Ambos se ubican en el centro de procesos revolucionarios cuyo objetivo era poner el poder en manos del pueblo, de los productores que crean la riqueza, es decir, construir el Socialismo como forma de cambiar la historia frente a aquellos que, a pesar de que agiten las banderas del nacionalismo, (anzuelo que acaban picando tambien muchos trabajadores que al final acaban sosteniendo su propio sometimiento), solo creen y defienden en su riqueza personal y sus privilegios, y son capaces de cometer cualquier crimen, por horrible que sea, para mantenerlos y aumentarlos.
En definitiva, dos estupendos e ilustrativos cuentos que recuerdan a la clase obrera y campesina cual es el unico camino para alcanzar una verdadera democracia, en la que la libertad, esa sacrosanto y manipulado mito de la burguesia capitalista, solo puede ser posible si va acompañada de igualdad económica y fraternidad entre los hombres y los pueblos.
Nota: la pagina 35 aparece incompleta, pero se puede leer con un poco de dificultad
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