Sin embargo, la hegemonia mediatica de los que sostienen esos valores, la minoria explotadora, hace que, mientras se critica permanentemente a la arquitectura socialista, aquella cuyos objetivos era facilitar vivienda gratuita o barata a todos los trabajadores, adecuar los espacios de circulación a sus necesidades (grandes bulevares, primacia del transporte público frente al privado, parques y espacios de servicios en cada barrio, etc...), los horribles "edificios capitalistas" son convertidos, por obra y gracia de la propaganda, en ejemplos de modernidad y no de lo que son en realidad, de deshumanización (como el propio sistema al que representan).
De hecho, hoy día Bucarest sigue siendo una de las ciudades más bellas de Europa, a pesar de las dos décadas de abandono institucional que ha llenado de ruinas y suciedad los antiguas casas y barrios históricos que se conservaron durante todo el periodo socialista debido, entre otras cosas, a la inexistencia de especulación y al uso público de los edificios.
Veamos algunos ejemplos de las bestias de cemento, hierro y cristal que surgen, como homenaje al deseado por algunos "fin de la historia" que van invadiendo poco a poco Bucarest, a la vez que se va destruyendo la ciudad histórica.
6 comentarios:
Me ha encantado este post, gracias. Personalmente veo mucho más ecológica la arquitectura socialista de bloques altos de viviendas, que permite dejar mucho más espacio para parques, zonas verdes, zonas deportivas, etc., que la moda imperante en muchos lugares de chalés adosados con porche (hay sitios de la comunidad de Madrid en que parece que lo invadan todo...).
A mí también me desagrada la horrenda arquitectura de los edificios del capitalismo, pero en los países llamados socialistas no fue mejor. Creo haber leído en José Martí una sentencia que decía algo así como que una época se definía por sus casas. En el comunismo tiene que haber una organización espacial completamente diferente, con edificios que sean verdaderas obras de arte (principalmente con arquitectura surrealista, utópica, etc.), en donde se convine lo individual (en forma de departamentos construidos de forma que aísle el sonido) con lo colectivo (sisitias). También deberían ser todas las calles peatonales, con el tránsito (siempre colectivo, salvo para trasladar discapacitados, ancianos, etc. que podría tener un vehículo apropiado si lo requieren) circulando subterráneamente. Y ya que Engels decía que la división entre ciudad y campo iba a ser solucionada, una distribución podría ser así: en el centro una gran plaza con el palacio de deliberación democrática, museos, etc., luego un cinturón de parque, luego un cinturón de escuelas (por cierto bases iniciales para la transformación de la sociedad), hospitales y almacenes, luego otro cinturón de parque, luego las casas, luego otro cinturón de parque, luego las fábricas, etc. Esto es algo que a mí se me ocurre, pero si hubiera posibilidad de implementarlo, todo se puede cambiar, siempre y cuando sea radicalmente diferente de lo que es hoy el capitalismo.
Coruscante, me alegro de que hayas vuelto a comentar en el blog. Gracias.
Tienes razón, pero la ciudad socialista se construye sobre otra anterior, y no siempre se puede diseñar tal y como uno querría sin tener que destruir lo anterior totalmente.
En Bucarest hay barrios nuevos, construidos en el Socialismo, con amplios bulevares, parques, servicios médicos y culturales, transporte público, etc... y donde los coches tenían una presencia mínima. Todo eso, de lo que aun quedan algunos restos un tanto destrozados, se ha perdido y aunque la ciudad socialista ideal estaba lejos de alcanzarse, en comparación con la Bucarest actual era un avance importante.
Saludos
JL
El mundo al revés. He viajado ampliamente por Alemania y he comprobado la calidad de las zonas residenciales populares de la antigua DDR. Me viene a la memoria, por citar sólo una ciudad, el recorrido que hice a pie durante horas por los barrios de Dresde, que eran aunténticas ciudades bosques en que pareciese como si se estuviera en el campo.
Juan Ramón Medina
El mundo al revés. He viajado ampliamente por Alemania y he comprobado la calidad de las zonas residenciales populares de la antigua DDR. Me viene a la memoria, por citar sólo una ciudad, el recorrido que hice a pie durante horas por los barrios de Dresde, que eran aunténticas ciudades bosques en que pareciese como si se estuviera en el campo.
Juan Ramón Medina
En relación con este post, aquí hay un blog que puede ser de tu interés:
https://laciudadsocialista.wordpress.com/
Saludos.
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