Los niños sufren las consecuencias del capitalismo en Rumania

Más del 32% de los niños en Rumania viven por debajo del umbral de pobreza y 150.000 se van a dormir hambrientos, según el último informe de Save the Children en colaboración con el Defensor del Pueblo.  Nada extraño, por otra parte, teniendo en cuenta la situación general del país después de tres décadas de saqueo de un minoría de la riqueza general.  Sin embargo, más sangrante todavía cuando se trata de los más pequeños que, no solo lo sufren en su presente, sino que se les despoja también en muchos casos de su futuro.

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Datos del mismo estilo hay muchos. Por ejemplo, la mortalidad entre los niños sitúa a Rumanía en el primer lugar en la Unión Europea, con una tasa de mortalidad del doble de la media de la Unión, para la población de entre 0 y 19 años de edad. Por otro lado, Rumania tiene una de las tasas más altas de abandono escolar temprano (alrededor del 20%)  y, como ha atencionado la Comisión Europea, no ha realizado ningún progreso significativo: Rumanía no ha cumplido ni el objetivo nacional ni el de la UE. 

En la misma línea, y según World Vision, en 2020 en Rumania el 40% de las personas del mundo rural no han copletado ni siquiera la educación obligatoria.

Un dato algo diferente, pero en la misma línea de las consecuencias de la pobreza generalizada a la que son condenados la mayor parte de los rumanos, más de 400 niños desaparecen anualmente sin dejar rastro en Rumania. Según el Informe de la Unión Europea, publicado en 2018, Rumanía ocupa el primer lugar como origen de las víctimas de la trata de seres humanos a nivel europeo. El 74% de todas las víctimas son, lamentablemente, ciudadanos rumanos. 

Así, entre 80.000 y 100.000 niños están atrapados en diversas formas de esclavitud, entre ellas la prostitución, la mendicidad, el robo o el trabajo forzoso, según estimaciones de ONG que trabajan para ayudar a estos niños. El informe de la Comisión Parlamentaria de Investigación sobre la situación de los niños desaparecidos, coordinado por Adriana Saftoiu, concluye: 

"Desde 2016, Rumanía ha sido el país de origen número uno para la trata de personas en la UE. Casi el 60 por ciento de las personas traficadas en la UE provienen de nuestro país. En 2018, 8.621 niñas menores de edad en nuestro país estaban embarazadas, 721 tenían menos de 15 años. ¿Causas? La pobreza, la falta de educación, muchos de ellos abandonaron la escuela antes de alcanzar el octavo grado y, lo que es intolerable, la complicidad entre traficantes, políticos, policía, poder judicial". 

El capitalismo funciona en realidad como los sistemas de castas, hereditarios: los más ricos se perpetuan a costa de crear más pobres. El ascenso social es un mito alimentado solamente con el éxito de unos pocos que consiguen convertirse en parte de la élite criminal. En Rumania, después de 30 años de barbarie capitalista,  la mayor parte de la población está atrapada en el círculo vicioso de la pobreza: una situación material precaria conduce a un bajo nivel de educación para los niños, lo que les permitirá acceder sólo a empleos mal pagados, lo que conducirá de nuevo a un precario estado material de las futuras familias.  

Los capitalistas, que son muy pocos  en realidad, aunque la propaganda haga creer a muchos que también lo son, necesitan mano de obra barata, prostitutas, matones, títeres que mantengan el sistema bien engrasado. Todos de usar y tirar dependiendo del interés temporal de los pocos psicópatas que atesoran el botín.  Y Rumania es, fue, después de la caída de la Unión Soviética, un centro de experimentación para el mundo sin guerra fría, del triunfo del fascismo sonriente de apariencia democrática que sufrimos hoy con cada vez más crudeza.

Afortunadamente, no será la primera vez en la historia en que lo humano triunfa sobre lo bárbaro y,  más temprano que tarde, la rueda volverá a girar hacia el lado del pueblo, de los creadores de riqueza, de los trabajadores y los campesinos y, tal como ha sucedido en la experiencia previa de los paises socialistas, los niños, su educación, su protección, volverán a ser un pilar esencial en el camino hacia la construcción definitiva de un mundo sin explotación del hombre por el hombre.