jueves, 3 de agosto de 2017

La huelga: protagonista del arte socialista rumano

La huelga ha sido desde los principios mismos de la industrialización la principal arma de la clase trabajadora para mejorar su nivel de vida, conquistar derechos, y, en última instancia, preparar el camino a la Revolución  con el objetivo de, finalmente, convertirse en dueños de su trabajo y de su producción. Si algo le hace daño al capitalista es, sin duda, que se pare la producción,

Portada de la Revista Urzica (18 de mayo 1949)
Entre los medios del conflicto con la patronal, la huelga es la máxima expresión de la lucha obrera. Si trabajar es el derecho más sagrado del trabajador, renunciar a él voluntariamente, aunque solo sea de forma temporal, tiene un sentido profundo de denuncia de la alienación y la explotación, de cuestionamiento del sistema de clases, de la injusticia sobre la que se organiza la sociedad clasista, que somete a la clase trabajadora para favorecer a otras capas sociales parasitarias.

La organización obrera no es solo la condición de la victoria: es también la promesa de un mundo nuevo, de un orden social diferente, de la emancipación humana y la justicia restablecida.

Estos últimos años de postración de la clase trabajadora,  derivada de la derrota temporal del proyecto emancipatorio socialista en Europa, son también, y no sin relación con lo anterior, años de crisis económica, corrupción política y frivolidad cultural: son las bases del camino del fascismo, que de nuevo vuelve a instalarse creciente y cada vez más descaradamente en la sociedad, adulado por mercenarios mediáticos y artistas vendidos al mejor postor.

Los capitalistas saben que la única opción de seguir disfrutando de privilegios y lujos a costa del trabajo de la mayoría pasa por seguir convenciendo a los trabajadores, con las mismas o nuevas mentiras y engaños, de que la lucha de clases no existe y que todos somos iguales ante la ley y compartimos intereses, y que por lo tanto, y de ahí de la criminalización de la lucha y de la historia del movimiento obrero (incluyendo la construcción del primer estado de los trabajadores de la historia, la URSS), la huelga no sirve de nada o perjudica a todos.

Durante la República Popular Rumana, y después en la República Socialista de Rumania, el arte, al servicio de la clase trabajadora y no de intereses económicos particulares o del ego hueco del artista, nunca dejó de recordarse el papel esencial de la huelga como principal arma para la emancipación de la clase trabajadora y, por lo tanto, de la lucha para la construcción de ese mundo nuevo donde ningún hombre explotará a otro, y en el cual nadie puede disfrutar de privilegios y lujos a costa del sudor y el sufrimiento de los demás.

Una lucha de clases en la que, como defendían Lenin y Mao frente a otros que creían que ya estaba todo hecho,  no se puede bajar jamás la guardia, y en la que siempre queda mucho por conquistar y defender. Por otro, a pesar de que se amplifique por doquier que es inútil y equivocada, la realidad es que los capitalistas nunca abandonan la lucha para aumentar el beneficio extraído exprimiendo el trabajo de los que ellos, por mucho que cacareen etiquetas vacías como "democracia" , "derechos humanos" o "libertad", siempre consideraron, y así lo seguirán haciendolo, solamente esclavos.

A continuación, se hemos recopilado algunas expresiones artísticas de los principales creadores rumanos del siglo XX, centradas en el recuerdo y el homenaje a la huelga y los trabajadores combativos, conscientes, en su lucha y sus consecuencias (cárcel, represión, asesinato), en aquellos que nunca bajaron la guardia hasta conseguir derrotar al capitalismo fascista ´-valga la redundancia- y construir la democracia popular (con especial presencia de una de las huelgas más importantes de la historia del movimiento obrero rumano, la de los talleres ferroviarios de Grivita en 1933).

Que sirva como recuerdo y llamada de atención sobre una de las principales armas de lucha que siguen teniendo los trabajadores del mundo para lograr su libertad, en estos tiempos en los que con la excusa de la crisis económica los capitalistas dan constantes vueltas de tuerca sobre el cuello de la clase trabajadora, veinte años después de que esta se quedara sin referencia, y de que el capitalismo aprovechara para intentar convencer a todos, y así de paso  lograr su definitivo sometimiento y resignación, de que había llegado el final de la historia.

Por último, añadimos unas palabras de Lenin (en su artículo "Sobre las huelgas", publicado en 1924 en la revista Proletárskaia Revolutsia, según un manuscrito copiado por N. Krúpskaia (Lenin lo había escrito años antes) explicando el valor de la huelga como arma del proletariado contra el capital, de gran interés también para la actualidad, en estos tiempos en el que la ideología capitalista ha penetrado tanto en el seno de la mayoría de la clase obrera occidental e, incluso, de los partidos que se dicen su vanguardia:
«Así, pues, las huelgas enseñan a los obreros a unirse, les hacen ver que sólo unidos pueden sostener la lucha contra los capitalistas, les enseñan a pensar en la lucha de toda la clase obrera contra toda la clase patronal y contra el gobierno autocrático y policíaco. Por eso, los socialistas llaman a las huelgas «escuela de guerra», escuela en la que los obreros aprenden a librar la guerra contra sus enemigos por la emancipación de todo el pueblo, de todos los trabajadores, del yugo de los funcionarios y del yugo del capital».
«Pero la «escuela de guerra» no es la guerra misma. Cuando las huelgas se difunden, algunos obreros (y algunos socialistas) comienzan a pensar que la clase obrera puede limitarse a las huelgas y a las cajas o sociedades de resistencia, que las huelgas por sí solas pueden procurar una gran mejora de su situación y aún su emancipación (...) Pero esta opinión es errónea. Las huelgas son uno de los medios de lucha de la clase obrera por su emancipación, pero no el único, y si los obreros no prestan atención a otros medios de lucha, demoran el desarrollo y los éxitos de la clase obrera. (...)...Las huelgas sólo pueden tener éxito cuando los obreros poseen ya suficiente conciencia, cuando saber elegir el momento para declararlas y presentar reivindicaciones, cuando mantienen contacto con los socialistas y reciben de ellos volantes y folletos (...)  (...) Las huelgas muestran a los obreros, como hemos visto, que el gobierno es su enemigo y que es preciso luchar contra él... Como ya hemos dicho, esta lucha solo puede llevarla a cabo el partido obrero socialista, difundiendo entre los obreros las ideas justas sobre el gobierno y sobre la causa obrera... De las huelgas aisladas los obreros pueden y deben pasar, y pasan realmente en todos los países, a la lucha de toda la clase obrera por la emancipación de todos los trabajadores. Cuando todos los obreros conscientes se convierten en socialistas, es decir, cuando tienden a esta emancipación, cuando se unen en todo el país para difundir entre los obreros el socialismo y enseñarles todos los medios de lucha contra sus enemigos, cuando organizan el partido obrero socialista, que lucha por liberar a todo el pueblo de la opresión del gobierno y por emancipar a todos los trabajadores del yugo del capital, sólo entonces la clase obrera se incorpora plenamente al gran movimiento de los obreros de todos los países, que agrupa a todos los obreros y enarbola en alto la bandera roja en la que están inscritas estas palabras: «¡Proletarios de todos los países, uníos!»».

Noel Roni

Vasile Dobrian

Jules Perahim

Zoltan Andrassy

Mihail Gion

Marcel Chirnoaga

Traian Vassai

Mihail Gion

Geta Bratescu

Mihail Gion

Jules Perahim

Gheorghe Naum

Stefan Szonyi

Gheorghe Adoc

Alma Redlinger

Marcel Chirnoaga

Iuca


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