La imposición violenta de la autodenominada "democracia capitalista" (sin eufemismos, dictadura del capital) y la destrucción de los restos de los sistemas socialistas, provocó un aumento brutal de la pobreza en los países que lo sufrieron.
En el caso de Rumania, por ejemplo, el porcentaje de pobres (según el B.M.) era de un 6%, es decir, de 1,3 millones de personas, antes del golpe de estado de diciembre de 1989, mientras que en 1993-95 el porcentaje se había elevado ya hasta un 59% (13,5 millones de personas de los 22 millones de rumanos).
En República Moldova o Ucrania, que además de sufrir la reinstauración del capitalismo dejaron de ser parte de la Unión Soviética, el desastre, (que podriamos llamar sin temor a equivocarnos, un verdadero genocidio) fue todavía peor: en la primera, de un 4% se pasó en unos cuantos años de terapia de choque neoliberal al 66% (es decir de 200.000 a 3.000.000 de personas), mientras en la segunda, la multiplicación de pobres por obra y gracia del capitalismo fue del 2 al 63%, es decir, de 1 millón de personas a cerca de 33 millones.
Parece que, según los datos del propio Banco Mundial, institución capitalista donde las haya, es bastante evidente que la llegada del supuesto "paraiso" capitalista no fue tal cosa; muy al contrario, fue un verdadero infierno para los trabajadores rumanos y del resto de países del denominado Bloque del Este.
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