Reflexiones sobre la cultura rumana y los veinte años de saqueo capitalista
domingo, 27 de septiembre de 2020
Las sucias manos del capitalista (ilustración rumana de los años 50)
En la leyenda de la caricatura publicada en los años 50 en el diario del entonces llamado Partido de los Trabajadores Rumanos (P.M.R.), después Partido de Comunista de Rumania (P.CR.), el „Diario Scânteia“, decía así: „Munca chiaburească: Am muncit toată viaţa cu mâinile astea“ ("el trabajo de los burgueses: trabajamos toda la vida con estas manos").
En cada dedo de la mano de la realista representación de un miembro de la burguesa parásita, aparece escrita una de las características en que se basa ese "trabajo sucio" a través del que se enriquecen los capitalistas.
De izquierda a derecha son las siguientes: ROBO, SOBREPRECIO, EXPLOTACIÓN, EVASIÓN FISCAL, MENTIRA, USURA, ESPECULACIÓN, FALSOS RUMORES, SABOTAJE, SAQUEO.
Como vemos las principales armas usadas por los mafiosos capitalistas para vivir a costa de la riqueza creada por los trabajadores han cambiado poco a lo largo de la historia.
El ilustrador del diario comunista, del que ignoramos el nombre, pues la ilustración no está firmada, representa muy acertadamente, con las sucias manos del capitalista, la forma de ganar dinero de los miembros de la burguesía, manos con las que está dispuesto a cometer cualquier crimen que sea necesario para defender sus privilegios y continuar viviendo sobre la espalda y el trabajo de los trabajadores y de los pueblos.
sábado, 26 de septiembre de 2020
El 76% de los trabajadores rumanos sobrevive con apenas 500 euros netos al mes, y el 30% con menos de 300.
Treinta años de destrucción de derechos y riqueza ha provocado también que la distribución de los salarios actual en Rumania esté muy lejos de la distribución equitativa de ingresos de la epoca socialista, donde el jefe de estado en Rumania, por ejemplo, no podía meterse en el bolsillo más de ocho veces el sueldo más bajo. Por ejemplo, Ceausescu ganaba 15.000 lei de la época, unos 800 euros al cambio de entonces, siendo este el salario más alto del pais. En aquellos años, hay que recordar que no existía apenas diferencia entre neto y bruto, porque los trabajadores no pagaban impuestos por su salario, y tampoco eran habituales los impuestos indirectos.
Es decir, en la actualidad la tiranía del capital hace que, mientras la mayoria de los obreros vive en condiciones dificiles de imaginar, en una situación en la que gran parte de los productos de primera necesidad son importados por la destrucción intencionada de la producción nacional durante estas tres últimas décadas, algunos pocos disfrutan de privilegios económicos desorbitados.
martes, 22 de septiembre de 2020
Revista Digital Nueva Revolución: Entrevista a J.L.Forneo, administrador de Un vallekano en Rumania
El camarada Oriol Sabata ha entrevistado al administrador de este blog para la revista digital Nueva Revolución. En ella repasamos un poco la historia de la Rumania socialista y, sobre todo, la situación de la clase trabajadora rumana desde el golpe de estado de diciembre de 1989.
Podéis leerla entrando en el link de la revista Nueva Revolución, así podréis ojear un poco también otros artículos y publicaciones muy interesantes, o directamente a continuación, en esta entrada:
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Entrevista a J.L Forneo: «En Rumanía hay nostalgia por el socialismo porque se sufre la terapia de choque neoliberal.»
José Luís, en una entrevista afirmas que actualmente en Rumanía existe una brutal y continua propaganda desde los medios de comunicación para criminalizar la etapa comunista. Esta ofensiva mediática, a pesar de ser global, se recrudece de manera especial en aquellos países ex-socialistas que habían formado parte del Bloque del Este. ¿A qué crees que es debido?
La razón principal es que todavía existe una gran base de nostalgia de la época socialista, algo lógico porque se está viviendo en carne propia la terapia de choque neoliberal impuesta desde el golpe de Estado de diciembre de 1989, lo que ha provocado un desastre económico para la clase trabajadora que, a grandes rasgos, se puede resumir en algunos datos como por ejemplo que de casi 9 millones de puestos de trabajo existentes en 1990 quince años después quedaban apenas cinco, o que Rumanía sea el país con mayor porcentaje de población huida del país por motivos económicos (un 20% de los rumanos se han visto obligados a emigrar desde 1990) , o que el 73% de los rumanos ganen menos de 500 euros brutos al mes, con los que tienen que sobrevivir con las condiciones de una escasa producción local y gran importación de productos manufacturados de las potencias de la Unión Europea (es decir, con precios bastante altos).
En definitiva, con estas condiciones, es lógico que sea necesaria una propaganda anticomunista brutal para evitar que las masas que apenas pueden llegar a final de mes no echen la vista atrás. Por otro lado, es esencial el papel de la socialdemocracia, el PSD (Partidul Social Democrat) rumano, que ha sido hasta ahora el partido más votado en cada una de las elecciones parlamentarias. Su papel es esencial como amortiguador del descontento, ofreciendo migajas de reforma social para los más desfavorecidos, pero frenando al mismo tiempo cualquier cambio real. De hecho, la propaganda mediática suele identificar a este partido con el Partido Comunista Rumano, como si se tratara de su heredero, con el fin de que todo el descontento actual con el régimen capitalista sea amortiguado por este partido.
Durante el período comunista, Rumanía experimentó un notable desarrollo económico y social. ¿Cuáles fueron las medidas que se tomaron que hicieron posible este progreso?
Es una pregunta complicada y muy amplia. Podría decirte que se cumplieron los cuatro puntos definitorios de la política social y económica de un sistema comunista, como describe L. Degtiar en La estructura de la sociedad socialista: mejorar las condiciones de vida y trabajo de los trabajadores, hacer cada vez más plena los principios de justicia social, fomentar la paz entre las naciones y terminar con el imperialismo y fortalecer la amistad entre los diferentes pueblos del país (la tabla adjunta es del citado libro y muestra el crecimiento de la renta nacional de los paises socialistas en contraste con los capitalistas entre 1961-1985)
El primer punto se cumplió con creces, puesto que de un país casi feudal, la Rumanía de 1940, en el que las condiciones de los campesinos eran medievales, la industria era muy pequeña y en manos de potencias extranjeras, y apenas existía la posibilidad de sanidad o educación para los rumanos, se alcanzó en poco tiempo el pleno empleo, se desarrolló la producción nacional, convirtiéndose Rumanía en los años 80 en un país prácticamente autosuficiente, potencia exportadora de productos industriales, y con la posibilidad de cada rumano de acceder, gratis o a un precio irrisible, a la educación superior, a la sanidad de calidad, al ocio y a la cultura. Igualmente, se dice que la Casa del Pueblo, la obra dejada inacabada en 1990 y hoy sede del Senado y del Parlamento rumanos, entre otras instituciones, además de ser el edificio más visitado de Rumanía, fue construido con herramientas y materiales exclusivamente rumanos.
Rumanía se convirtió, además, como parte de su política exterior, en líder del movimiento de los países en desarrollo, como ejemplo de solidaridad entre las naciones, y aplicó políticas para acabar con las desigualdades económicas y sociales entre los pueblos y etnias locales. Por ejemplo, la República Popular Rumana fue una de las pioneras, como en realidad todos los países socialistas, en intentar resolver de una vez por todas la discriminación a los gitanos, algo que después de 1990 se ha convertido de nuevo en un problema creciente de segregación y exclusión, con la complacencia de las autoridades públicas. Por último, la República Popular Rumana se esforzó en otorgar autonomía regional a las diferentes etnias o naciones, como es el caso de la Región Autónoma Húngara, en Transilvania, de nuevo un conflicto permanente y creciente desde la reinstauración del capitalismo.
En definitiva, toda la política del Partido Comunista Rumano, del sistema político de Rumanía, se dedicó a acabar con toda explotación y a seguir las consignas de “cada cual según su capacidad, a cada cual según su trabajo”. Los trabajadores no solo eran considerados fuerza productiva, como en los regímenes capitalistas, sino que se tenía como objetivo el reparto de la riqueza. Lógicamente, no fue un camino fácil y tampoco se consiguió al 100%. Lo cierto es que en las tablas del crecimiento industrial y de la renta nacional de los años 60 a 90 se puede comprobar como la riqueza en los países socialistas se incrementó a un ritmo más acelerado que en los capitalistas, aunque lógicamente no había grandes fortunas porque el beneficio tenía un carácter social y se repartía entre los que eran productores y, finalmente, destinatarios de la producción, y además tras el golpe de 1989 la pobreza se incrementó gravemente, como se ve en los datos del mismísimo Banco Mundial, para nada sospechoso de apetencias socialistas.Es cierto que al final la advertencia de Stalin sobre el pernicioso distanciamiento entre el pueblo y el partido, con su famosa referencia a Anteo, acabó creando una brecha que provocó que las embestidas del capitalismo en los años ochenta acabaran derrumbando todo el edificio socialista. Un edificio que, treinta años después, sigue siendo un objetivo lejano tras la aplicación de las terapias de choque neoliberales en todo el mundo socialista. Algo que también pasó en Rumanía, cuando el golpe de Estado de 1989 fue ejecutado desde la élite política, con la ayuda exterior, y sin que los trabajadores tuvieran apenas capacidad de resistir el ataque.
¿Cuál es el balance que haces tras más de tres décadas de restauración capitalista en Rumanía? ¿Qué impacto ha tenido la vuelta del liberalismo en los derechos y las condiciones de vida de la clase trabajadora del país?
Aunque la propaganda repita una y otra vez que los rumanos viven mejor, lo que se puede aplicar ciertamente a una minoría, en realidad hoy los rumanos disfrutan de menos derechos básicos que en la época socialista. En especial, aunque tengan el tan mediatizado derecho a viajar fuera del país (como turistas pero, sobre todo, como mano de obra barata), el acceso a la vivienda, antes garantizado, hoy es cada vez más difícil para los jóvenes, suponiendo en general la compra o el alquiler de un apartamento gran parte de sus bajos salarios. En la época socialista la cultura y el deporte, por ejemplo, estaban presentes, como derecho, en todas las etapas de la vida de una persona, favoreciendo las instituciones su acceso y disfrute.
Por supuesto, la clase trabajadora rumana también sufre las mismas consecuencias que el resto de los trabajadores del mundo desde la caída de la Unión Soviética: el proceso de recortes continuo de los derechos conquistados, salariales, laborales o relativos a la salud o a la educación. Por supuesto, hoy día la jornada de ocho horas es un mito para la mayoría de los rumanos, y las horas extras, no pagadas, son el pan nuestro de cada día. El desempleo, que antes de 1990 era tema de conversación entre los rumanos para intentar entender qué era tal cosa extraña, debido a que en Rumanía no existía, hoy está presente en la vida cotidiana de la sociedad y ha obligado a millones de rumanos a huir del país por motivos económicos (por supuesto, la propaganda dice que ha sido una elección libre).
En 2007 Rumanía entró en la Unión Europea. A menudo desde los círculos políticos y mediáticos capitalistas se lanza la idea de que la UE es sinónimo de modernidad, democracia y libertad. Sin embargo, el ingreso de Rumanía estaba condicionado a la imposición de un conjunto de reformas de carácter neoliberal. ¿Cómo ha afectado esto a la clase trabajadora?
Todos sabemos cuales son los principios fundamentales de la Unión Europea, que no es más que una unión al servicio del mercado y, por lo tanto, de la explotación de sus trabajadores. La modernidad consiste en poder comprar, si tienes dinero suficiente, productos variados y que, en gran parte de los casos, no sirve para nada útil. La democracia se reduce a votar cada cierto tiempo y, por supuesto, sin que se ponga en riesgo al sacrosanto mercado. Y la libertad es la de hacer lo que te venga en gana siempre que no pongas en peligro el sistema. La propaganda repite una y otra vez que los rumanos eran vigilados por la policía durante la época comunista, pero obvia apenas decir que hoy el espionaje telefónico y mediante las redes sociales a los ciudadanos es continuo y masivo. Recientemente la Unión Europea tuvo un rifirrafe por este motivo con Facebook o lo tuvo con la CIA, pero no porque esté empeñada en dejar de espiar a los ciudadanos, sino porque le molesta que sean otros los que lo hacen (más o menos lo que sucede también con las acusaciones hacia Huawei). Una noticia del año pasado, sobre la que la propaganda corrió un tupido velo, fue que millones de rumanos eran victimas de escuchas telefónicas por el propio servicio secreto (actual) rumano, el SRI espió en 10 años a más de seis millones de rumanos mediante escuchas telefónicas, noticia ofrecida por el propio gobierno. Por supuesto, en este caso, la noticia fue empujada hacia el olvido y jamás se harán películas al respecto.
De hecho, la integración en la UE sirvió, principalmente, para que Rumanía perdiera totalmente su soberanía, pues las políticas aplicadas y aprobadas por los órganos “representativos” del pueblo rumano se ajustan, a pies juntillas, con los dictados de Bruselas, y en el caso de que en algún caso, por error o intencionalmente, se alejen unos milímetros de la línea marcada, la UE da un golpe sobre la mesa. Todo esto no hace más que perjudicar a los rumanos, pues todos los tímidos intentos de mejorar las políticas sociales, en vez de continuar con los recortes obligados, son cortados radicalmente por Europa, con la inestimable ayuda de los medios de propaganda rumanos (periódicos y televisiones).
La principal ventaja obtenida por los rumanos por la integración fue su facilidad para viajar y, por lo tanto, también para que se intengren como mano de obra barata en el mercado europeo, quedando el mercado interno rumano para que las multinacionales extranjeras puedan ahorrar costes trasladándose aquí desde su país de origen (muchos call-center, talleres textiles especializados en pequeñas partes de productos alemanes o españoles – Inditex tiene cierta presencia también aquí -, o fabricación de piezas de los vehículos de las grandes automovilísticas de Europa). Por ejemplo, Rumanía es, según datos de Eurostat, el país de la UE con mayor porcentaje de trabajadores pobres (un 15,3%), el 57% de los jubilados rumanos sobrevivía, según los datos de 2019, con menos de 220 euros mensuales y, en general, se puede decir que la realidad es que, tras 13 años de integración en la UE, los rumanos viven hoy peor. Las estadísticas muestran que Rumanía ha entrado en una etapa de subdesarrollo estructural después de la adhesión (aunque lo cierto es que en los 10 años previos, tras el golpe de Estado de 1989, ya se había destruido la industria nacional y la mitad de los puestos de trabajo para allanar el camino). Si se quiere leer más sobre los datos, se puede consultar mi blog, Un vallekano en Rumanía.
En tu último artículo denuncias que tras tres décadas de capitalismo Rumanía se ha convertido en el paraíso europeo del tráfico de mujeres. ¿Era esta la libertad que tanto pregonaba el capital?
La libertad ahora es la de venderse al mejor postor. Siendo el país más pobre de Europa (salarios, pensiones, trabajo), es normal que la gente solo pueda pensar en sobrevivir y, la minoría privilegiada o los que tienen una posición intermedia, se dediquen prácticamente a seguir ganando más dinero sin ningún escrúpulo. La ideología impuesta es la de la ley del más fuerte. Por eso no hay apenas movilización social, entre otras cosas por la falta de sindicatos de clase, que se han destruido literalmente desde el golpe de Estado, existiendo hoy día tan solo algún que otro sindicato gremial. Es habitual, por cierto, que en las empresas se diga a los empleados directamente que no se permite sindicarse, sin que nadie se esfuerce en hacer nada para denunciarlo y, por supuesto, con el conocimiento y complicidad de las autoridades.
Todo lo anterior también sucede por la ideología individualista que poco a poco, por el bombardeo mediático específico, pero también por la publicidad o las películas, se introduce en la mentalidad de los atomizados rumanos. De hecho, las únicas movilizaciones han sido contra las políticas de izquierda, contra los pocos intentos del PSD de frenar un poco el ataque contra el pueblo (es decir, las típicas migajas socialdemócratas), en manifestaciones voceadas sin ningún tapujo desde las portadas de los diarios y con la participación de directores de grandes corporaciones.
Así que libertad se identifica, con desvergüenza, con el hecho de poder comprar un Ferrari o viajar a otro país aunque sea a trabajar como mano de obra barata para empresas locales. Todo lo que sea participación política colectiva, organización sindical o protesta social se criminaliza. De hecho, las cosas van mucho más allá, puesto que después de 30 años de propaganda anti-socialista, se ha provocado una atomización brutal que hace que cualquier idea de solidaridad o colaboración parezca un pecado. Entre otras cosas, las cooperativas, tan habituales durante la época socialista, hoy día no existen prácticamente en el país.
En cuanto a la información que se cita en la pregunta, la explotación de mujeres en Rumanía, después de tres décadas de destrucción de las conquistas del socialismo en el país, basta con compartir los demoledores datos de que hoy día Rumanía ocupa el puesto 11 en el mundo en términos de prostitución de mujeres: 80 por cada 10.000 habitantes, es decir, alrededor de 158.000, siendo el primer suministrador de prostitución en la UE y, en casos específicos, siendo el 35% de las prostitutas que ejercen en Alemania procedentes de Rumanía (el 22% en Italia y entre el 35-50% en España). En resumen, tres décadas de capitalismo han convertido a Rumanía en el paraíso europeo del tráfico de mujeres.
En 2014, un estudio del Instituto Rumano de Evaluación y Estrategia (IRES) arrojaba que un 69 por ciento de los rumanos considera que se vivía mejor con el comunismo. ¿Existe nostalgia por el período comunista?
Hay mas encuestas y más recientes. En diciembre del año pasado, 2019, una encuesta del Centro Urbano y Regional de Sociología (CURS, en rumano), confirmaba que un 80% de los rumanos cree que la ejecución de Ceausescu fue un crimen y que el 60% de los jóvenes piensa que con comunismo se viviría mejor. El 30 de mayo de 2019 otro estudio en este caso del INSCOP Research, por encargo de la Academia Rumana, concluyó que dos tercios de los rumanos, el 61%, consideraban que el comunismo fue más positivo que negativo para Rumanía. Otra de 2016 que preguntaba qué opinaban los rumanos sobre el Partido Comunista Rumano en comparación con los partidos del régimen capitalista volvió a dar un resultado a favor del socialismo, respondiendo un 52% que preferían sin duda al Partido Comunista, y solo un 18% contestó lo contrario.
Hay una anécdota que te cuentan los taxistas a la primera de cambio, cuando se habla del tema, que, en resumen, se puede traducir algo así como que “si miras alrededor durante el trayecto no verás más que cosas construidas por Ceausescu”. Y es que durante estos 30 años la actividad principal ha sido destruir toda la riqueza y todos los derechos conquistados por los rumanos en los años de socialismo. En los últimos 30 años pocas cosas en servicio del pueblo se han construido en Rumanía y eso, incluso los más anticomunistas, acaban reconociéndolo en muchas discusiones.
No solo se echa de menos al socialismo por motivos ideológicos, por supuesto, sino principalmente por causas prácticas. Después de 30 años de recortes y destrucción, la gente recuerda con nostalgia una época en la que el trabajo era seguro, no había apenas pobreza, se tenía acceso a la salud, a la educación o a la sanidad sin ningún problema ni gasto, y existía una sensación de estabilidad y bienestar que, si bien muchos no podían apreciar del todo entonces, después del desastre sufrido por el país durante tres décadas no pueden más que echar de menos.
No obstante, todo el mundo, cuando le cuentas esto, termina preguntándose sobre las razones de que no voten a un partido comunista en las elecciones. Es cierto, pero ya sabemos como funciona y se sostiene el capital: solo se vota a lo que se conoce, y las opciones políticas son las que salen en los grandes medios de propaganda del capital, es decir, propiedad de aquellos que se esfuerzan día a día por hacer olvidar la memoria de la época socialista. Por otro lado, y como he dicho antes, el Partido Socialdemócrata es un amortiguador muy eficaz para absorber toda la rabia de los trabajadores y los patriotas rumanos, pues muchos, todavía, siguen creyendo la propaganda oficial de que este partido es el heredero de los comunistas, a pesar de que el 95% de sus políticas gubernamentales sean neoliberales.
¿Cuál es la actual correlación de fuerzas en el terreno político rumano? ¿Existe un partido capaz de organizar a la clase trabajadora con el objetivo de una verdadera transformación social?
Como he dicho en alguna pregunta anterior, el descontento social y el recuerdo del comunismo (que en cada encuesta realizada aparece como un sistema deseado y al que a la mayoría le gustaría volver) están muy atenuados por la propaganda continua y la atomización social. Todo lo que antes era colectivo ahora es brutalmente individual, así que el sálvese quien pueda se ha instaurado como mantra de comportamiento. Existen pequeños grupúsculos muy desorganizados y sin una organización clara, de duración fugaz y con poca actividad en las calles, por no decir ninguna.
Por otro lado, el artículo 3 de la Ley de Seguridad Nacional de Rumanía (Ley 51-1991), dice que “constituye una amenaza a la seguridad nacional de Rumania la iniciación, organización, ejecución o apoyo en cualquier modo a acciones totalitarias o extremistas de origen comunista, fascista, legionaria o de cualquier otra naturaleza racista, antisemita, revisionista, separatista que ponga en peligro la unidad e integridad territorial de Rumania como la incitación a hechos que pongan en peligro el orden del estado de derecho”. Esta ley, que en efecto prohíbe cualquier intento de organizar o constituir un partido comunista legal, fue creada exprofeso para cortar de raíz el problema de los intentos, tras el golpe de Estado de diciembre de 1989 y la reinstauración del capitalismo, de reconstituir el Partido Comunista, que amenazaba en lps primeros años con poner en jaque el triunfo de los golpistas. De hecho se llegó a asesinar al líder de los comunistas rumanos, empeñado en presentar al partido a las elecciones, Virgil Zbaganu (por cierto tiene un interesante libro que ha sido editado en formato blog en castellano, El siglo XXI será comunista o no será).
En resumen, se ha prohibido ya en varias ocasiones el intento de registrar un partido político que llevara en su nombre la palabra “comunista” o defendiera un sistema realmente democrático, es decir, socialista. De hecho durante años ha existido un pequeño grupo llamado Plataforma de reconstrucción del PCR y ha intentado varias veces participar en las elecciones y nunca lo han conseguido.
martes, 8 de septiembre de 2020
Ana Pauker, Dolores Ibárruri, Clara Zetkin y Rosa Luxemburgo en las Tarjetas Postales del Comité Provincial de Mujeres Antifascistas (1936-1939)
Entre otras grandes mujeres comunistas y antifascistas, una de las protagonistas de esas tarjetas era la rumana Ana Pauker, conocida como "Ana la Roja", cuyo ejemplo en la lucha por la clase trabajadora en Rumania hizo que se creara en su honor, dentro de las Brigadas Internacionales, una brigada con su nombre, "Brigada Ana Pauker", en la que servirían gran parte de los brigadistas rumanos que lucharon junto a los pueblos de España contra el fascismo.
Junto a ella, en otras tarjetas, aparecían otras comunistas inmortales como la española Dolores Ibárruri, "la Pasionaria", Rosa Luxemburgo o Clara Zetkin.
jueves, 3 de septiembre de 2020
Tres décadas de capitalismo convierten a Rumania en el paraiso europeo del tráfico de mujeres
Según un informe de 2013 de la Comisión Europea de la Comisión Europea, Rumanía y Bulgaria juntas proporcionaron el 61% de todas las mujeres víctimas de trata sexual anual dentro de la UE, por ese orden. De hecho, cuatro de cada cinco víctimas eran rumanas. Cinco años más tarde, en 2008 la U.E. publicó un nuevo informe sobre el asunto, señalando de nuevo a Rumanía como líder indiscutiblemente de la clasificación desde 2010, siendo la trata de mujeres rumanas el origen del 44% de todos los juicios celebrados al respecto en toda la Europa comunitaria.
El estudio estudio más reciente sobre el tema, realizado conjuntamente por Europol y Eurojust y publicado el año pasado, concluyó que 7 de cada 10 de las prostitutas europeas son de Rumanía, remarcándose un cambio de paradigma: la violencia ya no es el principal medio utilizado por la trata sexual -con redes mafiosas involucradas-, ya que se ha producido un aumento en los casos de mujeres que afirman haberse prostituido voluntariamente por dinero. Algo que, sin embargo, los periódicos rumanos han cuestionado, recopilando el testimonio de algunas ex prostitutas que denunciaron violencia, abusos, engaños, secuestros forzosos y ventas forzadas.
La demografía de la prostitución ha cambiado un poco en los últimos años, pero en el sentido de que Rumanía ha aumentado considerablemente su porcentaje de mujeres prostituidas en el panorama continental, separándose claramente como líder de los demás países y convirtiéndose en el primer exportador europeo de prostitutas.
En cualquier caso, las prostitutas rumanas representan la primera nacionalidad en la mayoría de los países de Europa occidental. En Alemania, según los más recientes datos, procedentes directamente de los prostíbulos que operan legalmente, en 2018 unas 32.800 mujeres trabajaban en la industria de la prostitución, de ellas 26.800 eran extranjeras y 11.400 eran rumanas. Significa que las rumanas representan el 35% de todas las trabajadoras sexuales activas en Alemania.
Por supuesto, no todas las prostitutas optan por registrarse y, según las proyecciones realizadas. en Alemania podría haber hasta 400.000 trabajadoras sexuales. No todas ellas, claro está, trabajan en casas de sexo legalmente registradas, pues muchas todavía trabajan en las calles, mientras que otras son escort independientes. Podría ser interesante investigar esta realidad clandestina para comprender el número real de trabajadoras sexuales rumanas. La rumanización de la industria del sexo en Alemania es tal que algunos burdeles se promocionan anunciando a los clientes potenciales que son "100% rumanos", utilizando anuncios como "No te preocupes, nuestras chicas son muy hermosas, ¡de hecho son rumanas!"
En Italia, de acuerdo con las cifras proporcionadas por la Asociación Giovanni XXIII, hay entre 100.000 y 120.000 prostitutas callejeras. Rumanía es la segunda nacionalidad más representada (22%) después de Nigeria (36%). Lo que es verdaderamente impactante es que de las supuestas 20,000-30,000 prostitutas rumanas con base en Italia, la abrumadora mayoría está compuesta por menores: 15.000.
En España, según un informe Ministerio de Interior, se cree que las mujeres rumanas representan el 35% -50% de todas las prostitutas que trabajan en el país y la mayoría de ellas son víctimas probadas de abusos violentos y torturas, secuestradas por bandas criminales en sus ciudades de origen.
Esta complacencia también se puede encontrar en el propio tráfico sexual de mujeres rumanas, siendo cada vez más los casos en los que las denuncias o investigaciones en otros países o en la propia Rumania muestran que las mafias dedicadas a la prostitución de mujeres tienen contactos estrechos con las autoridades.
Sin embargo, más allá de la corrupción política y generalizada entre los propios ciudadanos, hay causas más importantes para explicar la situación: los rumanos han sido condenados a la pobreza y a la falta de oportunidades durante estos 30 años de saqueo y degradación social , económica y cultural, mientras por otro lado la propaganda institucional y la publicidad corporativa muestran un mundo de riqueza y posibilidades que solamente son posibles escapando del país o en el mundo sórdido del crimen.
Según los informes y estudios más recientes sobre el fenómeno de la prostitución en Rumania, las familias, los amigos cercanos y los novios deben considerarse responsables de la mayoría de los casos de trata de personas en el país. Un estudio de 2019 ha descubierto que el 49% de las mujeres víctimas de trata son "vendidas" por la familia y el 9% son vendidas por la pareja, y no es inusual que los padres vendan a sus propias niñas a los traficantes cuando aún son niñas: la Open Door Foundation ( Fundaţiei Uşa Deschisă ) afirmó haber encontrado incluso casos de venta de niños de 9 años.
A veces, las prostitutas se venden voluntariamente o aceptan irse al extranjero por amor. Esto es lo que la Policia rumana constató recientemente en una operación que disolvió una banda criminal con base en Brăila. La operación abarcó un período de 4 años, durante el cual la policía monitoreó los movimientos de prostitutas y proxenetas entre 2013 y 2017. Se encontró que algunas prostitutas estaban realmente enamoradas de sus proxenetas, a quienes consideraban novios, y que las enviaban a ganar dinero a España, Italia o Alemania a cambio de la posibilicad de casarse con ellos en el futuro.
Algunas ciudades parecen estar plagadas de tráfico sexual más que otras, como en el caso de Galaţi, Craiova y Bacău. En Galaţi, entre 2012 y 2017, 70 personas fueron condenadas a prisión por delitos relacionados con la trata sexual y en 40 casos la trata involucró a niñas menores de edad. Como es lógico, las zonas más afectadas por esta lacra son las más pobres, convertidas tras tres décadas de capitalismo en lugares desolados con muy pocas o ninguna posibilidad para vivir dignamente.
En definitiva, no se trata solamente un fracaso de Rumania y sus autoridades, incapaces de proteger a sus propios ciudadanos, ofrecerles un trabajo digno o evitar que se tengan que vender para poder dar de comer a sus hijos ( no solamente incapaces, sino muchas veces interesados en no hacerlo para llenarse los bolsillos), sino de la propia Unión Europea que condena a sus países-colonias a exportar materias primas, mano de obra barata o carne femenina en vez de ofrecerle ayuda para desarrollar su propia industria y aprovechar su gran riqueza natural y humana.
El nuevo amo de los rumanos, ese "imperio" europeo, mira indolente como se saquea la riqueza de sus países de tercera, sus nuevas colonias, eso sí, muy "democráticas", como sus trabajadores se venden al mejor postor y como las mafias de distinto nivel envian a sus mujeres o niñas, pues el dinero no tiene escrúpulos, para surtir la oferta de sus negocios sexuales.
Fuente: pulsando en los links incluídos en la entrada se podrán verificar los datos aportados.