Alemania no quiere que República Moldova o Georgia sean nuevos miembros de la Unión Europea. El portavoz de la diplomacia alemana, Martin Schäfer, ha declarado que la visita del ministro alemán de Asuntos Exteriores a ambos paises, apreciat că vizita tandemului germano-francez de miniștri de Externe, Frank-Walter Steinmeier, y su homólogo francés, Laurent Fabius, a las capitales de las antiguas repúblicas soviéticas solo tiene como fin la firma del Acuerdo de Asociación con ambos estados, y nada más.
Antes de salir para Chisinau, el ministro alemán de Asuntos exteriores hizo algunas afirmaciones sobre
Frank-Walter Steinmeier en Chisinau |
Según el ministro alemán, cuyo país, a pesar de Estados Unidos, tiene muchos intereses comunes con Rusia, ha afirmar que es improbable que Moldova y Georgia, al igual que Ucrania, se integren en la Unión Europea a medio plazo.
No se sabe si es que los alemanes se están empezando a dar cuenta de lo que arriesgan si se agrava el conflicto con Rusia, o si la reconfiguración estratégica producida por el conflicto interimperialista de la fase final del capitalismo está empezando a hacer flexibles las alianzas, pero lo cierto es que el ministro alemán ha dejado más que claro que el Acuerdo de Asociación y la Integración son dos cosas muy diferentes que no tienen relación entre sí. En el presente, ha subrayado, los miembros de la U.E. no desean que la organización se amplie, y el acuerdo no tiene como objetivo la adhesión, que ni siquiera se ha planteado.
Chisinau y Tiflis desean firmar el acuerdo de asociación comercial con la U.E. en junio. En este sentido, Martin Schäfer ha hablado esta semana de, al menos, un horizonte de unos cuantos meses. Igualmente, el candidato del Partido Popular Europeo a la presidencia de la Comisión Europea, ha defendido por detener cualquier nueva integración a la U.E. antes de poner en orden los problemas internos.
Por otro lado, quizás se están dando cuenta, por la reacción de los ucranianos ante el golpe de estado orquestado desde Bruselas y Washington y que impuso un gobierno fascista en Kiev, de que es peligroso intentar forzar a una población como la moldava, que mayoritariamente tiende hacia Rusia, tal y como señalan todas las encuestas , a someterse a los dictados de la U.E. y Estados Unidos.
Sea como sea, lo cierto es que el conflicto interimperialista que se está gestando desde hace dos décadas, y que no hace más que radicalizarse, está haciendo que se reeplanteen las alianzas y que se valoren de otra manera los intereses. Algo que, por cierto, intuyó recientemente Traian Basescu, peón de Estados Unidos en el este de Europa, cuando afirmó, evidentemente al dictado de la embajada norteamericana en Bucarest, que Washington debería enviar más tropas a Rumanía porque no se puede confiar en los países de la U.E., cuyos intereses son muy diferentes los unos de los otros.
¿Estaba pensando en los negocios comunes y crecientes entre Alemania, Rusia y China?
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