar su propia patria, decidieron reagrupar las fuerzas que
habían luchado en las formaciones del F.T.P.F. y continuar la lucha en España.
El reagrupamiento tuvo lugar en el mes de noviembre de 1944, en Montélimar,
departamento de Drôme. Me uní también yo
con entusiasmo a esta acción con la que me sentía tan identificado.
Maquis cruzando los Pirineos |
Dotados con armamento ligero y contando con algunos medios de
transporte, los cerca de 35.000 combatientes marchamos a Toulousse, desde donde
teníamos que dirigirnos a la frontera española.
El reagrupamiento duraría unas tres semanas.
Llegamos a la frontera, que cruzamos por un territorio extenso,
entre Bayonne y Perpignan. Estando el ataque muy bien coordinado, logramos
liberar un territorio español de una extensión aproximada de 35 kilómetros. Liquidamos la resistencia de los puestos de
la Guardia Civil española, manifestando la población local un entusiasmo
indescriptible. Pero desasfortunadamente, después de 25 días, las autoridades
francesas nos dieron la orden de regresar a territorio francés. En caso
contrario, amenazaban con cerrar la frontera a nuestras espaldas.
No voy a dar más explicaciones sobre las causas de esta medida
dictada por las autoridades francesas, que se hicieron claras en una fase posterior
de la situación política. Al regreso, sin embargo, tuvimos la precaución de
esconder una parte de nuestras armas en las montañas.
Pronto nos organizamos de nuevo, y en esta ocasión de modo
clandestino, en pequeños grupos de unos 7-10 hombres. Así que en el mes de diciembre
de 1944 me encontraba al frente de un grupo de siete combatientes que penetró
de nuevo en tierra española.
Después de unos 15 días, durante los que encontramos en nuestro
camino a otros grupos de partisanos españoles, continuamos avanzando hacia el interior de
España, siguiendo las cadenas montañosas hacia el sur, donde operaban desde
hacia muchos años formaciones guerrilleras. En un pueblo de Andalucía, cerca de
Córdoba, atacamos un cuartel de marroquíes. El cuartel fue tomado por sorpresa
en plena noche. Éramos casi 300 partisanos. Tras el exitoso ataque, que se
saldó con una gran parte de los efectivos franquistas diezmados, se nos ordenó
hacer economía de municiones y retirarnos a las montañas, siguiendo un itinerario
establecido previamente.
En los montes de Córdoba permanecimos casi 15 días y, después de
terminar de reagruparnos, una parte de los combatientes extranjeros volvimos de
nuevo a Francia. Nuestro peregrinaje por territorio español, con algunas
escaramuzas por el camino, duró seis meses. El 9 de mayo de 1945 me encontraba
otra vez en Francia.
Tras la victoria sobre las oscuras fuerzas fascistas el 9 de mayo
de 1945, fui desmovilizado, regresando a mi país en diciembre de 1945.
Echando la vista atrás hacia aquellos años, no puedo terminar esta
breve retrospectiva sin evocar, lleno de reconocimiento, la satisfacción moral
que me aportó el contacto directo con los camaradas de lucha, con la población
francesa y española. Aquellas vivencias grabaron profundamente en mi corazón el
afecto hacia los pueblos que luchan por defender su independencia, por la
humanidad y por la liberación del hombre de toda explotación.
[1] En español se suele conocer como "guerra de broma", a veces también como "la guerra falsa" o "guerra ilusoria", aunque el autor del artículo la traduce en rumano como "ciudate razboi", guerra rara). (Nota del T.)
[2] Rumanía tenía entonces un gobierno fascista dirigido por el Mariscal Antonescu, bajo el reinado del rey Mihai I (Nota del T.)
[3] Francotiradores y Partisanos Franceses (FTPF) (Nota del T.)
[4] Si bien la Wehrmacht no estaba estacionada en la zona libre, la seguridad interna de ésta dependía solamente de las fuerzas policiales del régimen y de un ejército francés (el "ejército del armisticio") reducido a solamente 100.000 hombres en todas sus armas, sin artillería pesada ni tanques (Nota del T.)
martes, 6 de septiembre de 2016
Decenas de armas nucleares norteamericanas ya están instaladas en Rumania
Sputnik Moldova ha publicado, según datos tomados de la Organización FAPTE de Bucarest, en declaraciones de su presidente Ovidiu Badiu, que Estados Unidos ha instalado ya decenas de ojivas nucleares en la base de Deveselu, en el suroeste de Rumania, como consecuencia del cambio de alianzas acaecido en Oriente Medio, y el acercamiento de Turquía a Rusia.
Badiu explicó que "40 ojivas nucleares se encuentran ya en territorio rumano, en una operación realizada con todo el secreto posible por los ejércitos rumano y norteamericano". Anteriormente, EuroActiv ya publicó la intención de Washington de realizar el traslado, aunque el gobierno rumano intentó negarlo.
La explosión de una sola bomba nuclear B-61, como las instaladas en Deveselu, produciría en los primeros minutos más de 3.000 muertos, y más de 10.000 heridos, afectando a un territorio de 11.000 kilómetros cuadrados, según una simulación realizada por nuclearsecrecy.com. En todo caso, el número real de víctimas es incuantificable.
Todo ello además de que la transformación de Deveselu en base nuclear, despues de haber sido creada como parte del Escudo Antimisiles de Washigton en Europa, aumentará la tensión entre Rumania y Rusia, después de que este país sea uno de los más activos y dispuestos a aumentar la presencia militar y armamentística de la OTAN contra Rusia.
El Ejército norteamericano, no obstante, ni ha confirmado ni negado la noticia, pues "Es política de EEUU no confirmar ni desmentir la presencia o ausencia de armas nucleares de ningún tipo", según declaraciones de Patrick Evans, del Departamento de Comunicación del Pentágono. Algo que los españoles sabemos bien, pues en España, a pesar de las continuos desmentidos del gobierno, probablemente también existen armas nucleares en las bases norteamericanas como la de Rota,
Badiu explicó que "40 ojivas nucleares se encuentran ya en territorio rumano, en una operación realizada con todo el secreto posible por los ejércitos rumano y norteamericano". Anteriormente, EuroActiv ya publicó la intención de Washington de realizar el traslado, aunque el gobierno rumano intentó negarlo.
La explosión de una sola bomba nuclear B-61, como las instaladas en Deveselu, produciría en los primeros minutos más de 3.000 muertos, y más de 10.000 heridos, afectando a un territorio de 11.000 kilómetros cuadrados, según una simulación realizada por nuclearsecrecy.com. En todo caso, el número real de víctimas es incuantificable.
Todo ello además de que la transformación de Deveselu en base nuclear, despues de haber sido creada como parte del Escudo Antimisiles de Washigton en Europa, aumentará la tensión entre Rumania y Rusia, después de que este país sea uno de los más activos y dispuestos a aumentar la presencia militar y armamentística de la OTAN contra Rusia.
El Ejército norteamericano, no obstante, ni ha confirmado ni negado la noticia, pues "Es política de EEUU no confirmar ni desmentir la presencia o ausencia de armas nucleares de ningún tipo", según declaraciones de Patrick Evans, del Departamento de Comunicación del Pentágono. Algo que los españoles sabemos bien, pues en España, a pesar de las continuos desmentidos del gobierno, probablemente también existen armas nucleares en las bases norteamericanas como la de Rota,
La tricolor rusa: símbolo de los rusos anticomunistas del Ejército Blanco y del Ejército Ruso de Liberación en la Segunda Guerra Mundial (Partido Comunista Obrero Ruso)
Revista del exilio ruso,
|
El PCOR recuerda a los ilusos que, además de que en la Guerra Civil Rusa los mencheviques y los blancos de Kornilov, Denikin y Kolchak la enarbolaran contra el Poder Soviético, también fue el estandarte de los rusos aliados de los nazis en la Segunda Guerra Mundial.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la bandera blanca-azul-roja de Rusia se convirtió en el símbolo de los anticomunistas rusos, los aliados de los nazis en la invasión de la URSS. A pesar de que el mando alemán no recomendaba su uso, por sus reminiscencias negativas en todas las repúblicas soviéticas, pues los trabajadores y los campesinos la identificaban con el zarismo, la explotación y la oligarquía, los antisoviéticos no dudaron en utilizarla a la cabeza del ejército ruso dentro de la Wehrmacht (el que denominaron Ejército Ruso de Liberación (ROA).
Incluso los colores de la bandera de la oligarquía rusa, de los enemigos del Socialismo y de los soviets, aparecen en las lineas de la conocida marcha que sirvió de himno a los rusos que fueron cómplices del Ejército Alemán en la invasión de su propio pueblo:
"Alzamos nuestra bandera tricolor
Caminamos sobre campos nativos
empujados por el viento
hacia las cúpulas de Moscú"
Los españoles, cuya bandera actual, la rojigualda, es el símbolo del fascismo que derrotó a la República e impuso un régimen de terror en España durante 40 años, sabemos bien que significa sufrir la imposición de la bandera que representa la destrucción de todas las esperanzas y logros de un pueblo, la de los enemigos de la clase trabajadora, por lo que entendemos qué es lo que han de sentir los comunistas y el movimiento obrero ruso cuando sobre el Kremlim, donde antes ondeaba la bandera roja de los soviets, hoy ondea la bandera de aquellos generales del Ejército Blanco o del Ejército de Liberación Ruso cuyo objetivo principal era derrocar a la clase obrera del poder y devolverla a la miseria y a la esclavitud.
Estas son algunas pruebas fotográficas de esos años recopiladas por el Partido Comunista Obrero Ruso (Página del PCOR):
Algunos residentes de un pueblo "liberado de los bolcheviques" dan la bienvenida las unidades avanzadas de la Wehrmacht con la tricolor de los oligarcas en sus manos. 1941 |
Vlasov, el general desertor del Ejército Rojo creador del Ejército Ruso de Liberación za la bandera blanca-azul-roja en la 1ª División. Myuzingen, Alemania 1945 |
Bandera de los fascistas rusos (la tricolor) en el desfile de la 1ª Brigada de la Guadia Nacional Rusa del Ejército Alemán, en Pskov, 1943 |
Caballo del ROA por los suburbios de Praga bajo la bandera tricolor, en 1945 |
Algunas citas sobre el tema publicadas por el PCOR:
"Casi todos los voluntarios, llevaban la insignia del ROA, con los colores blanco, rojo y azul, es decir, los de la tricolor de Rusia, negándose a cambiarlos por el color blanco, como pretendían los alemanes" (...) " Por los campos y caminos, a lo largo de un territorio, se extienden por varios kilómetros columnas de infantería; brillan sus bayonetas al sol, ennegrecido por los cañones arrastrados por tractores y los ensordecedores blidados. Por encima del inmenso rio humano ondea nuestra bandera al viento, la bandera blanca, roja y azul !De nuevo ha renacido el ejército ruso! Nuestro sueño es derrotar al bolchevismo !Qué lástima que esto no lo puedan ver mis ancestros!" Dudin LV "Materiales para la historia del movimiento de liberación de los pueblos de Rusia (1941-1945)
" En la mañana del 9 de agosto la lucha se reanudó con mayor ferocidad. El cuerpo médico, por agotamiento, no tuvo tiempo de sacar de debajo del fuego a los soldados heridos (...) Vlasov ordenó a los alemanes luchar hasta la muerte, contrarrestando el avance de los siberianos. La bandera blanca, roja y azul estaba en su mano. Cada soldadoa los alemanes luchar hasta la muerte. Vlasov no sólo se sentó en la defensa, pero también trató de contrarrestar el avance de los siberianos. Salir de un refugio confiable con su bandera tricolor. La bandera fue pintado en los colores blanco, azul y rojo. Cada soldado en la manga llevaba un vendaje con la inscripción ROA, lo que significaba - "Ejército Ruso de Liberación". N. Vetlugin "La verdad del POA. Los soldados de la emigración rusa." Nuestro tiempo ", n ° 15
Por otro lado, tampoco hay que esforzarse mucho para comprender que significa la bandera que hoy se ha impuesto sobre los restos de la gloriosa Unión Soviética: es la bandera de los blancos, aquellos que lucharon tras la Revolución salvajemente para acabar con el Poder Soviético; y la bandera de los que en la Segunda Guerra Mundial se aliaron con los nazis para terminar con la Unión Soviética. Veamos algunas ilustraciones de lo que pensaban los bolcheviques de la asquerosa bandera rusa de la oligarquía, la tricolor blanca, roja y azul y, como contrapeso, como los fascistas rusos la utilizaban como símbolo de la lucha antibolchevique:
Carteles blancos y anticomunistas con la tricolor rusa como símbolo de su deseo frustrado de victoria sobre los bolcheviques y sobre los trabajadores soviéticos:
Carteles bolcheviques representando a los fascistas blancos, es decir, a la burguesía y los oligarcas, con la bandera tricolor:
El general blanco Denikin rodeado de los oligarcas rusos y de
las fuerzas fascistas: la iglesia, el ejército de la burguesía y la bandera tricolor
El capital norteamericano maneja a los representantes de la bandera rusa
de los oligarcas y la burguesía, Deniquin, Kolchak y Kornilov
El general Kolchak con la bandera fascista rusa
en la mano, rodeado del capital, el ejército y la
iglesia ortodoxa
Portada de la Revista de los exiliados rusos anticomunistas |
Carteles bolcheviques representando a los fascistas blancos, es decir, a la burguesía y los oligarcas, con la bandera tricolor:
El general blanco Denikin rodeado de los oligarcas rusos y de
las fuerzas fascistas: la iglesia, el ejército de la burguesía y la bandera tricolor
El capital norteamericano maneja a los representantes de la bandera rusa
de los oligarcas y la burguesía, Deniquin, Kolchak y Kornilov
El general Kolchak con la bandera fascista rusa
en la mano, rodeado del capital, el ejército y la
iglesia ortodoxa
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