Basescu y su esperanza para seguir impune, Klaus Iohannis. |
Si los resultados se confirman, la segunda vuelta promete ser la que los pronósticos esperaban: un
enfrentamiento entre los rumanos que votaron masivamente su suspensión hace poco más de un año y Basescu, una cuenta pendiente desde lo que se solucionó con un enorme fraude, en el que el voto de más de 7 millones de votantes contra apenas 1 millon, y que fue anulado por los miembros del Tribunal Constitucional, controlados por el entonces presidente suspendido.
Si bien es cierto que unas elecciones como estas, en las que, al fin y al cabo, lo que se decide es el tirano que ha de gobernar a nivel local, pues en una colonia como Rumania todo esta decidido desde la metrópolis, en este caso, Washington y Bruselas, la sensacion de agobio provocada por la presidencia de Basescu, que ha impuesto un control brutal de la justicia y de las cadenas informativas, una persecucion contra los medios díscolos, y una impunidad total para los grandes saqueadores, como el propio presidente, de la riqueza colectiva durante estos 25 años, la verdadera lucha, quizás ilusa y falsa, pero que se ha vivido en las calles en los últimos meses, es contra el presidente actual y sus ansias de continuar influyendo en las instituciones políticas, con vistas a seguir viviendo a costa del robo a los rumanos.
A pesar de todas los disimulos y trucos del presidente Basescu, que ha intentado hacer creer que apoyaba a una candidata, Elena Udrea, a la que los rumanos practicamente identifican con el derroche, el robo y el descaro de los que viven del trabajo ajeno, en realidad la estrategia, que pretende, en definitiva, es la de no acabar be con sus huesos donde se merece, es decir, en la cárcel, a través de la continuidad del control estrecho y firme sobre la justicia, después de haber acumulado durante más de cuarenta años de ostentar altos cargos políticos y económicos. una lista bien completa de denuncias y pruebas de corrupción, chantaje, saqueo, contrabando y otras lindezas similares. Para ello, los miembros del partido que ha sostenido al presidente, el Partido Democrata Liberal, eligieron a Klaus Iohannis como cara electoral, fingiendo una drástrica ruptura de ultima hora con su hasta hace poco jefe, Basescu.
En realidad, como hemos dicho, políticamente está poco en juego. Victor Ponta, que lleva una máscara socialdemócrata, es en realidad un neoliberal con rostro amable, que sonríe mucho, que, cómo no, está dispuesto a todo tipo de genuflexiones ante Angela Merkel o Barack Obama. Iohannis, un miembro de la minoria alemana rumana, no duda en ponerse la etiqueta del neoliberalismo sin tapujos, y es, además, apoyado directamente por Berlín !Qué mas fácil para Alemania que tener un gobernador de la colonia que hable su propio idioma!.
El único interés de la próxima segunda vuelta, a celebrar el próximo 16 de noviembre, es que las urnas decidan de nuevo, está vez por encima de los jueces, siempre bien pagados por los regímenes de turno para que defiendan lo que conviene y no lo justo, lo que los rumanos desean, esta vez sin que ninguna institución se lo impida, decir a Traian Basescu o a sus discípulos, es que le quieren ver encerrado en cualquier cárcel pagando sus desmanes y, si es posible, devolviendo todo lo que ha robado.
Los resultados de las encuestas a la salida de urnas han sido los siguientes:
Victor Ponta: candidato a la presidencia del Partido Socialdemócrata |
Klaus Iohannis 30-29%
Calin Popescu Tariceanu 6%
Elena Udrea 5%
Monica Macovei 5%
Dan Diaconescu 4%
Kelemer Hunor 5%
Otros 6%
Un dato importante es que la asistencia al voto ha sido del 52%, es decir, que la mitad de los rumanos se han quedado en casa conscientes de que estas elecciones de pantomima no significan demasiado. Como es normal en la farsa democrática de los regímenes capitalistas, el mayor porcentaje ha sido para la abstención.
En cuanto a los resultados, conviene esperar al final del recuento oficial. Recordemos que en las últimas elecciones presidenciales, en 2009, en el segundo turno las encuestas a pie de urna dieron como ganador indiscutible al candidato socialdemócrata, Mircea Geoana, pero en la larga noche invernal de Rumania, los hombres de Basescu, entonces en el gobierno, hicieron un recuento bastante particular y otorgaron, por obra y gracia de la magia de la democracia burguesa (en la que, como decía Stalin, lo importante no es a quien se vota si no quien cuenta los votos), un nuevo mandato al Yeltsin rumano (no solo por su común afición a la bebida), al viejo comunista revisionista ansioso desde antes de la reinstauración de la dictadura capitalista por llenar sus bolsillos y de condenar a sus compatriotas al desempleo, el exilio, la pobreza y la humillación (algo que, sin duda, ha seguido haciendo en sus diez años de mandato como presidente).
Por último, hay que señalar que entre los 14 candidatos a la presidencia también ha habido uno que se dice comunista, Constantin Rotaru, lider del Partido Alianza Socialista, único miembro, sin embargo, del Partido de la Izquierda Europea (PIE) en Rumania que, por supuesto, no ha sido promocionado en los medios de comunicación y, finalmente, no ha llegado al 1% de apoyo electoral.Recordemos que el PAS intento reconvertirse en Partido Comunista Rumano hace unos años, aunque la ley declaró ilegal tal objtetivo, como ha hecho con todos los intentos de crear un partido comunista en Rumania desde el golpe de estado contra el pueblo rumano de diciembre de 1989.
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