martes, 23 de julio de 2013

Rumania: País en venta

La directora del Fondo Monetario Internacional visitó la semana pasada Bucarest, con el objetivo de seguir presionando a los títeres políticos de turno, en este caso el "excomunista" Traian Basescu y el igualmente oportunista Victor Ponta,  para que aceleren los continuos desde hace dos décadas planes de privatización y destrucción de las empresas públicas y sigan transformando a Rumania en una colonia para las grandes corporaciones capitalistas (las mismas que dirigen y controlan el FMI).


La visita de Christine Lagarde ha sido titulada por el diario francés Slate.fr con el contundente e ilustrativo titular de "Rumania: país en venta", subrayando que en poco tiempo no va a quedar nada más en el antiguo país socialista que continúen siendo rumanas, pues el país del este europeo está siendo obligado a venderlo todo.

El objetivo de la visita de la jerifalte del FMI ha sido acelerar el proceso, ordenado por la institución capitalista hace tres años a cambio de los millones prestados al gobierno rumano, es la privatización de diez empresa publicas, de las ya pocas que quedan de la boyante Rumania de antes de 1989: la empresa de correos, la aerolínea Tarom, las empresas de transportes, las energéticas y las del sector sanitario.  Si los rumanos son obedientes, Lagarde ha prometido que el FMI les hará el favor de prestarles más dinero a cambio de los mismos intereses y con otras cuantas exigencias políticas para seguir beneficiando a las grandes corporaciones capitalistas.

Los periodistas franceses señalan que las privatizaciones, como todas las realizadas hasta ahora, no van a mejorar en ningún caso la economía rumana, sino que van a beneficiar a un puñado de corruptos y va a perjudicar (aun más si cabe) a los rumanos.

¿Qué queda por vender a estas alturas en Rumania?

La compañía pública de transporte ferroviario, CFR Marfa, ha sido recientemente adquirida por un así llamado Grupo Ferroviario Rumano (GFR), que nadie sabe de donde ha salido, por 202 millones de euros, cuando hace apenas 6 años la empresa pública estaba valorada en 2.000 millones de euros ¿Dónde irá a parar la diferencia?
En el sector del transporte aéreo, tres compañías públicas con supuestas deudas o en teórico declive (IAR Ghimbav, Avioane Craiova y Romaero Baneasa) esperan su turno. El gobierno rumano vende, además, un 95% de las aerolíneas Tarom.

En cuanto al sector energético, el gobierno ha propuesto sacar a la venta en bolsa un 10-15% de las empresa que todavía son públicas: Transgaz (transporte de gas), Romgaz (producción de gas) e Hidroeléctrica (producción de electricidad). También se baraja vender el mismo porcentaje de Nucleareléctrica, compañía que administra la única central nuclear de Rumania.

Lo mismo sucede con la empresa de servicios postales, Posta Romana, de la que el gobierno aun tiene en sus manos el 75%, y de la que, para hacer su adquisición más atractiva, se van a despedir casi 4.000 trabajadores, es decir, el 11% de su plantilla.

A la vez, los rumanos tienen que seguir soportando las consecuencias de la liberalización de los precios del gas y de la electricidad, exigida por el mismo FMI a cambio de los préstamos (a los que, por supuesto, también hay que sumar los intereses financieros).

Lagarde, que como los que son como ella, títeres de enormes intereses viviendo en su mundo fantástico sin apenas contacto con la realidad (o quizás con una enorme desvergüenza), ha afirmado que "Rumania ha progresado mucho en los últimos 20 años de la mano del FMI".

No sabemos, sin embargo, si la graciosa directora del FMI no sabe (o se hace la tonta como el reto de desalmados como ella ) que el salario medio es de poco mas de 300 euros netos, que casi todo se importa y se vende al mismo precio que en el resto de Europa, que hay más de 3 millones de rumanos huidos del país en busca de un pan que llevarse a la boca, y que se han destruido desde 1990 más de 4 millones de puestos de trabajo (además de otros datos como que Rumania se ha convertido en el país con mas analfabetos de Europa o que, además de destruirse el 90% de las industrias y la agricultura nacionales, se han destruido también miles de hospitales y escuelas mientras que solo se construyen iglesias para fomentar la sumisión y supermercados para vender los productos importados.

Algunos se preguntan que es lo que va a quedar en manos del estado rumano tras esta nueva ola, parece que definitiva, de privatizaciones. Lo único cierto es que, al igual que durante estos 23 años desde el golpe de estado que reinstauró por el capitalismo, los que van a pagar las consecuencias van a seguir siendo los trabajadores rumanos, mientras que los únicos beneficiados será la minoría de corruptos vendepatrias a los que, como a todo capitalista, solo tienen un dios, un amor y una bandera: la de su único y exclusivo interés personal.

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