Es una de las muchas consecuencias
de que en este país la dictadura del capital haya destruido en las últimas dos
décadas más de la mitad de los puestos de trabajo, casi toda la industria y la
agricultura levantada en las años de Socialismo, y empobrecido al estado
dejándolo en manos de las grandes corporaciones mafiosas internacionales. Todo
esto, lógicamente, ha provocado el hundimiento en la miseria de millones de rumanos y la huida
de otros tantos para buscar un trabajo a las potencias desarrolladas, lo que facilita que
tanto los criminales (capitalistas) de Rumania como los de los países de
destino sigan frotándose las manos mientras explotan a cada vez menor
coste la fuerza de trabajo de los trabajadores (locales o inmigrantes) o, en el
caso de muchas mujeres, aprovechándose de su necesidad para esclavizarlas
sexualmente.
Según la Organización
Internacional del Trabajo, OIT, la trata de personas afecta
cada año en el mundo a unas 2.500.000 personas, sobre todo a mujeres, niñas y
niños de distintos países, quienes conforman el 90 por ciento de las víctimas.
Después del tráfico de drogas y de armas este constituye el negocio
transnacional que genera mayores ganancias. Quienes caen en las redes de los
tratantes, pueden enfrentarse a la explotación sexual, los matrimonios
serviles, distintas formas de trabajo esclavo y mendicidad forzada, y abusos de
todo tipo, perdiendo sus derechos más básicos.
En España ese criminal negocio genera unos
beneficios de más de 3,7 millones de euros y amenaza a más de 7.000 mujeres que
se encuentran en situación de riesgo. Según la Comisión
de Igualdad y no Discriminación de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de
Europa, en los seis primeros meses de 2013 las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad
del Estado han realizado 1.237 inspecciones en lugares donde se ejerce la
prostitución y han detectado que, como poco, 7.114 personas se encuentran en
situación de riesgo de trata con fines de explotación sexual, en su mayoría,
mujeres y cinco menores de edad.
En estas operaciones se ha detenido a 446
personas -156 por trata de personas y 290 por explotación-, la mayoría hombres;
el 37 por ciento de nacionalidad rumana; española, el 24 por ciento, y de
Nigeria, el 19 por ciento.
Según datos facilitados por la ONU , la trata de seres humanos
con fines de explotación sexual es en la actualidad "uno de los grandes
negocios delictivos", sólo por detrás del tráfico de drogas. En España
genera unos beneficios de 3,7 millones de euros y en todo el mundo supera los
30.000 millones de dólares al año.
Claro que la culpa, en este caso, no es
solamente de los rumanos, que han dejado que su país sea convertido en cantera
de esclavos y prostitutas para los que se aprovechan de la ley del más fuerte, pilar del capitalismo, sino también de los españoles, que no dudan en
explotar a los más débiles para enriquecerse mientras la mayoria mira para otro
lado como si la cosa no fuera con ellos, sin mover un dedo mientras otros seres humanos son
tratados como esclavos ante sus narices (incluso muchos de estos trabajadores siguen participando en el
negocio con la excusa de aliviar sus necesidades individuales, y sin importarles nada las de sus víctimas).
En realidad, se trata de las consecuencias del mismo engranaje capitalista en los dos casos: mientras unos cuantos, sin importar la nación o la bandera que dicen amar, se enriquecen a costa de los trabajadores, locales o inmigrantes, estos, narcotizados con estupideces como, entre otras muchas, el patrioterismo, la religión o el pacifismo, pero sobre todo por la desorganización en la que les ha sumido su desclasamiento, se dejan hacer o se convierten en cómplices silenciosos como si el delito fuera realmente inevitable.
Solamente el sistema que lucha por acabar con todo tipo de explotación de unos seres humanos por otros, tanto laboral como sexualmente, puede terminar con el delito y con los delincuentes, por lo que la única manera de acabar con las consecuencias de la barbarie capitalista, como las que sufren pueblos como el rumano desde hace más de 20 años, es construir, con más fuerza y convicción que nunca, el Socialismo.
En realidad, se trata de las consecuencias del mismo engranaje capitalista en los dos casos: mientras unos cuantos, sin importar la nación o la bandera que dicen amar, se enriquecen a costa de los trabajadores, locales o inmigrantes, estos, narcotizados con estupideces como, entre otras muchas, el patrioterismo, la religión o el pacifismo, pero sobre todo por la desorganización en la que les ha sumido su desclasamiento, se dejan hacer o se convierten en cómplices silenciosos como si el delito fuera realmente inevitable.
Solamente el sistema que lucha por acabar con todo tipo de explotación de unos seres humanos por otros, tanto laboral como sexualmente, puede terminar con el delito y con los delincuentes, por lo que la única manera de acabar con las consecuencias de la barbarie capitalista, como las que sufren pueblos como el rumano desde hace más de 20 años, es construir, con más fuerza y convicción que nunca, el Socialismo.
4 comentarios:
Es triste ver como termino rumania,pero la verdad es que los rumanos,o la mayoria de ellos,eligieron ese destino,en 1989 no salieron a luchar por defender la independencia de su pais,y si algunos lo hicieron fueron muy pocos.
Lo mismo ocurrio en rusia y el resto de los paises de europa oriental.
La mayoria de esa gente eligio restaurar el capitalismo o se mantuvieron al margen.A estas alturas cuando es evidente el desastre que los mafiosos han hecho en toda europa oriental,si esos pueblos tuvieran dignidad,ya se hubieran rebelado.
Pero la realidad es que esa gente prefiere vivir asi.
¿donde estaban los comunistas rumanos,rusos,alemanes,bulgaros en 1989,1990?
¿por que no tomaron las armas para luchar contra los fascistas?
¿por que regalaron practicamente sin ninguna resistencia lo que tanto les costo obtener?
¿que clase de comunismo era ese que se dejo vencer sin luchar?
Era un comunismo de carton.
Estoy de acuerdo totalmente con el comentario precedente de Anónimo, si hacemos la salvedad de que ese comunismo de cartón era mucho mejor que lo que hay ahora. ¿Qué pensar entonces? Los rumanos y todos los demás se dejaron engañar, pensaron que su nivel de vida subiría más allá de lo que en realidad era posible bajo ningún sistema político o económico. Ellos deseaban y esperaban asimilarse al sistema capitalista mundial, pero en las condiciones de país imperialista de larga tradición, como Inglaterra, Alemania, Francia o los Estados Unidos. Olvidaron que esos países disfrutan de una superrenta extraída de la superexplotación de los países subdesarollados, semicolonias, dependencias, protectorados, etc. que constituyen la mayor parte del mundo. Olvidaron el destino que estos centros de poder mundial reservaban para los países del este, el de nuevas colonias para expandir la reproducción del sistema imperialista en las c¡mismas condiciones en que ya se había producido en siglos precedentes. Olvidaron que hoy la lucha de clases viene mediada por el Imperialismo en su fase más decadente, en la que la gran burguesía puede corromper/sobornar/comprar a la población entera de países como Inglaterra o los Estados Unidos para que sea cómplice de sus aventuras imperiales y del sistema imperialista mundial. Es lo que Samir Amin llama un Apartheid a escala global. La población del Primer Mundo es abiertamente racista. Fíjate en la encuesta de Francia donde la mayor parte de los votantes de izquierda y de derecha apoyan a Manuel Valls.
http://www.elmundo.es/elmundo/2013/10/19/internacional/1382176368.html
E.
Yo también soy nostálgico en el sentido que indican los dos comentarios anteriores, sin embargo creo que conviene aplicar un poco de pragmatismo a todo esto. Recuerdo el disgusto que para mí supuso aquello que comenzó en noviembre de 1989 y terminó en agosto de 1991. Respondería a ese anónimo sobre donde estaban los comunistas de la Europa del Este en aquellos momentos, depende a lo que llames comunista, los auténticamente convencidos, de manera desinteresada eran y son una minoría. Le diría al anónimo que Europa del Este había alcanzado en 1989 un nivel de vida bastante aceptable y que la gente quería más y además de las ventajas que disfrutaban en pleno empleo, educación, vivienda y sanidad gratuitas, también querían mayor capacidad de consumo y no se daban cuenta que en la realidad no se puede tener de todo. Si se renuncia a la miseria hay que renunciar a determinadas ambiciones particulares en lo que a consumo y a individualismo se refiere y eso es así.
Existe casi una fórmula matemática que dice que la seguridad material y la dignidad de un pueblo es incompatible con el individualismo salvaje.
PAUKER
De todas maneras hay algo que se debería tener claro, actualmente no hay organizaciones políticas en España que sean fiables desde el punto de vista de la lealtad a los países socialistas actuales. Desgraciadamente los partidos políticos de Europa occidental forman parte más o menos del mismo sistema de valores del régimen capitalista. Que no se moleste nadie que piense en el futuro del socialismo en meterse en partido político alguno. Mi experiencia es esa, los partidos políticos del oeste son todos iguales.
Pauker
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