La Unión Europea pidió una investigación de lo ocurrido, aunque mientras tanto seguía apoyando al gobierno fascista de Kiev y a los asesinos de Odessa, con su estrategia de fomento de las políticas de exterminio étnico contra los rusos de Ucrania, pero también contra otras minorías, de los gobiernos de Poroshenko.
Sin embargo, cinco años después, Odessa sigue siendo una ciudad prorrusa, ante la desesperación de sus gobernadores, donde el pasado de gloria soviético no se olvida. Así que cada año, cientos de personas recuerdan a las víctimas del gobierno de Kiev y sus matones fascistas en la Casa de los Sindicatos, con la certeza de que los criminales acabarán pagando, más pronto que tarde, sus delitos.
En Ucrania se expresa, quziás mejor que en ningún otro lado, las consecuencias de las convulsiones económicas que está sufriendo la cadena capitalista (en una fase todavía más avanzada de su desarrollo como imperialismo), no necesitando ya la minoría dominante guardar las formas "democráticas", pasando a actuar con su verdadero rostro fascista sin miramientos. No se trata ya, entonces, de elegir entre fascistas liberales, como Le Pen, o liberales fascistas, como Macron, por poner el ejemplo francés: se trata de criminales (como no pueden ser de otra forma los representantes políticos de los grandes intereses del capital) totalmente desenmascarados que, en el contexto de crisis y de exacerbamiento de los conflictos interimperialista por el nuevo reparto de los recursos y el aumento de la tasa de beneficio, empiezan a mostrar con claridad el poco respeto que tienen por la vida humana y, mucho menos, por la de los trabajadores (a los que siempre consideraron en realidad esclavos, y cuya visión, insoportable para ellos, les recuerda que, quizás un día, si estos se organizan y deciden volver a tomar el poder, van a tener que ponerse a trabajar y a producir en lugar de seguir chupando del bote).
Desde aquí hacemos un llamamiento a recordar Odessa, además de a la organización necesaria de los trabajadores, para que ni la matanza de la ciudad ruso-ucraniana, ni ninguno de los innumerables crímenes cometidos por las ponzoñosas bestias de la oligarquía a lo largo de la historia, vuelvan a repetirse; hay que tener presente que para evitar que el capital siga tratando a los obreros como mercancía de usar y tirar la única solución es la organización y la conciencia de clase, el análisis marxista-leninista de la realidad y, por consiguiente, la lucha constante con objetivo de una victoriosa revolución pronta que arrebate el poder a la minoría parásita para ponerlo en manos de la mayoría trabajadora.
!Recordad Odessa! !No al fascismo! !No al capitalismo!
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