Así lo afirma el canal informativo Antena
3: solo un 30% de los rumanos van al médico cuando se sienten enfermos, y el
70% no lo hace porque no tienen dinero para pagarlo. En todo caso, esperan
hasta que la enfermedad se agrave y puedan ser atendidos gratuitamente en
urgencias.
Es otra de las consecuencias de la barbarie capitalista, que ha convertido
la sanidad rumana, como el resto de los servicios públicos y los derechos
humanos, en un negocio para unos pocos y en una catástrofe para la mayoría.
En Rumania, sin embargo, la teoría dice que la sanidad es gratuita si se
trabaja, aunque más allá de lo bonito que queda sobre el papel, en realidad los
rumanos tienen que pagar tres veces por su sanidad. En primer lugar, con los
impuestos que les quitan por su trabajo que, no obstante, no le sirven de mucho
puesto que, aunque esto debería bastar, lo cierto es que en gran parte de las
ocasiones no es suficiente. Como decimos, los rumanos tienen que pagar una
segunda vez tanto a través del nuevo COPAGO aprobado por el gobierno socialdemócrata
recientemente como por el desprecio de las autoridades políticas hacia los
ciudadanos, ya que la asignación presupuestaria de la sanidad pública no llega
en la mayoría de las veces para cubrir los gastos. Es decir, que en gran parte
de las ocasiones, el enfermo rumano, después de pagar con su trabajo su seguro
sanitario publico, tiene que desembolsar el coste de las vendas, las agujas,
las mascarillas y la anestesia tras su operación o cura, con el argumento de
que los hospitales o centros sanitarios se han quedado sin dinero.
La cosa no se queda ahí. La corrupción generalizada del sistema médico
rumano hace que los trabajadores , que recordemos ganan de media unos
300 euros netos al mes, aunque otra gran parte no llega a los 190, han de pagar
en negro un salario extra a los médicos, enfermeros, asistentes e incluso
conserjes del hospital, si quieren ser operados, y todo ello, por supuesto, con
el conocimiento de los directores de hospital y, cómo no, de los ministros de
sanidad de turno, que estamos convencidos (porque no puede ser de otra manera)
también se llevan una parte de la tajada a su bolsillo, conformando un entramado mafioso típico de las dictaduras del capital, donde la teoria de la puerta giratoria, que explica la simbiosis entre la clase política y la mafia empresarial, es omnipresente.
En definitiva, de los en torno a 20 millones de rumanos que forman la
población actual del país, 14 millones no se permiten acudir a la "sanidad
gratuita" porque el dinero no les llega. Y todo ello, por supuesto, con la interesada desgana de las autoridades
políticas y el contante frotarse las manos de sus cómplices de las
grandes empresas sanitarias. En realidad, el capitalismo,
además de pobreza, sometimiento e infelicidad, ha traído a los trabajadores
rumanos la obligación de aguantar la enfermedad hasta que su gravedad se hace
insufrible.
Después, imaginamos, pensarán aquello que nos enseñan en las escuelas para
resignarnos a vivir en "este valle de lágrimas": que sea lo que dios
quiera. Mientras tanto, unos cuantos grandes delincuentes económicos, que solamente creen en un dios, el dinero, siguen
viviendo en el paraíso en la tierra a costa de la riqueza de los que llevan dos décadas
condenados al infierno.
9 comentarios:
Leo desde hace tiempo tu blog, y es por el que me informo de la realidad social, política y económica de Rumanía. Los cientos de miles de Rumanos desperdigados por el mundo indican que tus análisis estan bien encaminados.Rumanía tiene segun mi opinión, condiciones odjetivas para la preparación y organización de grupos de transformación nacional. Ahora bien, la cuestión ¿ No hay un grupo reducido, inicialmente, de personas para la preparación, selección, y ejecución de odjetivos con ACCIONES ARMADAS de táctica guerrillera? En buen castellano, lucha armada.
Humanista: La respuesta es un rotundo no, como sucede en todas las dictaduras del capital. El gran exito del capitalismo es, en definitiva, el sometimiento de las masas y la asunción de estas de la ideologia de la resignacion, que hace que en ningun caso, o en pocos, se llegue a identificar la verdadera causa de los problemas, el sistema, y muy al contrario se achaquen los males a razones abstractas en lugar de buscar la unica salida posible: la lucha, por todos los medios, para la construcción del socialismo.
Saludos
Y LUEGO QUE ME DIGAN A MI SI LOS MEDICOS NO SON UNA MAFIA... ESTO PASA EN RUMANIA Y EN TODOS LADOS MENOS EN CUBA.
Siento disentir completamente de vosotros, pero conozco personalmente la Rumanía del comunismo, y aquello sí que era pobreza, corrupción y miseria. Los altos funcionarios del aparato eran los únicos que vivían medianamente bien. Si hoy están mal, entonces estaban mucho peor, pregúntale a cualquiera que viviera bajo el régimen de Ceaucescu. El comentario de Humanista me parece una barbaridad como un templo, ¡proponer la lucha armada! Me parece que después de esto te tendrás que cambiar de nick, por simple cuestión semántica.
Vaya, no me había dado cuenta de que censurabas, digo... "moderabas" el blog. Lástima de tiempo perdido escribiendo, ya se sabe cómo se las gastaban los comunistas en su paraíso perdido.
Pues nada, sin más comentario, que cada palo (país) aguante lo que consiente. De todas formas los Rumanos tienen la solidaridad de la medicina Española. Este ejemplo aparecido en el diario Información de Alicante el 10-10-2013 es válido por el testimonio de una Rumana, y lo que cuenta de su país.
Gracias.
Una operación pionera en Alicante ´endereza´ la espalda de una paciente68
Elena tenía 15 años cuando, en 1999, se cayó desde una ventana a ocho metros de altura en una residencia de estudiantes en Rumanía mientras tendía la ropa. Desde entonces su vida ha estado salpicada por visitas a hospitales, consultas y operaciones para tratar de reparar su columna vertebral; y por el miedo a que su dolencia siguiera empeorando y acabara condenándola a una silla de ruedas.
Hace tres meses vivía sabiendo que cualquier mañana podía despertarse en la cama y no sentir más las piernas. Así lo cuenta. Ahora camina con toda normalidad, no tiene dolores y está deseando poder girar el tronco para ver bien en el espejo esa espalda prácticamente recta con la que ha salido del quirófano. «No veo el momento de que me quiten el corsé para ir a comprarme un vestido bien ajustado», bromea, aunque lo dice en serio, porque para ella la cuestión estética ha sido toda una tortura.
La columna de Elena Brindusa Iacob tenía una desviación, una especie de codo, de 120 grados (de quince grados positivos que debía tener a 135 negativos, explica su traumatólogo en el Hospital del Vinalopó, José Manuel Montoza). Era una «deformidad muy severa», señala el facultativo, que se ha corregido en un 85% en el transcurso de una intervención de siete horas a la que se entra sin saber hasta donde se podrá llegar, porque el límite está en no causar año neurológico. Por eso no había promesas y, con la mitad de lo que ha mejorado, Elena habría salido contenta. Quiere dejar patente su agradecimiento al médico que la ha tratado y a todo el equipo que la asistió: «No sé si lo que han hecho es medicina o un milagro».
«Me han quitado la vértebra L1 y sinceramente no sabría decir qué mas, en su lugar me han puesto una cajita con un hueco por el que pasa la médula», explica con sus palabras.
Elena narra con resignación su peregrinación hasta dar con el Hospital del Vinalopó en Elche. «Tuve la mala suerte de dar al principio (en Rumanía) con médicos que no supieron valorar bien mi caso y me dijeron que era una fractura sin desplazamiento, que con dos meses en la cama se soldaría... Pero me remitieron a otro hospital para hacerme un corsé y allí recuerdo estar tumbada y que un médico sin siquiera saludarme miró las radiografías y dijo que necesitaba una intervención quirúrgica... Yo no me lo podía creer».
No fue ese el final, aunque de aquella primera operación salió con unas placas que se suponían para toda la vida. Se acabaron rompiendo. En una segunda operación no pudieron retirarle del todo los tornillos y con su problema sin solucionar se mudó a España años después, hace ahora seis.
De nuevo pasó por varios hospitales, hasta que en el de Albacete llegó a tener cita para operarse pero se asustó: «Tenía una desviación del 78% y fecha de quirófano, pero mi hija era muy pequeña, no tenía a nadie y no me sabían decir cómo saldría, así que no tuve valor». En 2012 ya iba por el 110%, «con la incertidumbre de que cualquier golpe me dejara en silla de ruedas». La confianza que le transmitió el equipo médico le decidió. Ahora está contenta, sorprendida porque ha pasado de una talla de 1,62 a 1,72 de un plumazo: «Cuando me levantaron y me vi cara a cara con mi pareja nos quedamos sin palabras. Mi hija me llamó gigante».
Luchar por una humanidad mejor no es nada inhumano. Lo que si que lo es es defender un régimen genocida como el capitalismo y, para justificar la barbaridad, incluso mentir sobre una probablemente falsa experiencia. En la Rumania Socialista no habia pobreza, por lo que me temo que jamas estuviste en Rumania. Hoy hay pobreza en Rumania, aunque ya se sabe que no hay mas ciego que el que no quiere ver, y si un ciego quiere creer que vive en el paraiso, imaginara oasis en el desierto.
Saludos
El anónimo es más falso que un duro de madera, anda y que no se le nota. El anticomunismo ha bajado de nivel en estas décadas, pero es que parece que no se paga tan bien como antes.
Hasta que el proletariado no recupere su legítimo derecho a la violencia simplemente será impotente frente a la violencia "legal" del capital.
Fernando Quevedo KFA España
Conozco la situacion, Emilio. Las condiciones son pésimas y las instituciones llenas de psicopatas que solo piensan en su beneficio economico por encima de la salud, el trabajo o la educación de su pueblo. Y lo peor de todo, es que va a peor, sin visos de mejorar. Para ello habriamos que meter en la carcel a la panda de ladrones y mafiosos que se han hecho con el poder, una gran limpieza que, dia a dia, va hundiendo a tu pais en un oceano de pobreza.
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